sábado, 15 de agosto de 2015

Comentario

A flor de piel, de Javier Moro

Fragmento del texto leído por la autora en la presentación del libro del autor español en la FIL.



Verónica Ormachea G.

Referirme a Javier Moro no es para mí como cualquier presentación. Es un honor.
Cuando me fui a hacer un sabático a Madrid, al primer escritor español que conocí fue a él, y desde ese día hemos hecho una amistad entrañable. 
Vino a conocer Bolivia y presentar su nueva novela, A flor de piel. Según él, está encantado con nuestro país y le interesaría como escenario para un nuevo libro. Esperamos que así sea.
Moro no es un desconocido en Bolivia. Ya lo conocíamos por sus apasionantes historias noveladas como El sari rojo, Pasión india y El imperio eres tú, con la cual ganó el premio Planeta 2011. Es un escritor consagrado con una decena de libros publicados y traducidos a 17 idiomas.
Sobre A flor de piel: todo nace con la viruela o llamada la “flor negra”; enfermedad que contaminó Europa entre los siglos XVIII y XIX, cuando un esclavo negro la trajo al Nuevo Mundo. En cierto momento, 60% de la población estaba infectada y el virus había matado, desfigurado y enceguecido a 1/5 de los habitantes del planeta. Las calles de la entonces Nueva España (hoy México) estaban plagadas de muertos; ni el cólera, ni la peste negra, ni la fiebre amarilla diezmaron a la población mundial como la viruela. Mataba a más gente que las mismas guerras.
El científico inglés Jenner descubrió que las campesinas que ordeñaban vacas en el norte de Europa no padecían de viruela. Por tanto, inoculó pus infectado de viruela de las vacas a seres humanos con buenos resultados y así pudo comprobar que el virus de la viruela bovina inmunizaba de viruela a los seres humanos.
Javier Balmis, un médico español se enteró de aquello y empezó a vacunar en España con éxito. Muchos echaron el grito al cielo porque no concebía se utilizara suero animal en humanos. Un absurdo.
Con aquella vocación, propia de la Ilustración, decidieron que podían salvar muchas vidas en las colonias en América, pero como no podían trasportar las vacas decidieron inocular a niños abandonados y transportarlos a territorios de ultramar como portadores vivos del suero.
Los médicos Javier Balmis y Joseph Salvany convencieron al rey Carlos IV para que los financie y emprendieron la mayor hazaña sanitaria de la historia, que se llamó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
Esta novela tiene un valor especial para los bolivianos porque uno de los personajes, el doctor Salvany, vino a Bolivia y vacunó a miles. Hoy sus restos descansan en un cementerio detrás de la iglesia de un convento en Cochabamba.

Javier es un hábil cazador de historias y tiene una rabiosa vocación de escritor. Ha logrado seducir a millones de lectores y seguro hará lo mismo con esta su nueva obra.

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