sábado, 8 de agosto de 2015

Comentario

Huérfana Virginia, una dramática historia de amor

Texto preparado por el autor para la presentación de la novela de la autora chuquisaqueña.

  

Homero Carvalho Oliva 

No se trata de la famosa cueca de Simeón Roncal que se toca en las guitarreadas y se baila en las fiestas, sino de la primera novela de Amparo Silva, una artista y escritora chuquisaqueña que decidió incursionar en el arte de la narrativa de largo aliento después de haber escrito varios cuentos.
Amparo fue alumna de Jorge Suárez, mítico poeta, novelista y periodista que en Sucre dirigió un taller de cuento a fines de la década de los 90, y autor de El otro gallo que está incluida entre las 15 novelas fundamentales de Bolivia.
“Huérfana Virginia/ llora, llora/ el alma mía/ penas del ayer. /Nubes negras/ pasan por mi mente, / sangra el corazón”, dice la cueca del maestro Roncal y sospecho que esta letra inspiró a la autora de la novela para crear al personaje central de su obra: Lorenzo Ezequiel Córdoba y Ricaldi, un joven de una familia chuquisaqueña acomodada que se enamora de Jacoba Cerda y protagoniza un amor imposible.
La novela ambientada en una ciudad de Sucre de principios del siglo XX, pueblo chico/infierno grande, está escrita en un lenguaje que exagera a propósito algunos rasgos típicos del habla de entonces de la clase alta con aires de aristocracia de la capital boliviana. El lenguaje a veces es ostentoso, castellano castizo afrancesado a la criolla y con cierta actitud de desdén por lo indígena y mestizo.
En la novela de Amparo, Sucre es una pequeña ciudad en la que el abolengo y el apellido son más importantes incluso que el dinero, porque se podía ser pobre pero con un buen apellido se solucionaba el problema casando a alguien de la familia con algún vástago de una familia adinerada.
Amparo toma algunos elementos del Tristán Marof de la novela Ilustre ciudad publicada en 1950, en la que el escritor critica de manera abierta y cruel a la sociedad sucrense de la primera mitad del siglo XX, una sociedad conservadora, hipócrita y timorata. Ese mismo ambiente social es el que recrea nuestra novelista, en su ópera prima, para contarnos las desventuras de un joven enamorado que tuvo que soportar años de encierro por intentar rescatar a su amada.
¿Quién es la huérfana Virginia? ¿Es una chola fea que parece hombre? O ¿es un hombre vestido de chola con aviesas intenciones? Entretanto se va desvelando el nudo de la historia, asistimos, como en un confesionario a un rosario de amores prohibidos, adulterios, incestos y secretos sazonados con una descarada picardía o en extremos perversos y pervertidos.
Si bien la historia empieza en una chichería, cholas bellas de por medio, es en una casona donde se desarrolla la mayor parte de la obra; bien podría ser una metáfora de la ciudad, toda la hipocresía de un sector reflejada en los habitantes del inmueble del cual muy pocos pueden escapar.
El título de la novela no solo encierra el drama del amor no correspondido, sino también la ironía de un sector huérfano de privilegios. La misma autora reconoce en una entrevista que “la huérfana Virginia bien podría ser otro lugar en la memoria de la ciudad, pues en ella existen aspectos del pensamiento, del sentir, del actuar de una sociedad que evidentemente pensaba y actuaba como narra la novela. No es del todo imaginación, muchos acontecimientos de la misma, tienen base real. Ambigua como es, a la vez construye y de/construye, porque revela que esa ciudad pacata, pintada con esmero también tiene sus laberintos oscuros y sus invisibles hilos siniestros, que actúan poderosamente por lo bajo, contrariamente a lo que se ve”.
A propósito del argumento de la novela de Amparo Silva, el escritor Ramón Rocha Monroy se pregunta: “¿cuánto ha cambiado Sucre desde la época en que se inscribe la novela Huérfana Virginia, de Amparo Silva Ugrinovic?

Desde lejos, uno diría que ha cambiado por bolsones, pero algunos prejuicios se mantienen, en especial el de las vidas paralelas que viven los “caballeros” que se casan con “damitas de la sociedad” pero mantienen relaciones “naturales” fuera del hogar”.  Una novela que se deja leer con mucha facilidad.    

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