Hilaria
y Luciana, de la
intimidad a la pantalla grande
La realizadora, de 23 años, presenta su opera prima el 10 de noviembre en la Cinemateca. Nana es un filme de bajo presupuesto, de los primeros hechos por estudiantes formados en la Escuela Popular de Cine Libre.
María José Ferrel
Nana es el primer
largometraje de Luciana Decker, estudiante de antropología y parte del conjunto
de mohoceñada Muruqu. El estreno será en la Cinemateca Boliviana el próximo jueves
10.
El
documental de 66 minutos es una suerte de reflexión intima sobre la relación que
mantiene la directora (voz en off detrás de la cámara filmadora) con su
empleada doméstica “cama adentro”, Hilaria Huaycho, quien trabaja por casi 40
años con la familia Decker.
Aunque
inicialmente la intención de Luciana no era hacer una película, los ejercicios
que hizo en los talleres de la Escuela Popular de Cine Libre dieron frutos y
las más de 100 horas de registro de su vida diaria -donde Hilaria juega un rol
fundamental- se convirtieron en un retrato honesto de la relación entre ambas.
“Todo el rodaje lo realicé sola con la cámara en mano. Empecé filmando videos caseros con Hilaria, sin mayores
pretensiones, y más adelante decidí hacer una película sobre ella, continuando con
esta manera de filmar, porque
considero que es la única forma de retratar nuestra relación: de una manera
íntima”, comenta.
Luciana sostiene que muchas personas de clase media conviven
de manera muy cercana con sus empleadas del hogar y para ella esta “relación
desigual” se convirtió en algo normal en la sociedad boliviana.
“Las imágenes que hice de Hilaria muestran la distancia
física, social y cultural entre nosotras, pero a través del lente también se
crea una nueva mirada de ella y de mí, y de todo lo que tiene que ver con ambas.
Además de la crítica social, pretendo retratar a Hilaria con amor”, explica la
realizadora que con 23 años ha trabajado ya en los largometrajes La joya Illimani, Bolivia: ruta de independencia y diferentes cortometrajes
independientes, como Erasmo y Nancy vs Héctor.
Gracias
al apoyo de Miguel Hilari y Gilmar Gonzales (SocavonCine), quienes son los montajistas y editores, junto con
Simón Avilés y Joaquín Tapia (Primavera,
2014), Nana es un filme que
apuesta por nuevas formas -más prácticas y económicas- de hacer cine.
“Es
importante mencionar que el formato digital no solamente ha abaratado los
costos de producir cine, sino que también alteró fundamentalmente las
posibilidades de encarar un rodaje”, explica Hilari, para quien estas
posibilidades recién se están comenzando a explorar en Bolivia.
Según
Miguel, Nana es un ejemplo de estas
“nuevas formas”, ya que se aleja del modelo industrial de producción de cine,
para hacer una película pequeña e íntima, lo que para la tradición del cine
nacional -acostumbrado a imitar modelos de producción con afán y grandilocuencia-
sigue siendo algo revolucionario.
Ya
en referencia al guión de Nana, Gonzales
cree que la relación entre Luciana e Hilaria es algo muy cinematográfico en sí
mismo. “Si tomamos lo cinematográfico como el hecho que hace que cada plano,
por largo que sea, esté cargado no solamente de información, sino de expresión,
que a la presencia total de la nana en la imagen la acompañe una cámara en mano,
hablando y hablando, es en sí un retrato. El fuera de campo es parte
fundamental de este retrato, también porque no hay segundas intenciones en la
mayoría de las imágenes. Se filmaba por filmar”.
“No
podría referirme ni a la narrativa ni a la estética. Al final ese es el trabajo
que el equipo ha venido desarrollando. Creo que el modelo de producción está
claro. Esta película se ha hecho a pura mano y a puro amor, puro conflicto
humano también”, agrega Gonzales.
Pero
volvamos con Luciana:
- ¿Cómo empezaste a darte cuenta
que las horas de filmación que tenías podían ser una película?
-
Fui grabando de todo desde 2012. Entre tantas cosas, tenía varias filmaciones
de mi nana, que le mostré a Miguel en un taller; él me convenció para que
veamos todo el material con Gilmar, Joaquín y Simón. Yo vi todo de un tirón por
primera vez y me traumé un poco. Luego decidimos montarlo mientras seguía
filmando. Primero iban a ser como 20 minutos luego 40 y luego los que son.
Desde la primera vez que la vimos nos dimos cuenta de la interrogante planteada,
de la relación filmada, no planeada ni actuada, entre esas dos personas… algo
tan común, y también tan problemático.
- Estudias antropología, ¿cómo
así te interesaste por el séptimo arte?
-
De casualidad fui cuando estrenaban la Escuela Popular de Comunicación y me convencieron
para que me inscriba. Pasé un taller general de cine y para producir un
cortometraje. Me encantó la forma de trabajo, me emocioné y me gustó lo que
hice.
Luego
seguí pasando talleres como el de montaje y fútbol, donde conocí a los amigos
con los que ahora hacemos cine. Me compré una cámara y fui grabando de todo. Y
pasando más talleres en la Escuela Popular de Cine Libre, en la ECA, por
internet, tutoriales, etc.
- ¿Qué es lo que te interesa
contar a nivel visual?
-
Me interesa sobretodo experimentar. No sé si encasillarme en algo que contar
para siempre. Es como que me van surgiendo ideas e imágenes. Creo que por ahora
me interesa algo más casero, como cosas que tengan que ver con personas o lugares
cercanos y afines.
-
¿Cuál fue el reto al momento de encarar la edición de la película -ya que son
varias grabaciones? ¿Qué fue lo que más te costó?
-
En un principio lo técnico, no sabía cómo montar la película pero gracias a la
ayuda de estos amigos, fue bastante orgánico. Lo que más costó en realidad fue
el aceptarme a mí misma, esa Luciana de la película o de la pantalla; la
Luciana que era en 2012 y como que oírme decir lo que decía me incomoda harto.
Luego como que me fui apartando y lo vi como algo externo y me pareció bueno este
personaje -real- que interpreto.
- ¿Cambió tu relación con Hilaria
después que ella vio la película?
-
No. En realidad nuestra relación cambió desde que vi todo lo que había filmado durante
tanto tiempo. Como te digo me traumé al escucharme y ver a “esa niñita”, no sé…
a ratos me daba vergüenza mi trato con mi nana. Bueno desde ahí nuestra
relación cambió.
- Después de Nana, ¿qué se viene? ¿Se moverá en festivales? ¿Qué otras ideas
tienes para seguir haciendo cine?
-
Sí, actualmente la estoy mandando a festivales, quiero que se estrene
comercialmente en el país, mientras más gente la vea mejor. Tengo ahora como
dos ideas para seguir haciendo cine, que igual voy a ir experimentando con mi
camarita.
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