miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cine

Hilaria y Luciana, de la
intimidad a la pantalla grande

La realizadora, de 23 años, presenta su opera prima el 10 de noviembre en la Cinemateca. Nana es un filme de bajo presupuesto, de los primeros hechos por estudiantes formados en la Escuela Popular de Cine Libre.

                  
                   
María José Ferrel 

Nana es el primer largometraje de Luciana Decker, estudiante de antropología y parte del conjunto de mohoceñada Muruqu. El estreno será en la Cinemateca Boliviana el próximo jueves 10.
El documental de 66 minutos es una suerte de reflexión intima sobre la relación que mantiene la directora (voz en off detrás de la cámara filmadora) con su empleada doméstica “cama adentro”, Hilaria Huaycho, quien trabaja por casi 40 años con la familia Decker.
Aunque inicialmente la intención de Luciana no era hacer una película, los ejercicios que hizo en los talleres de la Escuela Popular de Cine Libre dieron frutos y las más de 100 horas de registro de su vida diaria -donde Hilaria juega un rol fundamental- se convirtieron en un retrato honesto de la relación entre ambas.
“Todo el rodaje lo realicé sola con la cámara en mano. Empecé filmando videos caseros con Hilaria, sin mayores pretensiones, y más adelante decidí hacer una película sobre ella, continuando con esta manera de filmar, porque considero que es la única forma de retratar nuestra relación: de una manera íntima”, comenta.
Luciana sostiene que muchas personas de clase media conviven de manera muy cercana con sus empleadas del hogar y para ella esta “relación desigual” se convirtió en algo normal en la sociedad boliviana.
“Las imágenes que hice de Hilaria muestran la distancia física, social y cultural entre nosotras, pero a través del lente también se crea una nueva mirada de ella y de mí, y de todo lo que tiene que ver con ambas. Además de la crítica social, pretendo retratar a Hilaria con amor”, explica la realizadora que con 23 años ha trabajado ya en los largometrajes La joya Illimani, Bolivia: ruta de independencia y diferentes cortometrajes independientes, como Erasmo y Nancy vs Héctor.
Gracias al apoyo de Miguel Hilari y Gilmar Gonzales (SocavonCine), quienes son los montajistas y editores, junto con Simón Avilés y Joaquín Tapia (Primavera, 2014), Nana es un filme que apuesta por nuevas formas -más prácticas y económicas- de hacer cine.
“Es importante mencionar que el formato digital no solamente ha abaratado los costos de producir cine, sino que también alteró fundamentalmente las posibilidades de encarar un rodaje”, explica Hilari, para quien estas posibilidades recién se están comenzando a explorar en Bolivia.
Según Miguel, Nana es un ejemplo de estas “nuevas formas”, ya que se aleja del modelo industrial de producción de cine, para hacer una película pequeña e íntima, lo que para la tradición del cine nacional -acostumbrado a imitar modelos de producción con afán y grandilocuencia- sigue siendo algo revolucionario.
Ya en referencia al guión de Nana, Gonzales cree que la relación entre Luciana e Hilaria es algo muy cinematográfico en sí mismo. “Si tomamos lo cinematográfico como el hecho que hace que cada plano, por largo que sea, esté cargado no solamente de información, sino de expresión, que a la presencia total de la nana en la imagen la acompañe una cámara en mano, hablando y hablando, es en sí un retrato. El fuera de campo es parte fundamental de este retrato, también porque no hay segundas intenciones en la mayoría de las imágenes. Se filmaba por filmar”.
“No podría referirme ni a la narrativa ni a la estética. Al final ese es el trabajo que el equipo ha venido desarrollando. Creo que el modelo de producción está claro. Esta película se ha hecho a pura mano y a puro amor, puro conflicto humano también”, agrega Gonzales.
Pero volvamos con Luciana:

- ¿Cómo empezaste a darte cuenta que las horas de filmación que tenías podían ser una película?
- Fui grabando de todo desde 2012. Entre tantas cosas, tenía varias filmaciones de mi nana, que le mostré a Miguel en un taller; él me convenció para que veamos todo el material con Gilmar, Joaquín y Simón. Yo vi todo de un tirón por primera vez y me traumé un poco. Luego decidimos montarlo mientras seguía filmando. Primero iban a ser como 20 minutos luego 40 y luego los que son. Desde la primera vez que la vimos nos dimos cuenta de la interrogante planteada, de la relación filmada, no planeada ni actuada, entre esas dos personas… algo tan común, y también tan problemático.

- Estudias antropología, ¿cómo así te interesaste por el séptimo arte?
- De casualidad fui cuando estrenaban la Escuela Popular de Comunicación y me convencieron para que me inscriba. Pasé un taller general de cine y para producir un cortometraje. Me encantó la forma de trabajo, me emocioné y me gustó lo que hice.
Luego seguí pasando talleres como el de montaje y fútbol, donde conocí a los amigos con los que ahora hacemos cine. Me compré una cámara y fui grabando de todo. Y pasando más talleres en la Escuela Popular de Cine Libre, en la ECA, por internet, tutoriales, etc.

- ¿Qué es lo que te interesa contar a nivel visual?
- Me interesa sobretodo experimentar. No sé si encasillarme en algo que contar para siempre. Es como que me van surgiendo ideas e imágenes. Creo que por ahora me interesa algo más casero, como cosas que tengan que ver con personas o lugares cercanos  y afines. 

- ¿Cuál fue el reto al momento de encarar la edición de la película -ya que son varias grabaciones? ¿Qué fue lo que más te costó?
- En un principio lo técnico, no sabía cómo montar la película pero gracias a la ayuda de estos amigos, fue bastante orgánico. Lo que más costó en realidad fue el aceptarme a mí misma, esa Luciana de la película o de la pantalla; la Luciana que era en 2012 y como que oírme decir lo que decía me incomoda harto. Luego como que me fui apartando y lo vi como algo externo y me pareció bueno este personaje -real- que interpreto.

- ¿Cambió tu relación con Hilaria después que ella vio la película?
- No. En realidad nuestra relación cambió desde que vi todo lo que había filmado durante tanto tiempo. Como te digo me traumé al escucharme y ver a “esa niñita”, no sé… a ratos me daba vergüenza mi trato con mi nana. Bueno desde ahí nuestra relación cambió.

- Después de Nana, ¿qué se viene? ¿Se moverá en festivales? ¿Qué otras ideas tienes para seguir haciendo cine?
- Sí, actualmente la estoy mandando a festivales, quiero que se estrene comercialmente en el país, mientras más gente la vea mejor. Tengo ahora como dos ideas para seguir haciendo cine, que igual voy a ir experimentando con mi camarita.


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