miércoles, 16 de noviembre de 2016

Artículo

La tabla, la calle, la ciudad


El Espacio Simón I. Patiño, en el marco de su proyecto de apoyo a las artes y culturas en formación, Muéstrame tu arte, aupiciará la exposición “La tabla, la calle, la ciudad”, que busca reflejar la esencia y motivaciones del movimiento skater paceño, una práctica cada vez más habitual y que combina las dinámicas artísticas con las destrezas deportivas.




José Luis Sáenz Núñez

Todo comenzó a partir de una pregunta: ¿Qué significa hoy en día la práctica del skate? Y más específicamente, ¿qué significa ésta en el contexto de la ciudad de La Paz?
El skate llega a las calles paceñas a partir de la década de los 90, como movimiento y como práctica colectiva, pues ya años antes hubo algunos pocos aficionados que se subían a las tablas como hobby y en solitario.
Pero fue en la década final del siglo pasado que skaters como Fred Lewy, Milton Arellano, Alfredo Coloma, Winer Solórzano y Leo Oviedo, entre otros, protagonizaron las primeras “olas del skate” en esta hoyada; olas que generaron, en ese entonces, un movimiento esporádico y muy reducido en número, pero que a pesar de todas las limitaciones continuó deslizándose en las empinadas calles de esta ciudad; y lo hace hasta el día de hoy.
Estos skaters pioneros llegaron a contribuir de distintas maneras a la creación de un movimiento ligado a esta práctica. Con el tiempo, más y más personas integraron este grupo, y una cierta comunidad skater comenzó a ser constituida, y a formar una identidad acorde a la especificidad paceña: su topografía, clima y las características de la urbe y su gente.
Desde un principio las posibilidades de acceso al skate en esta ciudad han sido muy limitadas y limitantes: desde la obtención de los accesorios necesarios para su práctica (tabla, ejes, zapatillas, etc., la gran mayoría importados), hasta el acceso a espacios dedicados específicamente a este propósito. A pesar de ello, el skate paceño ha ido evolucionando y se ha expandido de manera considerable. Las particularidades del contexto han generado diferentes reacciones e iniciativas culturales, artístico-creativas, e incluso arquitectónicas de la parte los practicantes.
Los skaters están construyendo una cultura propia que poco a poco va consolidando diferentes logros, que van desde la documentación de su propio movimiento (películas, documentales, etc.), hasta la construcción de sus propios espacios (parques de skate, mobiliario urbano, etc.), pasando por la adaptación y personalización de los implementos: tablas, ropa y zapatillas.
A pesar de ser hoy en día un deporte aceptado en diferentes circuitos a nivel mundial, el skate no termina de definirse ni como práctica deportiva, ni como arte (aunque está claro que tiene un poco de ambos), ni como otra actividad perteneciente a algún género específico. “El skate simplemente es lo que es. Es indefinido”, comenta Alfredo Coloma, uno de los paceños precursores de esta práctica.
Aun así muchos de los principios de su práctica se comparten en todo el mundo, y su condición de indefinición se impone. Es así que en La Paz, el skate es apropiado y amoldado según el ritmo, la lógica y la cultura propia de la ciudad y esto hace que sea una práctica comprometida con el desarrollo de la misma.
En resumen: el skatebording en esta ciudad todavía es relativamente reducido, pero ya tiene su propia identidad; una identidad que, definitivamente, gira en torno a la plaza Abaroa en el corazón de Sopocachi, el punto central e icónico de los skaters. Casi todos los días en la tarde o en la noche, no importa la época del año, siempre hay al menos una persona o dos con su tabla, practicando incansable una y otra vez en este enorme área verde con espacios ideales para la práctica; y a veces son grupos medianos o grandes los que copan sus amplios corredores y pasajes, que hacen las veces de circuitos.

La exposición 

Alejandro Mendoza y mi persona, como miembros de la comunidad skater de La Paz, consideramos muy necesario buscar un espacio en el cual mostrar la producción creativa que el movimiento protagoniza y genera, es así que se postuló a la convocatoria “Muéstranos tu arte”, iniciativa del Espacio Simón I. Patiño de apoyo e incentivo a diferentes expresiones artísticas y culturales urbanas, y que nos dio la posibilidad de  llevar nuestra motivación y actividad a un nivel de reflexión y difusión de cara a un formato de muestra artística.
Con la curaduría de Alfredo Coloma, decidimos recopilar la mayor cantidad de documentos y obras producidas por y para el skate paceño. La muestra -con videos, documentales, fotografías y tablas personalizadas: talladas y pintadas por los practicantes- abrirá sus puertas entre el 24 de noviembre y el 22 de diciembre en el anexo del Espacio Simón I. Patiño ubicado en la zona de Sopocachi de La Paz. Además de la exposición de imágenes y audiovisuales, se llevarán a cabo tres conversatorios que tratarán las siguientes temáticas en torno a la práctica del skate:

·                    Identidad, integración, implicación y comunidad (25.11.16 / 19.30)
·                    Pensar y habitar el espacio urbano (1.12.16 / 19:30)
·                    Posibilidades en el dominio de la creación (15.12.16 /19:30)

Por primera vez los skaters trasladaremos nuestra experiencia a una sala de exposición y propondremos nuestras tablas y nuestra vocación como objeto de cuestionamiento e introspección en relación con la ciudad.
Como estudiante de arquitectura y del espacio urbano, alguna vez escuché decir que “caminando se hace ciudad”, como skater puedo afirmar que “deslizarse sobre una tabla, es hacer ciudad”.
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Muéstrame tu arte

El Espacio Simón I. Patiño lleva ya varios años apostando por el proyecto Muéstranos tu arte, una convocatoria de fomento y difusión a las expresiones culturales, dirigido a creadores jóvenes que empiezan a construir su trayectoria.
La propuesta está dirigida a los gestores y creadores en las áreas de: fotografía, artes plásticas y visuales, teatro de pequeño formato, música, además de presentación de libros, historietas, revistas, y cortometrajes. Cada año se difunde la convocatoria, se reciben las postulaciones y un equipo de especialistas elige a los ganadores a quienes el Espacio Patiño auspicia, asesora e incentiva en la organización de exposiciones, coloquios y presentaciones de sus proyectos. Uno de los ganadores este año fue el colectivo skate paceño, cuya muestra central se conformará de esta manera:

Fotografías:
José Luis Sáenz (La Paz)
Alfredo Coloma (La Paz)
Milton Arellano (La Paz)

Trabajos en tablas:
Alejandro Mendoza (La Paz)
José Castro (Quito, Ecuador)
Diego Aliaga (Cochabamba)
Salvador Salinas (La Paz)
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Un poco de historia y contexto

El skateboarding está relacionado con la cultura callejera, aunque su práctica es cada vez más diversa e incluso profesionalizada. Un reportaje de la American Sports Data estimó el número de skaters es de 13,5 millones en todo el mundo; de estos el 80 % tiene edades inferiores a los 18 años, y el 74 % son hombres.
La práctica se concibe esencialmente como una forma de expresión personal, ya que casi cada skater tiene su estilo y técnicas propias. En solitario o en grupo, toman los espacios urbanos de forma “subversiva” debido a que por lo general no poseen áreas específicas y propias para su práctica, y por eso hasta mediados de los 90 en no pocos lugares los jóvenes portadores de su tabla eran vistos como antisociales o incluso potenciales criminales.
A principios del siglo XXI, el skateboarding era uno deportes más atractivos y frescos en EEUU y parte de Europa, pero en los últimos años el aumento de popularidad del patinaje en línea (rollerblanding) y la bicicleta de motocross (BMX) han atentado contra la supremacía de las tablas con ruedas tradicionales. De todas maneras, los especialistas están seguros de su repunte y perdurabilidad.
Para hablar de sus inicios, hay que decir que el surfing es el padre biológico de este deporte-arte eminentemente estadounidense. Esta conexión dio al skateboarding una dirección que influyó e influye aún en diferentes aspectos, desde maniobras y estilo, hasta moda y actitud.
Desde finales de los 50 e inicio de los 60, la música surf americana y las películas fueron su gran contexto de consolidación. Los jóvenes comenzaron a buscar formas de recrear la sensación de remontar una ola en tierra. Pronto experimentaron con diseños semejantes a la tabla de surf. El primer skateboard comercial, el Roller Derby, batió records de venta en los almacenes en 1959.
En 1963, la fábrica de skateboards Makaha, formó un equipo de expertos para promocionar su producto. Hoy, los equipos que viajan patrocinados por los fabricantes son el elemento principal de la comercialización de la industria, pero de lejos, la esencia y espíritu son las tribus urbanas o los skaters solitarios que recorren las calles y parques de sus ciudades, anónima pero genuinamente. (Con datos de www.detribusurbanas.com y todas-las-tribus-urbanas.blogspot.com).


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