Sobre Hilda Mundy:
Obra reunida
Para seguir enriqueciendo el debate, pero, sobre todo, las lecturas y la celebración de las recientes publicaciones de la autora orureña.
Rocío Zavala Virreira
El proyecto de inclusión
de Hilda Mundy como autora de una de las 200 obras más importantes de nuestra
historia en la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, no podía estar exento de
dificultades en un camino de interacción con varios de los numerosos actores de
este proyecto editorial, el más importante de la historia del país -a recordar
sin moderación.
Para
tratar del libro Hilda Mundy: Obra reunida (2016) hay que hablar de su
antecedente: Hilda Mundy: guerre, après-guerre et modernité. Écriture d’avant-garde dans la Bolivie des années 30 (2013)[1]. Esta investigación, disponible
en línea desde comienzos de 2016, fruto de diez años de trabajo sobre la autora
de Pirotecnia, siempre se planteó, como tarea primera e ineludible, el
redescubrimiento de su producción periodística, dispersa y desconocida hasta
hace poco.
Ha sido
este propósito el motor de mis investigaciones, con la certeza de ser el único
medio valedero para salir de la etapa conjetural a la que nos enfrentaba la
autora de un solo libro sin parentezcos evidentes en la literatura boliviana, y
de una muestra limitadísima de su producción periodística. Larga y ardua fue la
investigación hemerográfica, pero se hizo, y dio como resultado la reunión de
118 textos reprografiados, de los cuales, 102 son nuevos respecto a los
109 conocidos que conforman Pirotecnia y Cosas de fondo.
La
bibliografía de mi tesis disponible en internet, da cuenta mediante las
referencias de rigor, de tales 118 textos. Este corpus permitió la elucidación
de temas centrales: el género literario, la heteronimia, las filiaciones
literarias, entre otros que desembocan, claro, en la poética mundyana; la misma
que -mediante una escritura del yo y de la puesta en escena del cuerpo- habla
de ligereza, de juego y deportes, de digestión y cuerpo ligero, pero también de
alcohol y de fuego; y en otro capítulo, de la noche (Zavala, 2013: 281-470).
La BBB
me propuso la redacción del estudio y la edición de la obra de Hilda Mundy en
febrero de 2015. Para mí, lo dije y lo escribí: un honor y un placer. Camino
dificultoso, no obstante, y discontinuo. El proyecto consideraba entonces sólo Pirotecnia
y Cosas de fondo, y yo que no veía publicación sin inclusión de mi
nuevo corpus, presenté en abril de 2015 un proyecto ambicioso. Además de lo
publicado contenía, por una parte, un capítulo sobre la heteronimia dentro de
un proyecto global de paratextualidad; y, por otra parte, un archivo
iconográfico con las fotografías de los textos del nuevo corpus.
Sin
conocer verdaderamente el espíritu de la BBB, estaba yo planteando un texto más
para especialistas y seguramente en dos tomos; pero, por lo menos oficiosamente,
me lo aceptaron. Por razones que no incumben a la literatura (sino a una
reestructuración institucional de la que solo tuve idea hasta mi llegada a
Bolivia en agosto pasado) estas tratativas se vieron interrumpidas en mayo 2015
y solo se reanudaron en enero del presente año. Con una comunicación más fluida
que agradezco a Plural Editores, el proyecto se perfiló con bases mejor
definidas: un libro de información relevante pero accesible al mayor número de
lectores(as) posible. Estas nuevas tratativas retomaron la idea de la obra
conocida y tuve que insistir nuevamente en lo ineludible del corpus
periodístico.
La
aceptación final por parte de la BBB conllevaba una neta limitación del número
de páginas. Abandoné así cualquier posibilidad de inclusión fotográfica,
principalmente: el archivo iconográfico de los textos redescubiertos, así como
fotografías diversas sobre la recepción de los escritos de Hilda Mundy en La Patria, La Mañana (donde destacan los comentarios de Geo Bernard Chopp),
igualmente en Revista de Bolivia.
Respecto
al tema de la heteronimia que, siempre por extensión, no pude incluir: yo he
hablado de la actriz inglesa, la verdadera Hilda Mundy, desde 2004 en mi tesis
de maestría (disponible desde entonces en el CEDOAL). Pero solo he podido
explorar el tema (el acceso por internet a documentos sobre la actriz era
mínimo en esa época) a través de un primer viaje a Londres en 2005.
En
el British Film Institut recabé información sobre la actriz de cine, pero
mediante una filmografía que comenzaba en 1935, cuando la boliviana firmaba sus
textos como tal desde 1934. Así, más que el entusiasmo heurístico, fue la
certidumbre de un proyecto poético total -en el sentido vanguardista de
abarcamiento de artes diversas- la que me llevó a investigar en el Victoria and
Albert Museum de Londres y sus colecciones nacionales de artes escénicas. Así
pude comprobar, no solo que nuestra Hilda Mundy es la inglesa, sino
también descubrir un mundo de diálogo hipertextual en el texto-hipertexto de la
orureña. El capítulo “Le moi profond et ses masques” (2013: 313-338)
desarrolla esta temática también respecto a los seudónimos: María Daguileff,
Anna Massina, Madame Adrienne, Tito Livio, Eryx, Kamon, Lutino y Dumila,
presentes en mi corpus de investigación.
La aparición
de Bambolla Bambolla (La Mariposa Mundial) de agosto con relación a Obra
reunida de septiembre de este año, sorprende por la proximidad de las
fechas y las conjeturas sobre las coincidencias. A mí también me sorprende la
coincidencia de una parte de los textos y de la información. Pero yo no puedo
hablar sobre una investigación que no hice. En lo que me concierne: mis
trabajos de investigación, académica y científicamente enmarcados, se
encuentran disponibles y constituyen antecedentes, eventualmente esclarecedores
de toda polémica.
Finalmente,
la tesis de 2013 me ha permitido realizar el estudio y la edición de 2016.
Estos últimos, por lo expuesto, constituyen una publicación que los lectores
bolivianos hubieran podido leer desde agosto o septiembre de 2015 (como se
estaba conviniendo). Pero no fue así y es importante establecer los
antecedentes. Y pasar a lo que importa.
Y en
ese sentido me alegro: una lectura rápida de los nuevos textos de Bambolla Bambolla
me ha confirmado que los mismos enriquecerán grandemente la difusión en español
de los temas enunciados en mi tesis. Y la interacción de ambos libros
enriquecerá otras investigaciones. Debemos alegrarnos todos, y sobre todo, ese
número grande de lectores que tiene y tendrá a su alcance, por bellas artes
institucionales, la obra reilonamente densa e hipersemántica de Hilda Mundy.
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