No se trataba de ti sino de tu libro
No pocas veces, la crítica literaria se confunde con alusiones personales. El académico Willy Muñoz presenta uno de estos casos con este texto que inaugura su colaboración, ojalá frecuente, con LetraSiete.
Willy Oscar
Muñoz / Ph.D.
Durante la X Feria
Internacional del Libro de Cochabamba asistí a la presentación del libro Quijotes sin rocinantes de Celso Montaño
Balderrama. En dicho evento, Montaño me atacó cobardemente con nombre y
apellido a causa de la reseña que escribí sobre su otro libro: Grandes escritores bolivianos. Y digo cobardemente
porque Montaño tenía el micrófono al cual yo no tenía acceso para responderle. Habría
sido más valiente invitarme a discutir el contenido de mi reseña en un foro
público donde ambos tuviéramos acceso al micrófono.
Mi reseña empieza así:
“La crítica que escribo tiene como objetivo interpretar un texto prescindiendo
del autor. Esta nota es una excepción puesto que considero a Celso como amigo,
lo cual no me impide que su texto sea exclusivamente el objeto de esta reseña”.
En ella indico que
Montaño critica el despojo que tanto Europa como EEUU han cometido en el mundo,
conceptos con los que estoy completamente de acuerdo. No critico la ideología
política contenida en su libro puesto que concuerdo con ella, además de que cada
persona es libre de seguir cualquier ideología siempre y cuando no vaya ni
contra la ley ni sea reñida por la moral. La objeción que tengo es, como se lee
en mi reseña, a la “adjetivación denigratoria hacia los que no comulgan
ideológicamente con él, característica que empobrece su texto”. A ellos acusa
de practicar un “pongueaje literario” y los describe como “peones del
imperialismo”. Hay formas más elevadas y dignas para concluir lo mismo y así no
rebajar el estilo de su propio texto.
A pesar de esas
peculiaridades de su discurso, encuentro encomiable que Montaño deje constancia
de los escritores que le han influenciado, como Franz Tamayo, Carlos Medinaceli
y otros notables como Jesús Lara y Néstor Taboada Terán. Sin embargo, encuentro
un mensaje subliminal en su texto ya que Montaño recurre a la primera persona
en plural para incluirse y ponerse a la altura de las personalidades insignes
que le influenciaron, un deseo exagerado de ser lo que no es.
En mi reseña afirmo
que “Grandes escritores bolivianos no
es un libro académico, sino laudatorio de aquellos que forjaron la personalidad
aguerrida de Celso Montaño. Lamentablemente, el texto mismo está escrito
desordenadamente. Da la impresión que el autor transcribía al papel lo que
sentía en determinado día, sin prestar atención a lo ya escrito. El resultado
son párrafos que se repiten casi literalmente. El texto deja la impresión de
que el autor no leyó su manuscrito en su totalidad antes de darlo a la
imprenta, revisión que hubiera resultado en un mejor libro”.
Por ejemplo, la
página 35 incluye una bibliografía de Carlos Medinaceli, la que con pequeñas
diferencias se repite en párrafos de las páginas 60 y 73. El libro es más
subjetivo que académico, innecesariamente repetitivo, lo que plasma el
sospechoso espíritu de superioridad de Montaño y refleja un narcicismo
exacerbado, una necesidad imperiosa de engrandecimiento.
En su discurso de
agradecimiento durante la Feria del Libro, Montaño añadió una nota personal: su
predisposición a ensangrentar al que le ofende. Cuando Montaño afirmó eso de
golpear a sus detractores, inmediatamente me vino a la mente las palabras de
Donald Trump, a quien también le gustaría golpear a los que no concuerdan con
sus ideas. Es paradójico hacer una analogía entre el hipercapitalista y el
hiper-contra-el-capitalismo. Sin embargo, ellos tienen en común un ego que no
tolera asomo de la menor crítica.
Tanto en su libro
como en su discurso de agradecimiento, Montaño enfatiza que tiene el alma
limpia del Nazareno. Jesús lavó los pies de sus discípulos. Esa humildad es un
atributo que Montaño está muy lejos de practicar. Cabalmente, en mi reseña
escribí: “Lástima que [Montaño] no siguiera el consejo de uno de sus mentores,
de Rafael Peredo Antezana, el periodista que practicaba la humildad y de quien,
dice Montaño, aprendió ‘la serenidad de la palabra equilibrada’. No encuentro
en su texto la objetividad, la belleza ni la reciprocidad, lecciones que el
mencionado periodista le enseñaba”.
En su perorata en
la Feria, Montaño me atacó personalmente por el hecho de que, según él, fui a
buscar otro país donde cobijarme. No critica mi obra literaria sino a mi
persona y no encuentra otro argumento que el haberme educado y ejercido cátedra
en universidades estadounidenses. Mi labor académica no me hace un pongo del
imperialismo estadounidense.
Retorné al país
para escribir sobre la literatura boliviana; nueve de los 19 libros que he publicado
tienen como tema la literatura boliviana. Nadie me ha obligado a volver. Vine
porque quiero dejar mi granito de arena como ciudadano de este país. En cambio,
la ceguera e intransigencia de Montaño no le permiten ver la contribución de
profesionales que se formaron en el exterior y que retornan al país para servir
a la tierra que les vio nacer.
Cabe señalar que casi
la integridad de la crítica literaria que se escribe en Bolivia hoy en día
proviene de los catedráticos de la UMSA, quienes, casi en su totalidad,
obtuvieron su doctorado en literatura de universidades extranjeras. Por otra
parte, en EEUU radican bolivianos que escriben crítica literaria sobre la
producción literaria boliviana, como Leonardo García Pabón, Javier Sanjinés,
Oscar Rivera Rodas. En el extranjero también radican renombrados narradores
bolivianos como Edmundo Paz Soldán, Giovanna Rivero, Claudio
Ferrufino-Coqueugniot, Juan Claudio Lechín Weise, Rodrigo Hasbún y otros
jóvenes bolivianos que están siguiendo cursos de doctorado en literatura. ¿Los
condenaría Montaño por vivir en otros países? Me pregunto si su vituperio lo
lanzaría contra Víctor Montoya, un luchador de barricada, quien ha difundido el
cuento boliviano en Europa y que también ha retornado al país para seguir su
actividad literaria. La ceguera de Montaño no le permite percibir la totalidad
de las implicaciones de sus palabras lanzadas, preñadas de furia y rencor.
Concluí mi reseña afirmando que Grandes escritores bolivianos, “es más un libro destinado a que los
lectores conozcan, mayormente, a Celso Montaño Balderrama”. Esto porque su ego está
notoriamente presente a través de su texto. Esta particularidad es constante en
sus escritos, como también lo hizo notar Gonzalo Montero, el otro presentador
de su libro de cuentos, quien dijo que encontraba la presencia del autor en sus
cuentos, lo cual no molestó al aludido, pero es reacio cuando yo hago notar lo
mismo.
se cumplió el procedimiento para reformar la constitución Si O NO, PUNTO ERA RÍGIDA O FLEXIBLE SEAN CONSECUENTE CON LO QUE ENSEÑAN Y NO POLÍTICOS EN BOLIVIA
ResponderEliminarDOS TERCIO PREVIA CUATRO LEYES, PREGUNTA SIGUIERON EL DEBIDO PROCESO SEAN OBJETIVO Y FUNDAMENTE CON ANTECEDES VEROSÍMIL Y HECHOS CIERTO O QUE PRECEPTO JURÍDICO APLICARON PARA DECIR: POR TANTO
ResponderEliminarrespondan CON ANALISIS Y CONSIDERACIONES QUE TENGAN ELEMENTOS DE CONVICCION
ResponderEliminarESTADOS DEGERADOS DE PLATON DEMAGOGOS TIRANOS Y OLIGARCA SE HACEN LOS REYES Y DEMÓCRATAS Y/O ARISTÓCRATAS
ResponderEliminarsolo QUIEREN PERPETUARSE EN EL GOBIERNO Y son insaciables adictos al poder
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