Primer Encuentro de Lectores
En la Feria Internacional del Libro de Cochabamba, que se efectuará en un par de semanas, serán los lectores –y no esta vez los escritores- los que cobren protagonismo.
Ramón Rocha Monroy
Una contribución de la Universidad Mayor de San Simón a la Feria
Internacional del Libro, de Cochabamba, será el primer Encuentro de Lectores,
que se debe a una preocupación especial de este servidor.
La Feria se realizará entre el 30 de octubre y el 10 de
noviembre en el coliseo de la UMSS, que no cobrará un solo centavo por este
auspicio constante, año tras año. Ocurre que en las múltiples ocasiones en que
concurrí a las ferias de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, vi que los escritores
se pasean como pavorreales, que pontifican y dicen lo suyo, cada uno hablando de
su obra, mientras conspicuos lectores se apelotonan en el anonimato del público
y escuchan, callados nomás, a los escritores.
¡No, pues! Eso debe cambiar. Por eso el Encuentro de
Lectores tiene también el auspicio de la Fundación Cultural del Banco Central
de Bolivia, a cuyo directorio me honro en pertenecer.
El récord de cada feria es el libro más vendido, pero eso no
garantiza que sea el más leído. De ahí la importancia del primer Encuentro de
Lectores, donde ellos se sentarán a la testera y los escritores en el anonimato
del público. Sospecho que su reporte sobre los libros nacionales más leídos sea
tanto o más contundentes que sobre el libro más vendido, porque a veces uno
compra por parentesco, afinidad o cariño, o propaganda, y no lee ni la cubierta
del libro.
Tal vez el encuentro de lectores estimule a imitar a
ciudadanos que han hecho del leer un arte para iniciados. En todo caso,
confiamos más en el criterio de los lectores antes que en el de los vendedores.
Si no, cuánto nos llevaría de ventaja Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Coelho u otro
pelafustán de turno.
El presidente de la Cámara del Libro de Cochabamba nos
reunió en un almuerzo, y allí dio cifras escalofriantes. Mientras los
visitantes a la Feria de Santa Cruz sobrepasan los 100.000 y en La Paz los
90.000, en Cochabamba apenas pasan los 20.000.
En sus inicios, la Feria se ubicó en la piscina del Club
Social, luego se amplió a la Brigada Parlamentaria, se fue al campo feria de
Alalay; años después, la Cámara alquiló el Hotel Cochabamba y por fin aceptó la
oferta de la UMSS, que le hicimos hace más de cuatro años.
Ahora que no se cobrará por el alquiler del coliseo, una
muestra de la vocación cultural de la universidad pública, los vendedores
quizás no cometerán el exceso de invitar a Cuauhtémoc Sánchez, como lo hicieron
en otros años.
Todos nos dimos a la tarea de apoyar la Feria, y la
Universidad de San Simón, mediante la Dirección de Interacción Social
Universitaria (DISU), cuyo director es José Decker Márquez, ofreció una franja
en la TV Universitaria que no se limitará a la duración de la Feria, sino que
se prolongará indefinidamente, además de la organización del Encuentro de
Lectores, que está a cargo de este servidor.
Siempre he insistido en que se puede ser un gran lector sin
necesidad de ser escritor; pero de ninguna manera se puede ser escritor sin ser
un gran lector. La lectura está en el origen de casi todas las obras
literarias. Felices quienes pueden escribir sobre la realidad o sobre sus
vidas, pero el escritor vive en solitario, tras su computadora o su papel y
lápiz. Puede matar, asesinar, enamorar, hacer lo que guste, pero sigue siendo
un placer solitario.
Del mismo modo insisto en que la lectura es un oficio de
magos, de taumaturgos: expresar realidades o fantasías en 28 signos estampados
en un papel es el colmo de la magia, pero deconstruir ese proceso y rescatar de
esos 28 signos un mundo poblado por Don Quijote, Aureliano Buendía, Gargantúa y
Pantagruel o Zavalita también es oficio de magos, de taumaturgos.
Ahí viene la justificación del Encuentro de Lectores, que
quizá se dé por primera vez en todo el orbe, porque generalmente damos
importancia a los escritores, no a los lectores.
En Cochabamba ocurre algo inusual entre los escritores. Aquí
se concentra una poderosa carga de creatividad literaria manifestada en la
cantidad de premios literarios nacionales que ganaron escritores cochabambinos;
sin embargo, los escritores andamos totalmente atomizados. Como decía un amigo
sobre su matrimonio, cada uno tira por su lado.
Qué diferencia con los escritores paceños, para los cuales
no existe el país sino solamente La Paz como si de allí fuera toda la
literatura nacional; o los escritores cruceños, que tienen un genuino
entusiasmo por la poesía, el movimiento, las letras como argamasa que une a una
sociedad cada vez más plural y nacional. En Cochabamba andamos desarticulados,
y si existen grupos como Escritores Unidos, el Pen Club o la casi extinta Unión
Nacional de Poetas, el conjunto se caracteriza por su aislamiento.
Hoy Cochabamba es sede del Premio Internacional de Novela
Kipus, dotado con 20.000 dólares, el premio de arte más importante de la
historia del país, cuya primera edición la ganó Gonzalo Lema por decisión
unánime de un jurado de lujo, presidido por Luis H. Antezana Juárez e integrado
por Rubén Vargas y por el escritor navarro Miguel Sánchez Ostiz, todos los
cuales apoyaron la novela de Lema.
¿Por qué no, entonces, lanzar esta inédita iniciativa que
privilegia a los lectores antes que a los escritores, también desde la Llajta?
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