jueves, 31 de julio de 2014

Etc.

Tres novelas por un premio


Una breve reseña de la obra ganadora y las dos finalistas de Premio Bienal de Novela Vargas Llosa.





Carlos Decker-Molina

Leí tres novelas, una detrás de la otra, para tener una idea clara sobre las razones de haberse impuesto a más de 300 que participaron de la selección que exigía la convocatoria al primer Premio Bienal de Novela Vargas Llosa.
“… tenía dieciocho años, dieciséis dientes podridos, dos hermanas y un solo lector”, así presenta a su personaje principal el escritor laureado.
La otra novela es una narración que comienza en tercera persona y sigue -a partir del segundo capítulo-  en primera y se mete en los recovecos psicológicos de su familia y sus amigos y nos hace vivir la crisis financiera y económica en un lejano pueblo imaginario de la costa española. Es una novela pesimista o meramente realista. (No sé si escribir como interrogación o dejar la frase como constatación).
La tercera obra es un cuento/novela, pues tiene ambos componentes en un equilibrio literario que raras veces se logra. El autor vuelve sobre su obsesión: el peso del pasado, la fragilidad de la memoria y cómo la vida de su(s) personaje(s) suele(n) cruzar la misma calle que la política.
En la primera es un poeta el personaje principal, en la tercera es un caricaturista político, la segunda se centra en las consecuencias del deslumbramiento del capitalismo con sus apresurados saldos a favor.
Antes de seguir con las tres novelas, un par de referencias al Premio Bienal de Novela Vargas Llosa: Surgió como iniciativa de la Fundación Biblioteca Virtual Cervantes y 10 universidades españolas. La primera cita se dio lugar en Lima donde, además, quedó establecida la sede de la Bienal.  
La cita literaria fue organizada por la Cátedra Vargas Llosa, Acción Cultural Española, la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú y el Grupo Hochschild.
Las 324 novelas enviadas fueron publicadas entre 2012-13. Es decir sigue los parámetros del Premio Rómulo Gallegos o, para entrar en comparaciones es como el Booker Prize solo que el Vargas Llosa es bienal con un premio que llega a los 100.000 dólares (75 mil euros).

Las tres grandes
Las tres novelas finalistas son excelentes, pero no se las puede comparar. La ganadora, Prohibido entrar sin pantalones, del español Juan Bonilla, podría ser una biografía, pero no lo es, tampoco es una historia con un principio, nudo y desenlace.
La historia que se cuenta es la de Vladimir Maiakoski, el poeta de la revolución bolchevique. Bonilla ha creado una mezcla de poesía y relato periodístico sobre todo cuando da contexto o ambienta la historia personal del ícono del futurismo ruso; figuran como personajes secundarios Trotski y Stalin entre otros.
Bonilla escribe un libro que no va a gustar a todos, es muy literario en el buen sentido y estoy seguro que resistirá el paso del tiempo porque es de esas obras que permanecen.
Alguna vez escribí sobre las tres muertes del poeta ruso: su suicidio a los 37 años, la del partido que eliminó parte de su historia y la tercera que se produce en 1989 cuando Maiakoski fue arrinconado con los bustos y estatuas soviéticas.
En el libro de Bonilla se confirma que “la palabra es el fin del escritor” tal como decía Maiakosvki. El ruso es el poeta de la palabra viva, de aquella que se arroja como una piedra, palabra que se subleva, que es rotunda y desprecia el silencio, por eso Stalin le tuvo miedo, en tanto que la hermosa del tren asustada al verlo tan grande y corpulento sonrió cuando escuchó que le decía: No te asustes niña, no soy nada más que una nube en pantalones.
La obra de Juan Bonilla deja la sensación de haber leído poesía novelada. Da pena terminar de leerla.
No me consta que En la orilla haya quedado en segundo lugar, pero personalmente a la novela de Rafael Chirbes, otro español, la ubicaría en ese puesto a pesar de que en literatura no debieran convalidarse las tablas de posiciones.
En la orilla es una novela profundamente intimista que a partir de un primer capítulo en tercera persona, sigue el resto de la obra con la voz de Esteban, un lobo solitario, heredero de una carpintería, al poner en descubierto sus debilidades, entre ellas su hipocresía y sus apetitos más bajos, nos ubica en medio de la desesperanza de la crisis española con sus personajes de pueblo chico que bien se parecen a los de pueblo grande.
Es una novela en la que no hay salida, sin lugar para la palabra “esperanza”; nos presenta una España heredera de republicanos y franquistas convertidos en vecinos y hasta en socios.
Finalmente Las reputaciones del colombiano Juan Gabriel Vázquez es una obra de cámara que embruja desde sus primeras líneas. Se trata de la vida del caricaturista político más influyente del país “un hombre capaz de causar la revocación de una ley con las únicas armas del papel y la tinta china”, hasta que aparece una mujer joven a la que había conocido cuando era una niña amiga de una hija de la misma edad.
Es una obra de un equilibrio brillante entre novela y cuento. Pues, son muchas las cosas que ocurren, pero son también muchas las cosas que se insinúan, hay un juego entre presencia y ausencia, entre plenitud y vacío.
En El ruido de la cosas al caer aparece ya la obsesión de Vázquez sobre el peso del pasado y en Las reputaciones se acentúa, porque su personaje se verá obligado a revaluar toda su vida y a poner en entredicho su posición de privilegiado caricaturista cuando se le presenta el pasado con formas de mujer.
Fueron 324 novelas enviadas a la Bienal Vargas Llosa, no conozco la lista completa, probablemente hay una que otra conocida por mí, pero quién tuviera el tiempo suficiente para leer y descubrir por qué eligieron a las tres sobre las que acabo de escribir, quizá para otro jurado habría otras tres diferentes. Personalmente, y esta es pura suposición, pienso que Javier Marías habría figurado de no haber escrito Los enamoramientos en 2011.
La Bienal de Novela Vargas Llosa es una excelente iniciativa que se puede convertir en un semillero de datos para los académicos del Nobel o del Cervantes, la pena es que será a costa del Rómulo Gallegos, premio que no tiene los apoyos financieros que necesita y que sobrevive en Venezuela entre la política y la literatura.

Prohibido entrar sin pantalones, En la orilla y Las reputaciones son tres novelas dignas de ser leídas al margen de premios y bienales. Son tres señas de que la literatura “hispana” de las dos orillas y de este siglo carece de escuelas, no tiene grandilocuencia, no tiene estéticas maestras. Se advierte un mestizaje, una polinización, mixtura, etc.

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