El Álbum (II)
El autor termina de reseñar la revista femenina decimonónica, con detalles de su segunda época, esta vez desde la capital boliviana.
Omar Rocha Velasco
Carolina Freyre de Jaimes publicó El Álbum en Lima, Perú entre 1874 y 1875, luego volvió con su
familia a Bolivia y el 3 de mayo de 1889, inició una nueva serie de El Álbum desde Sucre.
Fue una publicación semanal que salía todos los
viernes y estaba “dedicada especialmente a las señoras”. Fue una de las
primeras revistas en Bolivia (quizá la primera) dirigida a un público femenino;
los textos se distribuían siguiendo la siguiente división: modas, costumbres y
literatura.
Había una conciencia clara del accionar limitado de la
mujer en la época, nítidamente el semanario se propuso mejorar esas condiciones
a través de la “educación”. La literatura se consideraba como enseñanza,
deleite e instrucción, elementos absolutamente necesarios para “elevar y
engrandecer” las ideas de las mujeres.
Muchas veces se hace alusión a la lucha contra los
“sofismas de la religión” para adherirse a la búsqueda de la verdad y la razón,
esta perspectiva, racionalista y laica, iba muy a contrapelo del pensamiento
dominante en la época. Es un discurso claro y contundente sobre la emancipación
de la mujer.
Se tenía una idea “evolucionista” de la sociedad, la
civilización era un punto culminante, pero estaba incompleta si la mujer no
lograba educarse, instruirse y participar de otros roles que no fueran los
exclusivamente maternales.
La mujer era vista como un “elemento regresivo de la
sociedad”, su forma de vivir era un anacronismo en el siglo XIX y eso no podía
continuar, era un pasado que había que superar en pos del desarrollo la
civilización. Por eso la misión era poner la educación de la mujer al nivel del
movimiento y los avances del siglo que se vivía, si se lograba, cambiaría “el
eje de la evolución social”.
La sección “hojas sueltas” contenía noticias,
anécdotas y curiosidades (propias de una revista de variedades de la época),
era una sección que intentaba resaltar los logros de las mujeres en el resto
del mundo, intentaba mostrar lo que sucedía más allá de la mediterraneidad y el
encierro al que la Guerra del Pacífico había sometido a Bolivia.
Así, se publica, por ejemplo, la noticia de la primera
doctora argentina: “se llama Cecilia Gierson, tiene 28 años, natural de Entre
Ríos. Acaba de terminar sus estudios en la facultad y pronto presentará su tésis
(…) Y hay que saludarla con todo el respeto que se debe á la ciencia y á la
virtud, porque es una mujer tan intelijente como virtuosa, que honra á su sexo
y honrará a su nación [sic.]”.
Noticias de este tipo circularon por El Álbum (una de sus fuentes principales
era El Fígaro de París), se aludía a
ciertas investigaciones sobre los idiomas, al personal que tenía El Vaticano
según su último anuario, a los clubes de damas de Estados Unidos, a la
exposición de París, etc.
Otra de las secciones se llamaba “Revista de la
semana”, se trataba una especie de “charla/chisme” emprendida por la directora,
un recuento semanal de lo sucedido en Sucre, un baile, una cena, la retreta y
el teatro, actividades del flirteo y las relaciones sociales.
Bajo el lema: “poner en relieve lo bello para
aplaudirlo y lo feo y ridículo para censurarlo” se juzgaba, se ensalzaba, se
construía la visión conservadora de una clase letrada asociada al poder y la
vulgarización de la imagen: “se verificó esa noche la segunda recepción de esta
temporada, en casa de la Sra. Amalia de Arce, y se puede asegurar, sin temor de
desmentido, que ha sido esta la mas animada y brillante, mas encantadora, sin
duda, que el baile mismo de Pascua, tan expléndido y suntuoso. (…) Otra de la toilette, que llamaba la atención, era
la de una linda y simática huésped nuestra. Su traje de anchas fajas entre
claro y oscuro, color cáscara o café, estaba sembrado de menudas flores
blancas, estampadas en la seda. El corpiño era sencillo abierto en punta y
adornado con encajes [sic.]”.
Era un momento en el que la prensa crecía muchísimo,
la labor periodística era una oportunidad para que las mujeres expresaran sus
pensamientos e ideales adscribiéndose a un oficio que dejaba de ser
exclusivamente masculino. Estaba terminando la costumbre de felicitar o saludar
por medio de tarjetas en el día de año nuevo.
Eran los años en los que las imprentas de Sucre recibían
cada vez menos trabajos de ese tipo, estaba surgiendo la costumbre de enviar
saludos por medio de pequeños avisos en los diarios y las revistas.
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