Adolfo Cárdenas: “quiero crear distancia entre Periférica Blvd. y mi obra”
Una conversación con el autor paceño, a propósito de la pronta publicación de sus Cuentos completos.
Martín Zelaya Sánchez
“Si por mí fuera, tal vez hubiera eliminado algunos de mis
cuentos”, dice sin reparos Adolfo Cárdenas, sobre sus Cuentos completos que la editorial 3600 publicará en las siguientes
semanas, y presentará durante la Feria Internacional del Libro de La Paz.
Al hablar de este autor paceño, se nos ocurren dos cartas de
presentación, contundentes y definitivas: es autor de Periférica Blvd., una de las novelas bolivianas más leídas,
reeditadas, vendidas y reseñadas en la última década; es un referente en la
narrativa nacional actual, no sólo por su prosa de inconfundible sello, sino
además por su larga trayectoria como docente de escritura creativa y taller de
cuento en la Carrera de Literatura de la UMSA.
Si se nos pide un par de descripciones sobre el autor, casi
al azar, se nos ocurren dos (o una con dos alas): que al contrario de su prosa
casi barroca, experimental (en algunos casos), coloquial y de generosa
descripción, su conversación, sus respuestas -tanto de manera verbal como por
correo electrónico- son más bien escuetas, casi incipientes, pero no por ello
faltas de contundencia:
“La Paz es para mí una opción narrativa mayor pero no
total”, dice, y poco más, cuando se le pide que detalle su relación -desde lo
literario, desde su imaginario- con esta urbe y su gente, tan presentes en su
obra.
Fastos marginales,
Chojcho con audio de rock pesado, El octavo sello, Doce monedas para el
barquero y Tres biografías para el
olvido son sus cinco libros de relatos, publicados en los últimos 25 años,
y que ahora conformarán esta suerte de obra reunida.
- Me imagino que para
preparar esta edición releíste todos tus libros. ¿Qué se siente volver a tu
obra tantos años después? ¿Te llama a hacer cambios, correcciones?
- De hecho quien se ha encargado de la lectura de todos los relatos,
muchos de ellos bastante viejos, es Marcel Ramírez (director de 3600) que tuvo
la idea de reeditarlos. Si la iniciativa hubiera sido mía, tal vez, hubiera
eliminado algunos.
- Al inicio de tu
trayectoria de escritor publicaste sobre todo cuentos, y luego escribiste
novelas, sin dejar el cuento. ¿Te sientes más cómodo con un género que con el
otro?
- En realidad, me inicié como historietista y desde allí hice
un salto pasmoso hacia la novela, aunque no publiqué ninguna por muchos años.
El cuento vino después, cuando ya dominaba ciertas técnicas narrativas
ensayadas en textos que querían parecerse a novelas primerizas.
Quiero entender ambos géneros como muy parecidos, y que en
ese sentido ambos poseen una capacidad mimética. Con ello quiero decir que un
cuento puede fácilmente transformarse en una novela o viceversa.
- ¿Con qué cuentistas
te identificas más?
- De Bolivia Augusto Céspedes, Óscar Cerruto… de afuera,
Onetti; Mc Cullers, Akutagawa, Faulkner entre otros. Nombrarlos a todos es
imposible porque me siento más identificado con alguna pieza en particular que
hubiesen producido algunos autores, que con los propios autores.
- Tienes una vasta
experiencia como docente ¿qué pautas das a tus alumnos sobre cómo se debe
escribir cuentos?
- Sobre todo leer la mayor cantidad posible de relatos de
largo, mediano o corto aliento y estudiar las técnicas que se han usado para la
realización, entre otros soportes tanto teóricos como prácticos.
- Muchos te
consideran como un autor que tiene como temática casi exclusiva a La Paz y los
paceños…
- La Paz es para mí una opción narrativa mayor pero no
total, de hecho mis dos últimos relatos están situados en Potosí y Sucre porque
así convenía a los argumentos que me había planteado.
Todo depende del requerimiento argumental; pienso en este
momento en una novela corta que estará
situada en regiones próximas al Chaco. La guerra del 32 es para mí un tema
fascinante.
- Hablando de
temáticas, noto que es importante para ti recuperar la oralidad de diferentes
esferas sociales y también lograr un acercamiento a lo popular.
- Las hablas populares nos acercan más al hombre común o,
como dicen los comunicadores, al ciudadano de a pie, porque el lector ideal es
precisamente ese y no el lector académico.
Estas prácticas ya fueron desarrolladas por escritores
anglosajones y previamente teorizadas por estudiosos soviéticos que acuñaron el
término “realismo social”.
- Me es inevitable
hablar de Periférica Blvd. Tuvo
muchas reediciones, fue muy comentada, fue llevada al cómic e incluso a las
tablas. ¿Dado este éxito, te interesa volver a trabajar con los mismos
elementos, personajes o realidades? ¿Cuál es tu relación con este libro en
particular… es diferente al resto de tu obra?
- Yo diría que Periférica
Blvd. es un trabajo con cierta tendencia a la unicidad. Volver a trabajar
en algo similar me parecería muy artificial, muy forzado. En cuanto a mi relación
con el libro, quisiera crear una distancia entre esta novela y otros trabajos
que tengo en mente.
Estas dos últimas preguntas dan pie a un breve vistazo a los
libros del autor; sus temas, intereses, estilos y evoluciones en los casi 20
años que van desde Fastos marginales (1989)
a Tres biografías para el olvido
(2008).
Tanto en el primer libro como en el segundo, Chojcho con audio de rock pesado,
(germen de Periférica Blvd. y
confirmación de su teoría de que un cuento fácilmente puede devenir en novela)
es evidente que Cárdenas se interesó sobremanera en el lenguaje, “las hablas
populares” de La Paz.
Esto está claro al revisar un fragmento cualquiera, como
este del cuento Damiana (Fastos
marginales): “¿será que no l’emos dau bien su mesa a la Pachamama? O que
siempre será yo digo porque pareciera que todu’stá en contra de nosotros y que
ni don Alico nada siempre puede. Hasta cuándo pss mamita con esto por nuestro
atrás. Acaso el animita del Dámaso quere que nos cayéramos muertos nomas…”.
Un cambio notorio en técnica y estilo se nota en su cuarto
libro, Doce monedas para el barquero,
que muestra una prosa ya no enfocada a reflejar el lenguaje popular, aunque sí
aún con rasgos propios de la cotidianidad de ciertas esferas de la sociedad
paceña.
Lo interesante en este caso es que los temas se enfocan casi
en su totalidad en lo esotérico, macabro, sobrenatural… en la muerte y todo lo
que lo rodea, siempre sin perder la referencia de las costumbres y tradiciones
locales.
Así se ve en el cuento Hard
video: “Remberto trastornado gritó, se revolcó, pataleó, invocó a los
dioses, los maldijo, y solo se calmó cuando comprobó que el temblor postrero de
su amada se le había contagiado y no le quedó más remedio que conservar por el
resto de sus días, y como objeto de culto, el video en cuya caja aparecía en
primer plano, por primera y última vez, la figura de la Casandra”.
Solo dos ejemplos como muestra… luego vienen las “autobiografías”
y los relatos ambientados en Sucre y Potosí… muestra clara de que, lejos de
encasillarse (en La Paz, lo popular, la muerte…), Adolfo Cárdenas escribe, hace
literatura, narra, cuenta y disfruta de la “capacidad mimética” que busca-logra
imprimir a sus textos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario