Radio teatro, un gusto renovado
El grupo Artynoa recupera el viejo y casi olvidado arte de la radio novela o radio drama, de la mano de destacados actores y actrices.
Lupe Cajías
Aún recuerdo los compases de fondo de Yo amo a un ascensorista que trasmitía alguna radioemisora paceña
mientras mi madre tendía las diez camas de sus tantos hijos, entre suspiros,
quejas y comentarios, provocando la fascinación de todos a la espera del
próximo episodio.
La voz del protagonista era inconfundible y durante mi
infancia me acompañó en diferentes papeles. Los amoríos eran complejos y la presencia
inesperada de una amante provocaba que saquen a los menores de la sesión de
radioteatro. Mi curiosidad vencía la prohibición hasta el punto de perder una
uña por pegar mi vestido a la entreabierta puerta.
Seguramente hay una generación, mejor dicho: unas
generaciones, más apegadas a la “radio pasión” que otras porque crecieron desde
la mitad del siglo XX escuchando las veladas literarias anarquistas en Radio
Amauta, los radioteatros de Raúl Salmón en Radio Nueva América o las
radionovelas mexicanas o cubanas que trasmitían emisoras como Universo y
Altiplano.
A la hora vespertina mi padre sintonizaba Alí y Babá, el mejor programa
humorístico con David Santalla y Eduardo Pol y por la noche, ya en la cama, la
familia escuchaba Apague la luz y escuche
programa tenebroso dirigido por Mario Castro.
La mayor maravilla de esas experiencias era el alimento
inacabable de la ensoñación, abrazando imaginarios rostros varoniles -las
chicas- o dibujando a la protagonista -los chicos. Imaginación era lo que sobraba,
gusto que no se repite con las telenovelas modernas o delante de un video
juego.
Radio teatro en vivo
Desde hace unos años, el grupo ArtyNoa, que dirige Wara
Cajías, presenta radioteatro en vivo como una nueva propuesta creativa que
reúne la palabra y el silencio, la mímica y la gesticulación, la música y los
efectos sonoros, el suspenso y la comedia, con una fórmula cada vez más
exitosa.
Actores de primera línea como María Teresa dal Pero, Pedro
Grossmann, Denisse Mendieta, Mauricio Toledo, y los músicos Sachiko Sakuma y
Sebastián Zuleta, forman el elenco Octágono que se divierte y nos divierte.
Los efectos sonoros, el vestuario con elementos sencillos
para transformarse en más de 10 personajes, la escenografía que lleva en pocos
segundos de una estación de tren a un castillo en Transilvania, los juegos de
luz, permiten al público asistir a esta experiencia como en un antiguo
auditorio de radio de los años 40 del siglo pasado.
La primera obra presentada fue La ratonera, basada en el texto de Agatha Christie, Tres ratoncitos ciegos, que lleva 60
años de representación continua en Inglaterra. El desarrollo ingenioso de la
trama y el suspenso conseguido le valieron el premio de los espectadores como
la mejor obra de 2013.
Este semestre el grupo estrenó Drácula, de Bram Stocker, una historia del siglo XV, adaptada al siglo
XIX y con múltiples versiones desde el inicio del cine hasta nuestros días. Son
más de 20 personajes que logran mimetizarse, bajo la dirección Cajías, en algo
más de una hora de representación.
El esfuerzo es complejo, ninguno de los actores abandona la
escena en ningún momento, deben mantenerse de pie y cambiar con precisión de
vestimenta, lugar, situación y expresión.
Dal Pero es el alma que conduce el largo recorrido sin que
el espectador perciba esfuerzo o cansancio y menos algún espacio vacío que
precipitaría la tensión entre actor/micrófono/escucha. Grossmann la acompaña
como una contrafuerza que enciende del clímax al silencio absoluto, a la risa
completa y al aplauso final de un público subyugado por cada escena. Mendieta y
Toledo complementan el dúo para desenvolver la trama.
Como en las películas mudas, el rol de la pianista Sakuma
presiona para iniciar o cambiar los sucesivos actos y Zuleta es el responsable
de una gama extraordinaria de efectos sonoros para ambientar las escenas y los
personajes de forma sutil.
El éxito de estas actuaciones tanto en La Paz como en otras
ciudades bolivianas muestra que la pasión por el radioteatro en vivo está
vigente y es un goce.
Radionovelas
Aún es posible escuchar algunas radionovelas que transmiten
radios tradicionales y algunos programas específicos con temáticas de
desarrollo en formato de sociodramas.
Me gané un premio en España con el guion de Leche tibia, grabado por David Mondacca,
sobre una historia real de una perra que alimentó a un niño abandonado en un
basural de Santa Cruz, Normandía, pero actualmente escasean los concursos en
ese género y no hay posibilidades de producción.
También emitimos con unos colegas historias de dilemas éticos
con unos personajes inventados por la “Movida de la Movida” con mucho éxito en
las audiencias pueblerinas.
Con el impulso que creó Artynoa sería precioso recobrar
espacios con muchas otras obras para radionovela para ser trasmitidas por
emisoras locales. Presiento que serían tan exitosas como La ratonera o Drácula.
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