jueves, 17 de julio de 2014

Desde la butaca

Radio teatro, un gusto renovado

El grupo Artynoa recupera el viejo y casi olvidado arte de la radio novela o radio drama, de la mano de destacados actores y actrices.



Lupe Cajías

Aún recuerdo los compases de fondo de Yo amo a un ascensorista que trasmitía alguna radioemisora paceña mientras mi madre tendía las diez camas de sus tantos hijos, entre suspiros, quejas y comentarios, provocando la fascinación de todos a la espera del próximo episodio.
La voz del protagonista era inconfundible y durante mi infancia me acompañó en diferentes papeles. Los amoríos eran complejos y la presencia inesperada de una amante provocaba que saquen a los menores de la sesión de radioteatro. Mi curiosidad vencía la prohibición hasta el punto de perder una uña por pegar mi vestido a la entreabierta puerta.
Seguramente hay una generación, mejor dicho: unas generaciones, más apegadas a la “radio pasión” que otras porque crecieron desde la mitad del siglo XX escuchando las veladas literarias anarquistas en Radio Amauta, los radioteatros de Raúl Salmón en Radio Nueva América o las radionovelas mexicanas o cubanas que trasmitían emisoras como Universo y Altiplano.
A la hora vespertina mi padre sintonizaba Alí y Babá, el mejor programa humorístico con David Santalla y Eduardo Pol y por la noche, ya en la cama, la familia escuchaba Apague la luz y escuche programa tenebroso dirigido por Mario Castro.
La mayor maravilla de esas experiencias era el alimento inacabable de la ensoñación, abrazando imaginarios rostros varoniles -las chicas- o dibujando a la protagonista -los chicos. Imaginación era lo que sobraba, gusto que no se repite con las telenovelas modernas o delante de un video juego.

Radio teatro en vivo
Desde hace unos años, el grupo ArtyNoa, que dirige Wara Cajías, presenta radioteatro en vivo como una nueva propuesta creativa que reúne la palabra y el silencio, la mímica y la gesticulación, la música y los efectos sonoros, el suspenso y la comedia, con una fórmula cada vez más exitosa.
Actores de primera línea como María Teresa dal Pero, Pedro Grossmann, Denisse Mendieta, Mauricio Toledo, y los músicos Sachiko Sakuma y Sebastián Zuleta, forman el elenco Octágono que se divierte y nos divierte.
Los efectos sonoros, el vestuario con elementos sencillos para transformarse en más de 10 personajes, la escenografía que lleva en pocos segundos de una estación de tren a un castillo en Transilvania, los juegos de luz, permiten al público asistir a esta experiencia como en un antiguo auditorio de radio de los años 40 del siglo pasado.
La primera obra presentada fue La ratonera, basada en el texto de Agatha Christie, Tres ratoncitos ciegos, que lleva 60 años de representación continua en Inglaterra. El desarrollo ingenioso de la trama y el suspenso conseguido le valieron el premio de los espectadores como la mejor obra de 2013.
Este semestre el grupo estrenó Drácula, de Bram Stocker, una historia del siglo XV, adaptada al siglo XIX y con múltiples versiones desde el inicio del cine hasta nuestros días. Son más de 20 personajes que logran mimetizarse, bajo la dirección Cajías, en algo más de una hora de representación.
El esfuerzo es complejo, ninguno de los actores abandona la escena en ningún momento, deben mantenerse de pie y cambiar con precisión de vestimenta, lugar, situación y expresión.
Dal Pero es el alma que conduce el largo recorrido sin que el espectador perciba esfuerzo o cansancio y menos algún espacio vacío que precipitaría la tensión entre actor/micrófono/escucha. Grossmann la acompaña como una contrafuerza que enciende del clímax al silencio absoluto, a la risa completa y al aplauso final de un público subyugado por cada escena. Mendieta y Toledo complementan el dúo para desenvolver la trama.
Como en las películas mudas, el rol de la pianista Sakuma presiona para iniciar o cambiar los sucesivos actos y Zuleta es el responsable de una gama extraordinaria de efectos sonoros para ambientar las escenas y los personajes de forma sutil.
El éxito de estas actuaciones tanto en La Paz como en otras ciudades bolivianas muestra que la pasión por el radioteatro en vivo está vigente y es un goce.

Radionovelas
Aún es posible escuchar algunas radionovelas que transmiten radios tradicionales y algunos programas específicos con temáticas de desarrollo en formato de sociodramas.
Me gané un premio en España con el guion de Leche tibia, grabado por David Mondacca, sobre una historia real de una perra que alimentó a un niño abandonado en un basural de Santa Cruz, Normandía, pero actualmente escasean los concursos en ese género y no hay posibilidades de producción.
También emitimos con unos colegas historias de dilemas éticos con unos personajes inventados por la “Movida de la Movida” con mucho éxito en las audiencias pueblerinas.

Con el impulso que creó Artynoa sería precioso recobrar espacios con muchas otras obras para radionovela para ser trasmitidas por emisoras locales. Presiento que serían tan exitosas como La ratonera o Drácula.

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