jueves, 10 de julio de 2014

Entrevista

José Ovejero y la conciencia del lenguaje

El premiado narrador español reflexiona sobre sus preferencias, costumbres y prioridades a la hora de escribir. 


Martín Zelaya Sánchez

“La historia siempre es una idiotez si no encontramos el lenguaje adecuado”, dijo el español José Ovejero durante su ponencia -la que cerró el VIII Encuentro de Escritores Iberoamericanos- del pasado viernes en el Palacio Portales de Cochabamba.
Y es que el ganador del Premio Internacional Alfaguara 2013 enfatizó en la valía de lo estético, formal, estilístico, antes que el contenido, lo moral y el mensaje. Es por eso que en su criterio “la novela debe escribirse a sí misma, y fundamentalmente para el propio escritor”.

- Eres historiador y geógrafo. ¿Cómo afecta esto a tu literatura?
- Bueno, más que ser historiador y geógrafo, simplemente estudié historia y geografía. Y sí, influye sobre todo porque me despertó el interés especial por el contexto que rodea a mis personajes, incluso en una historia intimista como la de mi última novela, La invención del amor, yo no me puedo imaginar a los personajes fuera de un contexto social y político, fuera de un lugar y momento dados.
Por otro lado, varias de mis novelas, sin entrar en el género histórico, tienen una rigurosa investigación de sucesos históricos específicos.

- ¿Y a propósito, nunca te dio por la novela histórica?
- Depende de cómo se lo mire. Tengo una que se llama La comedia salvaje que si bien está ambientada en la Guerra Civil, es una guerra inventada en buena medida, es un puro disparate, una comedia en la que pasan cosas atroces, algunas de las cuales son verdad, aunque parezca increíble. Es una manera distinta de entender la historia, aunque quizás porque soy historiador, no me fío de la historia.

- Entiendo que manejas el alemán y el francés tanto como el español. ¿Cómo afecta el conocimiento y dominio de otras lenguas a la hora de trabar, precisamente con el lenguaje?
- Te vuelve más consciente del lenguaje y de sus limitaciones, porque te das cuenta de que hay conceptos, ideas, sentimientos que puedes expresar en un idioma que no es el tuyo, y que no puedes hacerlo en el tuyo propio; entonces como me ha obligado a ser más creativo, creo que esta condición me ha despertado una conciencia de lenguaje.

- Cuánto llegaste a leer y conocer de Víctor Hugo Viscarra cuando lo abordaste para tu ensayo de Escritores delincuentes.
- Sí, leí sus libro Borracho estaba pero me acuerdo e investigué sobre él pero no a fondo pues me di cuenta de que no encajaba en el perfil, pues no era un auténtico delincuente, era más bien alguien del lumpen, y yo buscaba escritores que hayan cometido delitos de sangre, económicos, etc.

- Pareciera que te mueves con igual comodidad entre novela, cuento, poesía ensayo y dramaturgia. ¿Te consideras más narrador, o poeta… lees más prosa o verso?
- Yo creo que soy un narrador que utiliza herramientas distintas. Mi poesía por ejemplo es muy poco lírica, es una poesía muy narrativa, reflexiva; mi teatro tiene que ver con mi gusto por el diálogo.
En cuanto a las lecturas, leo poca poesía, leo sobre todo novela y ensayo, luego cuento y poesía y en último lugar teatro.

- Tras ganar el Premio Alfaguara con tu novela La invención del amor, tuviste una agotadora gira por una docena de países. ¿Qué pasó en ese tiempo con José Ovejero escritor? ¿Cómo volver al ritmo de trabajo y retomar la obra tras esa experiencia?
- Fue un largo paréntesis en el que tuve que dejar de escribir, y es más, fue tan absorbente  que ni siquiera tenía la capacidad de inventar. Fue un año sabático que me vino bien, pues ahora que he vuelto a escribir lo estoy tomando con muchas ganas y me he dado cuenta que me hacía mucha falta.

- ¿Y en general cómo te llevas con tus libros, los relees, los aceptas… o reniegas de alguno?
- Espontáneamente no suelo releerme, pero sí cuando traducen o reeditan alguna de mis obras, y bueno… yo soy maniático a la hora de hacer correcciones o pequeños cambios. Pero en general tengo una relación bastante pacífica con mis libros, al contrario de cuando era joven, y destruí varios de mis libros que me parecían malos; luego me pareció que eso era una falta de respeto al joven que había sido, y que es al final quien me llevó a ser lo que ahora soy.

Lo que sí me he dado cuenta es que hoy soy otro escritor, que hoy no escribiría mis dos primeras novelas, que no te digo que sean malas, sino que están ya tan lejos de mis preocupaciones que simplemente no entraría ya en ese mundo. 

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