José Ovejero y la conciencia del lenguaje
El premiado narrador español reflexiona sobre sus
preferencias, costumbres y prioridades a la hora de escribir.
Martín Zelaya Sánchez
“La historia siempre es una idiotez si no encontramos el
lenguaje adecuado”, dijo el español José Ovejero durante su ponencia -la que
cerró el VIII Encuentro de Escritores Iberoamericanos- del pasado viernes en el
Palacio Portales de Cochabamba.
Y es que el ganador del Premio Internacional Alfaguara 2013
enfatizó en la valía de lo estético, formal, estilístico, antes que el
contenido, lo moral y el mensaje. Es por eso que en su criterio “la novela debe
escribirse a sí misma, y fundamentalmente para el propio escritor”.
- Eres historiador y
geógrafo. ¿Cómo afecta esto a tu literatura?
- Bueno, más que ser historiador y geógrafo, simplemente
estudié historia y geografía. Y sí, influye sobre todo porque me despertó el
interés especial por el contexto que rodea a mis personajes, incluso en una
historia intimista como la de mi última novela, La invención del amor, yo no me puedo imaginar a los personajes
fuera de un contexto social y político, fuera de un lugar y momento dados.
Por otro lado, varias de mis novelas, sin entrar en el
género histórico, tienen una rigurosa investigación de sucesos históricos
específicos.
- ¿Y a propósito, nunca
te dio por la novela histórica?
- Depende de cómo se lo mire. Tengo una que se llama La comedia salvaje que si bien está
ambientada en la Guerra Civil, es una guerra inventada en buena medida, es un
puro disparate, una comedia en la que pasan cosas atroces, algunas de las
cuales son verdad, aunque parezca increíble. Es una manera distinta de entender
la historia, aunque quizás porque soy historiador, no me fío de la historia.
- Entiendo que manejas
el alemán y el francés tanto como el español. ¿Cómo afecta el conocimiento y
dominio de otras lenguas a la hora de trabar, precisamente con el lenguaje?
- Te vuelve más consciente del lenguaje y de sus
limitaciones, porque te das cuenta de que hay conceptos, ideas, sentimientos
que puedes expresar en un idioma que no es el tuyo, y que no puedes hacerlo en
el tuyo propio; entonces como me ha obligado a ser más creativo, creo que esta
condición me ha despertado una conciencia de lenguaje.
- Cuánto llegaste a
leer y conocer de Víctor Hugo Viscarra cuando lo abordaste para tu ensayo de Escritores delincuentes.
- Sí, leí sus libro Borracho
estaba pero me acuerdo e investigué sobre él pero no a fondo pues me di
cuenta de que no encajaba en el perfil, pues no era un auténtico delincuente,
era más bien alguien del lumpen, y yo buscaba escritores que hayan cometido
delitos de sangre, económicos, etc.
- Pareciera que te
mueves con igual comodidad entre novela, cuento, poesía ensayo y dramaturgia.
¿Te consideras más narrador, o poeta… lees más prosa o verso?
- Yo creo que soy un narrador que utiliza herramientas
distintas. Mi poesía por ejemplo es muy poco lírica, es una poesía muy
narrativa, reflexiva; mi teatro tiene que ver con mi gusto por el diálogo.
En cuanto a las lecturas, leo poca poesía, leo sobre todo
novela y ensayo, luego cuento y poesía y en último lugar teatro.
- Tras ganar el
Premio Alfaguara con tu novela La
invención del amor, tuviste una agotadora gira por una docena de países.
¿Qué pasó en ese tiempo con José Ovejero escritor? ¿Cómo volver al ritmo de
trabajo y retomar la obra tras esa experiencia?
- Fue un largo paréntesis en el que tuve que dejar de
escribir, y es más, fue tan absorbente
que ni siquiera tenía la capacidad de inventar. Fue un año sabático que
me vino bien, pues ahora que he vuelto a escribir lo estoy tomando con muchas
ganas y me he dado cuenta que me hacía mucha falta.
- ¿Y en general cómo
te llevas con tus libros, los relees, los aceptas… o reniegas de alguno?
- Espontáneamente no suelo releerme, pero sí cuando traducen
o reeditan alguna de mis obras, y bueno… yo soy maniático a la hora de hacer
correcciones o pequeños cambios. Pero en general tengo una relación bastante
pacífica con mis libros, al contrario de cuando era joven, y destruí varios de
mis libros que me parecían malos; luego me pareció que eso era una falta de
respeto al joven que había sido, y que es al final quien me llevó a ser lo que
ahora soy.
Lo que sí me he dado cuenta es que hoy soy otro escritor,
que hoy no escribiría mis dos primeras novelas, que no te digo que sean malas,
sino que están ya tan lejos de mis preocupaciones que simplemente no entraría
ya en ese mundo.
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