jueves, 22 de mayo de 2014

Desde la butaca

Martha Cajías, la vida es tránsito

Semblanza y evocación de la desaparecida artista, a propósito de una reciente muestra póstuma.


Lupe Cajías

Es difícil clasificar el arte de Martha Teresa Cajías porque sus inquietudes creativas la llevaron a probar una amplia gama de posibilidades: el lápiz negro, la cajita infantil de colores, la acuarela, el óleo, el batik, las lanas y sus mágicos entuertos; la cerámica, los tintes con plantas milenarias, los objetos cotidianos de paja, piedra, raíz o tela, las técnicas mixtas…
Así lo muestra una exposición póstuma titulada La vida es tránsito que organizó en abril el Espacio Simón I. Patiño, con un gran cuidado para proteger el espíritu de la artista, con la vista del Illimani, los cerros y Llojeta que tanto amó.
La muestra contó con la curaduría de Cecilia Lampo y el apoyo fraterno de las artistas y amigas Carmen Bilbao, Katherina López y María Eugenia Prudencio, quienes además rescataron pinceles, vasijas y mandiles de los talleres de Cajías.
Cajías nació el 29 de julio de 1954 y falleció el 8 de octubre de 2012. El poeta y compañero de vida, Juan Carlos Orihuela, la presenta así:
“Nació y murió en La Paz, ciudad que habita y transita apaciblemente. Según rumores fundados, estudió en la Carrera de Artes Plásticas de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés y luego transitó, siempre en silencio, por talleres libres de dibujo, cerámica, telar vertical y batik, que desde entonces determinan su vida. El destino y sus misterios la hicieron recalar en el departamento de Artes de la Universidad de Davis, California (Estados Unidos), donde participó en talleres de dibujo de la figura humana, y en el departamento de Artes de la Universidad de Éugene, Oregón, donde conformó talleres de mono grabado y cursos de dibujo con lápices de color así como talleres de técnicas del telar europeo e indígena”.
“De su trabajo artístico ha dicho el crítico de arte Pedro Albornoz: Desde la sutileza de su dibujo hasta la terrosidad de sus textiles, Martha Cajías explora una diversa gama de soportes, medios, técnicas y tradiciones mitológicas, sirviéndose de sus potencialidades intrínsecas para revelar una visión íntima del mundo que nos habla del cuerpo, memoria, ser y conocimiento, pero también de la relación dinámica entre todos estos elementos, evidencia en un tiempo/espacio común: el corpus de su obra”.
“Nos tiene acostumbrados a prolongados espacios de recogimiento entre una y otra muestra, pero siempre regresa en medio de antiguos y renovados mitos, tiempo y memoria, que quizá sean los ejes que articulan su trabajo artístico y su vida terrena”.
La última exposición en vida fue en marzo de 2012, también en el Espacio Patiño con el apoyo de Joaquín Sánchez, con quien logró una sintonía peculiar a partir de las canastas y batanes que dan personalidad a una cocina paceña y reflejan los tejidos externos y anímicos de la artista.
Ella expuso en diversas galerías de La Paz, Cochabamba y en países andinos. En 2010, Plural publicó un catálogo bellamente impreso con una serie representativa de su trabajo en batik, telar, óleo, dibujo y técnicas mixtas.
Hasta sus últimos días dictó talleres de telar en la Fundación Cultural Cajías y expuso con sus alumnas sus obras en museos paceños. Actualmente, las egresadas continúan esos cursos en la cátedra “Martha Cajías” de esa institución.


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