Martha Cajías, la vida es tránsito
Semblanza y evocación de la desaparecida artista, a propósito de una reciente muestra póstuma.
Lupe Cajías
Es difícil clasificar
el arte de Martha Teresa Cajías porque sus inquietudes creativas la llevaron a
probar una amplia gama de posibilidades: el lápiz negro, la cajita infantil de
colores, la acuarela, el óleo, el batik, las lanas y sus mágicos entuertos; la
cerámica, los tintes con plantas milenarias, los objetos cotidianos de paja,
piedra, raíz o tela, las técnicas mixtas…
Así lo muestra una
exposición póstuma titulada La vida es
tránsito que organizó en abril el Espacio Simón I. Patiño, con un gran
cuidado para proteger el espíritu de la artista, con la vista del Illimani, los
cerros y Llojeta que tanto amó.
La muestra contó con
la curaduría de Cecilia Lampo y el apoyo fraterno de las artistas y amigas
Carmen Bilbao, Katherina López y María Eugenia Prudencio, quienes además
rescataron pinceles, vasijas y mandiles de los talleres de Cajías.
Cajías nació el 29 de
julio de 1954 y falleció el 8 de octubre de 2012. El poeta y compañero de vida,
Juan Carlos Orihuela, la presenta así:
“Nació y murió en La Paz , ciudad que habita y
transita apaciblemente. Según rumores fundados, estudió en la Carrera de Artes Plásticas
de la Facultad
de Arquitectura de la Universidad Mayor
de San Andrés y luego transitó, siempre en silencio, por talleres libres de
dibujo, cerámica, telar vertical y batik, que desde entonces determinan su
vida. El destino y sus misterios la hicieron recalar en el departamento de
Artes de la Universidad
de Davis, California (Estados Unidos), donde participó en talleres de dibujo de
la figura humana, y en el departamento de Artes de la Universidad de Éugene,
Oregón, donde conformó talleres de mono grabado y cursos de dibujo con lápices
de color así como talleres de técnicas del telar europeo e indígena”.
“De su trabajo
artístico ha dicho el crítico de arte Pedro Albornoz: Desde la sutileza de su
dibujo hasta la terrosidad de sus textiles, Martha Cajías explora una diversa
gama de soportes, medios, técnicas y tradiciones mitológicas, sirviéndose de
sus potencialidades intrínsecas para revelar una visión íntima del mundo que
nos habla del cuerpo, memoria, ser y conocimiento, pero también de la relación
dinámica entre todos estos elementos, evidencia en un tiempo/espacio común: el
corpus de su obra”.
“Nos tiene acostumbrados
a prolongados espacios de recogimiento entre una y otra muestra, pero siempre
regresa en medio de antiguos y renovados mitos, tiempo y memoria, que quizá
sean los ejes que articulan su trabajo artístico y su vida terrena”.
La última exposición
en vida fue en marzo de 2012, también en el Espacio Patiño con el apoyo de
Joaquín Sánchez, con quien logró una sintonía peculiar a partir de las canastas
y batanes que dan personalidad a una cocina paceña y reflejan los tejidos
externos y anímicos de la artista.
Ella expuso en
diversas galerías de La Paz, Cochabamba y en países andinos. En 2010, Plural publicó
un catálogo bellamente impreso con una serie representativa de su trabajo en
batik, telar, óleo, dibujo y técnicas mixtas.
Hasta sus últimos días
dictó talleres de telar en la Fundación
Cultural Cajías y expuso con sus alumnas sus obras en museos paceños.
Actualmente, las egresadas continúan esos cursos en la cátedra “Martha Cajías” de
esa institución.
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