sábado, 9 de abril de 2016

De arte y artistas

Escorzo



El reconocido crítico de arte expone por primera vez sus trabajos, hasta mañana en la galería Blanco de La Paz.


Pedro Querejazu Leytón

Escorzo es el título de una exposición de dibujos inaugurada en la galería Blanco de La Paz el 23 de marzo y abierta hasta el 10 de abril, y en la que presento por primera vez mis obras.
La exposición está compuesta por 52 dibujos de figura humana, realizados entre junio de 2012 y marzo de 2016. Están incluidos cinco cuadernos de bocetos o dibujos terminados con temas variados.
La técnica y el material son los básicos: lápiz y papel. Lápices de varios grados, barras de grafito, lápiz carbón, barra de carbón, carboncillo, sanguínea y tinta de color sepia o negro aplicada con pluma o pincel. Papeles de diversas dimensiones, calidades y texturas, desde el kraf, color marrón, al blanco óptico; de textura rugosa o superficie lisa, gruesos y delgados.
Unas piezas son bocetos elaborados en pocos minutos, otras se resolvieron tras sesiones largas y repetidas. Dibujo espontáneo y rápido y obras acabadas; unas de trazos finos y tenues, otras con sombreado, manejando calidades y terminaciones diversas.
El tema de las obras presentadas es el de siempre, la representación del ser humano en su naturaleza, pero especialmente la visión en escorzo de la figura humana. El diccionario, define escorzo como la representación de un objeto o elemento tridimensional en los dos planos del lienzo o el papel.
El término está relacionado con otros dos: la proyección y el traslapo. No obstante y más apropiadamente, en arte el escorzo se define como: “perspectiva que se utiliza en pintura [y dibujo] para representar figuras perpendicularmente al lienzo o al papel”.[1]
En este caso propongo mostrar lo conocido y permanente desde ángulos diferentes, figuras en escorzo extremo; de ahí el título de la exposición. Es lo inusual de lo permanente relacionado con mi memoria cargada de registros de muy diversos orígenes.
En la exhibición se han incorporado 30 acuarelas para mostrar un cuerpo de obra constante y de larga duración. Las más tempranas datan de 1965, de cuando aún era estudiante de arte, y la más reciente es de 2016; cincuenta y un años dedicados al arte. Casi todas las acuarelas son apuntes o bocetos hechos in situ, que fueron quedando en mi archivo. Con frecuencia hice versiones elaboradas en el estudio a partir de estos y otros bocetos que en gran parte están en casas de parientes o amigos a quienes fueron regaladas.
He percibido que para muchos esta exposición es una total sorpresa, porque la gente me conoce más bien como crítico y curador de arte, aunque yo me defino más bien en dos planos como historiador del arte. Pocas de las personas que me conocen saben que estudié bellas artes y se sorprenden por esta primera exposición a estas alturas de mi vida.
Lo cierto es que todo está imbricado e interrelacionado. Estudie bellas artes durante 6 años en la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca, en Sucre. Tras graduarme, opté por la especialización en conservación y restauración de obras de arte en Madrid, y he trabajado en ese campo desde 1970 hasta el presente, entre lo que fui Experto de UNESCO en Cusco por cinco años, y consultor de las fundaciones Tarea, Antorchas y Andes, en Argentina y Chile.
Mi formación en bellas artes fue fundamental tanto para ese desempeño, como para otras variantes que fui desarrollando a lo largo de los años, como la crítica de arte, la curaduría de arte, la gestión cultural del arte, como profesor universitario, director del Museo Nacional de Arte, de la Fundación BHN y de la Fundación esART.
Finalmente la historia del arte que se ha traducido en la producción como autor de siete libros, y como editor y compilador de otros cuatro, además de numerosas colaboraciones en libros y revistas.
Cuando uno ha recorrido un largo trayecto y ha cumplido muchas metas, como las que he descrito antes, a veces es oportuno volver a lo básico. Retornar al principio para volver a empezar y explorar áreas que se fueron dejando de lado en fases anteriores. Cada camino que se reinicia resulta siempre nuevo y distinto porque incluye todo el bagaje acumulado en los andares previos. Uno de estos nuevos caminos es para mí el del dibujo y la pintura, largo tiempo mantenidos como adyacentes.
El origen de esta exposición de dibujo de figura humana es el cúmulo de obra producida durante los últimos cuatro años. Ninguno de estos dibujos se hizo pensando en una exposición. Esa idea vino mucho después, y es de mis tres hijas que quisieron que mostrara el trabajo acumulado. No obstante, lo que la exposición sí muestra es el deleite de dibujar, de trabajar con modelo, de matizar los lenguajes con dimensiones, materiales y texturas diversas.
Por otra parte, lo que empezó como una iniciativa individual acabó siendo un taller abierto de dibujo, pues otras personas se sumaron al disfrute de dibujar. Han pasado por el taller personas muy jóvenes que prometen ser grandes artistas en breve plazo, así como otros artistas, entre los que están Guiomar Mesa, Alejandro Salazar, Roxana Hartmann, James Moon y Álvaro Martínez.
La curaduría de la exposición, desde la estricta selección de las obras hasta el desarrollo de la museografía y el montaje, ha estado a cargo de mi hija Lucía Querejazu Escobari, que en algún momento hace muchos años decidió seguir una ruta semejante a la mía, y hoy es doctorante en teoría e historia del arte por la Universidad de Buenos Aires, y curadora de arte contemporáneo.

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