Celebración y significación de la
edición de la obra poética
de Jaime Saenz
Con la Poesía reunida de Jaime Saenz, Plural Editores acaba de cerrar un ciclo de una década en la que reeditó la obra completa del célebre autor. No pocos afirman que la poesía de este escritor paceño es no solo su mejor faceta -también escribió novela, relato breve, ensayo y dramaturgia-, sino acaso una de las cumbres de la literatura nacional.
Martín Zelaya Sánchez
Escribe Luis H. Antezana: “alguna vez se hará una historia
de la poesía boliviana; en ella, la obra de Jaime Saenz tendrá, seguramente, un
lugar excepcional”. Me parece importante partir por la opinión de uno de los
más reconocidos críticos literarios contemporáneos de Bolivia, sobre la poética
de uno de los vates mayores de la historia de este país.
Importante y acertado dado que por primera vez, a casi 30
años de la muerte de Saenz, se publica una edición (casi) definitiva y (casi)
completa: Poesía reunida (Plural,
2015)
Más allá de la innegable consagración de Saenz como uno de
los grandes escritores bolivianos de todos los tiempos, la trascendencia de
este libro -una cuidada edición de 352 páginas que incluye todos los poemarios
publicados por el autor además de nueve piezas sueltas recopiladas de revistas
y, de yapa, ilustraciones de Saenz y las portadas originales de los libros-, se
asienta en dos puntos: la ausencia hasta ahora casi total de sus 11 poemarios
en librerías del país y el exterior (salvo una compilación editada hace algunos
años en México, prácticamente inhallable) y a la casi generalizada certeza
entre académicos y lectores de que en la altamente pareja producción saenzeana,
destaca, con picos a momentos muy elevados, su poética.
Al hablar de este escritor y su obra también surgen dos
tópicos insoslayables: el mito, la casi legendaria impronta que lo rodea: la
noche, lo marginal, la muerte, el misterio, y que lejos de ayudar a propagar su
producción, más bien creó un aura casi inextricable, cuando no ahuyentadora de
lectores. Y por otro lado, el curioso y hasta tortuoso decurso de la edición y
publicación de su obra literaria completa (¿o casi?): hasta hace solo 10 años
(a casi dos décadas en ese entonces de la muerte de Saenz) sus libros eran inconseguibles,
más allá de pocos ejemplares originales ofertados a precios ridículamente
altos.
Recién a partir de 2005, Plural emprendió la periódica
reedición primero de toda su prosa y ahora cierra una de las más valiosas
colecciones de autor de las letras bolivianas con este esperado tomo de poesía.
Para celebrar este acontecimiento -claro que lo es- además
de recuperar algunos conceptos y comentarios en torno a la poética saenzeana, y
aparte de contar con una mirada crítica y panorámica de uno de sus mayores
estudioso, Rodolfo Ortiz (en otra página de esta edición) planteamos un par de
preguntas a dos escritores con lazos no precisamente cercanos o reconocibles al
universo saenzeano: Wilmer Urrelo, paceño, abiertamente crítico de la obra de
Jaime Saenz, y Maximiliano Barrientos, un cruceño que confiesa tener al autor
de La noche en su olimpo particular
dentro de la poesía universal.
Aproximaciones
Para pocos es secreto que aunque ya estaba consolidado en
vida, fue después de la muerte de Jaime Saenz Guzmán (La Paz, 1921-1986) cuando
realmente empezó a valorarse en su justa magnitud su obra, de la mano de sus
más cercanos amigos, también poetas o literatos, la mayoría.
Además de Antezana, hay que mencionar a Blanca Wiethüchter, Leonardo
García Pabón, Rubén Vargas, Alfonso Barrero, etc. La mayoría paceños como el
autor, o residentes en La Paz, lo que contribuyó a no pocos detractores a
sustentar la idea de que la literatura de Jaime Saenz se sobrevaloró en el mito
creado en torno suyo.
Para alejarnos de esta noción, basta solamente dar un
vistazo a opiniones de algunos de los mayores referentes de la nueva narrativa
boliviana, caracterizada precisamente por romper cadenas con la tradición
literaria boliviana.
En una entrevista concedida al diario Los Tiempos hace un par
de años, Edmundo Paz Soldán sostuvo: “Hay autores como Céspedes, Saenz o
Cerruto que a veces me molesta cuando veo en el exterior que no son tan
conocidos como se merecen”, lo cual reafirma la postura del reconocido
novelista cochabambino -fundador y pilar de la nueva generación de narradores-
que siempre se declaró un entusiasta lector de Saenz.
En un tuit del 4 mayo de 2014, Liliana Colanzi transcribió
estos versos de Recorrer esta distancia:
“Acostúmbrate a pensar en una sola cosa; todo es oscuro. Lo verdadero, lo real,
no existe; el ser y la esencia, es uno y oscuro”. Poco después ese año, durante
su participación en el FILBA de Buenos Aires, dedicado ese año a la literatura
boliviana, dijo a los medios: “mis influencias de siempre: Fogwill, Casas, Saenz,
Bolaño…”.
Vamos ahora a la breve conversación con Maximiliano
Barrientos:
- Leí en algunas
entrevistas, e incluso en tuits tuyos que te declaras un gran lector de Saenz.
¿Te gusta toda su obra, o particularmente su prosa o poesía?
- Saenz me parece uno de los grandes poetas de la lengua.
Está ahí, en ese olimpo personal habitado por monstruos como Viel Temperley,
Antonio Cisneros y Joaquín Giannuzzi. Que su obra poética haya tardado tanto en
reeditarse forma parte de lo incomprensible, de esas cosas que no se entienden.
Es una alegría inmensa saber que Plural haya remediado ese bache.
También me gusta mucho su prosa breve, esos libros
inclasificables, cuya respiración proviene de la poesía, como La piedra imán y Vidas y muertes.
- Qué destacas en particular
de su poética y en general de su peso en la historia de la literatura
boliviana.
- Es uno de esos poetas con un magnetismo brutal. Nace y
muere en sí mismo, el que escriba bajo la sombra de su influencia va a estar
jodido, siempre va a llevar la marca registrada del poeta paceño. Es como esos
escritores que escriben desde Onetti o desde Saer, por más buenos que sean, por
más que tengan un mundo propio, sólido, siempre van a escribir a la sombra de
esos monstruos, la voz va a estar contaminada. Ese es el peligro que presentan
escrituras con una personalidad tan fuerte.
- ¿Cuánto y cómo
afecta el fanatismo, casi mitificación que algunos hacen de Saenz y su obra?
- Durante muchos años a Saenz no se lo leía porque los
libros que circulaban eran ediciones antiguas, de coleccionistas, o fotocopias.
Ibas a una librería, preguntabas por un libro suyo y el librero se reía o te
mostraba ejemplares que costaban el equivalente a un sueldo básico. Creo que
esa ausencia de libros físicos también contribuyó al mito del escritor. Ahora,
y gracias a Plural, la situación ha cambiado, se lo ha ido publicando
sistemáticamente.
Siempre es un riesgo la mitificación de un escritor porque
esta actúa como un filtro, distorsiona la experiencia de lectura, arma un
aparato de prejuicios desde donde se procesan los textos.
La obra de Saenz, más que la de ningún otro escritor
boliviano, se presta a este juego. El escritor alcohólico, nocturno, que tenía
una fascinación por los aparapitas y por las morgues, etc. Todos sabemos cuánto
ha calado esto en la tradición paceña (no sé si boliviana), pero
paradójicamente yo siento que lo que se trata de imitar es el gesto marginal,
el estilo de vida, no tanto su obra en sí. Creo que en ese sentido, salvo
quizás una o dos excepciones, Saenz está solo.
Y como complemento y contrapartida, las posturas de Wilmer
Urrelo, un paceño que no se cansa de repetir que odia a La Paz y que siempre se
mostró poco adepto a la obra saenzeana
- Entiendo que eres
crítico con la imagen y obra de Jaime saenz, pero tampoco detractor total… ¿o
sí?
- No sé si el término detractor sea el correcto, pero sí
bastante crítico. Me parece que en el caso de Saenz la figura, el personaje que
él se inventó pesa más que tanto su poesía (la cual no me gusta mucho) como su
prosa, lo que hace que se vean injustamente recontra-valoradas.
Ahora bien, algunas crónicas suyas sobre La Paz son
fabulosas, sobre todo si uno tiene el interés de ir detrás de esas actividades
de los habitantes de esta ciudad que empiezan a desaparecer, como es el caso de
El vendecositas. Ahí, tengo la
impresión, hay un Saenz más auténtico, más él y por supuesto menos saenzeano.
El Saenz cronista me parece más importante. El de Imágenes paceñas es más auténtico, menos
posero, si deseamos usar un término paceño y que entendamos todos, y nos revela
con lucidez una ciudad que ya no existe o que es casi invisible porque está
desapareciendo.
- ¿No será que el
mito en torno al autor, en torno a su imagen afecta, condiciona a la hora de
leer desprejuiciadamente sus libros?
- Afecta más a los fanáticos que a la propia obra de Saenz.
Eso ya sale del control del autor. Quizá afecta más a los que desean escribir
como Saenz y no lo logran, pero creo que esa especie de acto reflejo ya va pasando
con los años. Hace poco se imponía la moda Viscarra y mira que eso también
empieza a ser procesado de otra manera, digamos más madura y menos viscarriana.
Abrimos con Cachín Antezana,
y cerramos con él; con un extracto de Hacer
y cuidar, pieza de sus Ensayos
escogidos (Plural, 2011):
“Los libros de Saenz son ‘poemas enteros’. Los libros suyos
no son articulaciones de momentos poéticos, sino una indagación sostenida que solo en el marco de un libro parece
encontrar la posibilidad de una pausa. Esta noción podría extenderse a toda su
obra poética, que podría considerarse como un único ‘tema’ (en el sentido
musical del término) tratado por diferentes registros en diferentes momentos.
También, por supuesto, hay mucha más seguridad en el ‘último’ Saenz, aunque la
indagación es constante desde el principio”.
“La poesía de Saenz no es lírica, si por lírica entendemos
el ‘canto a uno mismo’. Saenz no hace una poesía subjetiva. Se trata de una
poesía ‘interior’ que es objetiva. Su obra está abierta al mundo; mundo que Saenz
entiende de una manera muy especial, una manera global…”.
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En torno a la poesía saenzeana
Jaime Saenz publicó 11 poemarios: El escalpelo (1955), Cuatro
poemas para mi madre (1957), Muerte
por el tacto (1957), Aniversario de
una visión (1960), Visitante profundo
(1964), El frío (1967), Recorrer esta distancia (1973), Bruckner y Las tinieblas (1978), Al
pasar un cometa (1982) y La noche
(1985).
El volumen Poesía
reunida (Plural, 2015) contiene todos estos títulos además de nueve poemas
sueltos publicados por el autor en diferentes revistas. No obstante, en
archivos de su familia y en otras publicaciones se consigna una buena cantidad
de otras piezas poéticas. No hay que olvidar que en 2000 La Mariposa Mundial
editó el libro Café y mosquitero, a
partir de un mecanuscrito del autor hallado en un puesto de libros viejos. Y no
hay que olvidar tampoco que este libro fue retirado de circulación a instancias
de los herederos de Saenz.
Vale como apunte que aunque ninguno de sus poemarios se
reeditó -al menos legalmente, pues circulan no pocas versiones piratas e incluso
apócrifas- hay varias compilaciones: Obra
poética (1975, que incluye sus primeros seis poemarios, obviando Cuatro poemas para mi madre); Recorrer esta distancia. Antología poética
(FCE, 2004), preparado por Jesús Urzagasti; y en 2007 el Instituto de Estudios
Bolivianos de la UMSA editó un volumen con cuatro poemarios: El escalpelo, Aniversario de una visión,
Visitante profundo y El frío.
Y finalmente, en cuanto a la crítica a la poesía de este
prolífico autor, son ya clásicos el trabajo “Las estructuras de lo imaginario
en la obra poética de Jaime Saenz”, de Blanca Wiethüchter (incluida en Obra poética en la edición de la
Biblioteca del Sesquicentenario de la República, 1975); el ya referido “Hacer y
cuidar”, de Antezana; y los numerosos trabajos de Rodolfo Ortiz en La Mariposa
Mundial. Y no hay que perder de vista el volumen dedicado a Saenz en la
colección La crítica y el poeta
(Plural, 2011).
A propósito, de este último libro extractamos un valioso
summum del arte poético saenzeano, a cargo de su directora, Mónica Velásquez:
“La poesía saenzeana, como gran parte de la poesía moderna,
se halla transitada por tensiones y búsquedas más que por respuestas o
certezas. En medio de éstas, la escritura logra plantear preguntas que se
creían contestadas, tensiones que se pretendían resueltas y caminos que se
pensaban ya transitados hacia algún seguro final. Al hacerlo, esta poética
desafió a repensar la muerte, la vida, la noche, la palabra y la figura de los
artistas…”.
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En boca propia
¿Qué era la poesía para Jaime Saenz? ¿Cómo concebía y qué
pensaba de su propia obra poética? En un intento de respuesta, extractamos
parte de una entrevista que el autor concedió a Alfonso Gumucio Dagron en los
años 70, y que luego este recogió en su libro Provocaciones.
“La poesía me parece que es penetrar en la cosa en sí, en la
substancia, en la esencia; eso y nada más que eso. La diferencia con la
narrativa es puramente formal. La poesía es la búsqueda. Fue la búsqueda la que
me impulsó a escribir. Ya de chico me gustaba desarmar las cosas. Ver lo que
había adentro… De lo que se trata es de ver justamente lo que pasa. Pero
desarmar no equivale a destruir. Para mi coleto, digo, haría residir allí la
génesis de mi tendencia a la poesía. No fue un impulso de curiosidad fue la
búsqueda de lo que se escinde detrás de las cosas.
Puedo hablar de mi propia poesía en la medida en que está
escrita, pero no en la medida de lo que quiera decir, de lo que pretende ser.
Yo no puedo explicar mucho más mi poesía, que considero muy clara. Puede ser
comprendida sin ningún esfuerzo. Yo no debo racionalizarla, añadirle agregados.
Detrás de ella no hay ningún enigma, no hay ningún secreto”.
Martin Zelaya S. Respecto a su apreciación en cuanto a que "No hay que olvidar que en 2000 La Mariposa Mundial editó el libro Café y mosquitero, a partir de un mecanuscrito del autor hallado en un puesto de libros viejos. Y no hay que olvidar tampoco que este libro fue retirado de circulación a instancias de los herederos de Saenz", le sugiero fundamentar su aseveración con una verdadera investigación y tomando en cuenta las fuentes competentes, ya que de los 1000 ejemplares de la edición del libro al que hace mención, aproximadamente 300 fueron entregados en custodia, de manera voluntaria por el director de la editorial, a partir de la conclusión de un proceso de conciliación entre partes por las siguientes razones:
ResponderEliminar1. La editorial Mariposa Mundial al publicar el libro "Café y Mosquitero", atribuído a Jaime Saenz, no respetó la Ley de Derechos de Autor. Situación reconocida por la misma editorial mediante publicación solicitada en un medio de prensa.
2. El manuscrito al que hace referencia no se mostró ni entregó jamás a la autoridad competente para la respectiva corroboración de la autoría ya que en el archivo del autor no existe ni el título ni su contenido.
3. El "copyright" que figuró en dicha edición se registró a nombre de quien adquirió la copia taquigrafiada del libro y no del verdadero autor.
Por lo tanto, el retiro de aproximadamente 300 ejemplares de un total de 1000, a cargo de la editorial Mariposa Mundial, se realizó por disposición de la autoridad competente, tras un proceso conciliatorio entre partes, dado el incumplimiento de la Ley y no "a instancias de los herederos del autor". Situación que me obliga a solicitar la necesaria y justa aclaración y recomendarle que "no debe olvidar" que un "periodista" o alguien que escribe en un medio de prensa, debería corroborar la información que publica con las fuentes involucradas por un mínimo de seriedad y responsabilidad.
Gisela Morales Gonzales
Responsable de los derechos de autor de Jaime Saenz Guzmán
Correo electrónico: giselamoralesgonzales@gmail.com
Estimada Gisela, como director de La Mariposa Mundial corroboro la explicación que suscribes respecto a los hechos sucedidos el año 2000 en torno a la publicación del libro "Café y mosquitero" de Jaime Saenz, siendo los mismos completamente resueltos en ese entonces a partir de un proceso de conciliación entre partes y según requerimientos del marco legal correspondiente. Larga vida a Jaime Saenz! Agrego además que como columnista de Letra Siete nunca transmití información alguna sobre los contenidos del Archivo de Jaime Saenz que están bajo tu custodia. / Rodolfo Ortiz
EliminarEl pasado jueves presente audiovisual Jaime Saenz Vida y Obra en la Cinemateca Boliviana con el fondo musical Bruckner: #8 Symphony In C Minor, además de una exposición de 27 paneles Les invito a que vean o en web: http://jaimesaenzvidayobra.blogspot.com/
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