lunes, 4 de enero de 2016

Libros

El mayor logro de la literatura
infantil y juvenil en Bolivia

La autora explica en este texto –adaptado del estudio introductorio a su cargo- en qué se basó para conformar el índice final de la Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia, de la BBB.



Isabel Mesa Gisbert

En junio de 2014 el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia del Estado inicia el proyecto Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) con el objetivo de seleccionar, publicar y distribuir de manera masiva 200 de las más representativas obras que se hayan escrito en Bolivia.
La selección la realizó un Comité Editorial conformado por reconocidos intelectuales, investigadores y académicos del país, entre junio y diciembre de 2014. En ese periodo, la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil hizo una propuesta para que se incluyeran las diez obras más representativas de este género.
En diciembre se hizo la presentación oficial de la lista de las 200 obras elegidas. Si bien el Comité Editorial no eligió a ninguna de las diez obras propuestas, para gran sorpresa de los especialistas en este género, la lista contemplaba una Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia.
“La formación de lectores del presente, pero sobre todo a futuro, es una de las principales premisas por la que los miembros del Comité Editorial de la BBB decidieron incluir a esta antología en la selección. La edición incluye los mejores cuentos, poemas, novelas y obras de teatro para un público infantil y juvenil; un libro para iniciarlos en la lectura”, se lee en el documento del lanzamiento oficial de los dos primeros libros de la BBB.
De acuerdo al cronograma de trabajo, las 200 obras deben estar impresas hasta 2025, año del bicentenario de Bolivia. Fue una nueva sorpresa saber que esta antología –para cuya conformación la BBB confió en mi trabajo- sería uno de los dos primeros libros en publicarse; el otro es la Antología de documentos fundamentales de la historian de Bolivia, a cargo de José Roberto Arze.

La antología
Si bien existen en Bolivia algunas antologías infantiles, la mayoría se avoca a un solo género: el cuento. Por lo tanto, era necesaria una que ofrezca una variedad de géneros literarios en el marco de una propuesta nacional, en la que escritores de distintas partes de Bolivia estén presentes con obras de calidad, trascendencia e impacto en el público lector. El libro trata de mostrar aquello que ha marcado un hito, lo que ha trascendido, lo que en su individualidad es de gran calidad pero que, como pieza que forma parte de un enorme rompecabezas, es capaz de aportar a aquel corpus que nos habla del inicio, de las tendencias, de las influencias, de los estancamientos y de los cambios en la literatura infantil y juvenil boliviana.
Esta selección de obras tiene como primer criterio valorar la calidad literaria de cada uno de los escritos. En segundo lugar, se ha considerado el impacto que cada obra tuvo en los lectores y, por ende, su trascendencia en el tiempo. Finalmente, la reunión en una sola obra de autores de distintas partes del país con ese talento especial para contar a los niños y niñas bolivianas sobre la diversidad cultural que tiene Bolivia y el mundo sin subestimar al destinatario.
Tomando en cuenta los criterios anteriores, la antología se ha dividido de manera cronológica en tres partes, en las que se pueden distinguir una primera generación de pioneros, que en primera instancia se destacaron en poesía y teatro; una segunda generación que desarrolla el cuento regionalizado, costumbrista y tradicional; y una tercera generación que rompe con los esquemas tradicionales, que se abre a temáticas distintas a lo exclusivamente nacional, pero que también mira la diversidad cultural como una riqueza y un aporte al país.
La literatura infantil aparece tardíamente en Bolivia en relación a muchos de los países latinoamericanos que publican sus primeros libros en la segunda mitad del siglo XIX. El inicio en el país se da gracias a dos factores fundamentales: los primeros autores eran en su mayoría maestros que vieron la necesidad de contar con publicaciones infantiles apropiadas en un mundo diseñado solo para adultos; posteriormente, estos pioneros, que estaban ligados por el ámbito profesional en el que se desenvolvían, pues todos eran poetas, se unieron con el objetivo de escribir también para niños. Hablamos de un periodo de tiempo comprendido entre 1922-1979.
En la década de los 80 surge una segunda generación con un grupo de maestras cochabambinas que toma a su cargo la producción de la literatura infantil boliviana. Son las únicas que durante un largo período de tiempo llenan el vacío que habían dejado los pioneros.
La labor de este grupo valluno no se refleja solamente en la producción, también en la creación de talleres de escritura, de bibliotecas itinerantes y la difusión y promoción de sus obras. Es también entonces cuando surgen las primeras voces cruceñas (1980-1999).
La tercera generación se da a partir del año 2000, en que la literatura infantil toma otro rumbo. Las nuevas tecnologías ayudan a que exista una mirada más amplia hacia el exterior y las nuevas tendencias literarias no tardan en conocerse. Páginas web, revistas virtuales y cursos a través de la red son componentes que ayudan a una nueva visión de lo que es la literatura infantil fuera de Bolivia.
Por otro lado, el cambio de gobierno y la nueva ley educativa Avelino Siñani le imprimen a la literatura infantil un sello propio que lleva a los autores a indagar aún más sobre nuestra diversidad como país. El teatro y la poesía prácticamente han desaparecido de la oferta literaria infantil y juvenil, con contadas excepciones. El cuento y los libros de mitos y leyendas perseveran, pero, en definitiva, es la novela la que surge con gran fuerza y manifiesta un giro en cuanto a la temática y estructura literaria (2000-2015).
Vistos estos tres períodos, la Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia, se complementa con algunos anexos. El primero se refiere exclusivamente a la novela, quizás el género más importante en los últimos lustros, por su aporte en cuanto a novedad temática y estructura literaria. Se trata de 12 reseñas sobre las novelas más importantes de la literatura infantil y juvenil boliviana (1962- 2015).
Si bien forman parte de esta antología 29 autores, se anexa también un cuadro con una exhaustiva información de referencia sobre otras de sus obras y, además, con obras de otros autores que no son parte de esta selección.
Esta antología estaría inconclusa si no contara con ilustraciones realizadas con exclusividad por reconocidos artistas que tienen una larga trayectoria en el campo de la ilustración infantil. Un reconocimiento especial a Romanet Zárate, Paola Guardia y Jorge Dávalos cuyas ilustraciones dan vida a los personajes de cada una de las obras.

La lucha que iniciamos hace nueve años los miembros de la Academia escribiendo crítica literaria, investigando, difundiendo y valorando la literatura infantil y juvenil boliviana, hoy tiene un fruto destacable. Es una satisfacción como escritora, como especialista de literatura infantil, como maestra y como miembro de la Academia que hoy se le dé a la literatura para niños y jóvenes el sitial que le corresponde. Por primera vez en Bolivia, se toma en cuenta y en serio a este género como parte de una colección tan importante como es la Biblioteca del Bicentenario. 

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