El mayor logro de la literatura
infantil y juvenil en
Bolivia
La autora explica en este texto –adaptado del estudio introductorio a su cargo- en qué se basó para conformar el índice final de la Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia, de la BBB.
Isabel Mesa Gisbert
En junio de 2014 el Centro de Investigaciones Sociales (CIS)
de la Vicepresidencia del Estado inicia el proyecto Biblioteca del Bicentenario
de Bolivia (BBB) con el objetivo de seleccionar, publicar y distribuir de
manera masiva 200 de las más representativas obras que se hayan escrito en Bolivia.
La selección la realizó un Comité Editorial conformado por
reconocidos intelectuales, investigadores y académicos del país, entre junio y
diciembre de 2014. En ese periodo, la Academia Boliviana de Literatura Infantil
y Juvenil hizo una propuesta para que se incluyeran las diez obras más
representativas de este género.
En diciembre se hizo la presentación oficial de la lista de
las 200 obras elegidas. Si bien el Comité Editorial no eligió a ninguna de las
diez obras propuestas, para gran sorpresa de los especialistas en este género,
la lista contemplaba una Antología de
literatura infantil y juvenil de Bolivia.
“La formación de lectores del presente, pero sobre todo a
futuro, es una de las principales premisas por la que los miembros del Comité
Editorial de la BBB decidieron incluir a esta antología en la selección. La
edición incluye los mejores cuentos, poemas, novelas y obras de teatro para un
público infantil y juvenil; un libro para iniciarlos en la lectura”, se lee en
el documento del lanzamiento oficial de los dos primeros libros de la BBB.
De acuerdo al cronograma de trabajo, las 200 obras deben
estar impresas hasta 2025, año del bicentenario de Bolivia. Fue una nueva
sorpresa saber que esta antología –para cuya conformación la BBB confió en mi trabajo-
sería uno de los dos primeros libros en publicarse; el otro es la Antología de documentos fundamentales de la
historian de Bolivia, a cargo de José Roberto Arze.
La antología
Si bien existen en Bolivia algunas antologías infantiles, la
mayoría se avoca a un solo género: el cuento. Por lo tanto, era necesaria una
que ofrezca una variedad de géneros literarios en el marco de una propuesta
nacional, en la que escritores de distintas partes de Bolivia estén presentes
con obras de calidad, trascendencia e impacto en el público lector. El libro
trata de mostrar aquello que ha marcado un hito, lo que ha trascendido, lo que
en su individualidad es de gran calidad pero que, como pieza que forma parte de
un enorme rompecabezas, es capaz de aportar a aquel corpus que nos habla del
inicio, de las tendencias, de las influencias, de los estancamientos y de los
cambios en la literatura infantil y juvenil boliviana.
Esta selección de obras tiene como primer criterio valorar
la calidad literaria de cada uno de los escritos. En segundo lugar, se ha
considerado el impacto que cada obra tuvo en los lectores y, por ende, su
trascendencia en el tiempo. Finalmente, la reunión en una sola obra de autores
de distintas partes del país con ese talento especial para contar a los niños y
niñas bolivianas sobre la diversidad cultural que tiene Bolivia y el mundo sin
subestimar al destinatario.
Tomando en cuenta los criterios anteriores, la antología se
ha dividido de manera cronológica en tres partes, en las que se pueden distinguir
una primera generación de pioneros, que en primera instancia se destacaron en
poesía y teatro; una segunda generación que desarrolla el cuento regionalizado,
costumbrista y tradicional; y una tercera generación que rompe con los esquemas
tradicionales, que se abre a temáticas distintas a lo exclusivamente nacional, pero
que también mira la diversidad cultural como una riqueza y un aporte al país.
La literatura infantil aparece tardíamente en Bolivia en
relación a muchos de los países latinoamericanos que publican sus primeros
libros en la segunda mitad del siglo XIX. El inicio en el país se da gracias a
dos factores fundamentales: los primeros autores eran en su mayoría maestros
que vieron la necesidad de contar con publicaciones infantiles apropiadas en un
mundo diseñado solo para adultos; posteriormente, estos pioneros, que estaban
ligados por el ámbito profesional en el que se desenvolvían, pues todos eran
poetas, se unieron con el objetivo de escribir también para niños. Hablamos de
un periodo de tiempo comprendido entre 1922-1979.
En la década de los 80 surge una segunda generación con un
grupo de maestras cochabambinas que toma a su cargo la producción de la
literatura infantil boliviana. Son las únicas que durante un largo período de
tiempo llenan el vacío que habían dejado los pioneros.
La labor de este grupo valluno no se refleja solamente en la
producción, también en la creación de talleres de escritura, de bibliotecas
itinerantes y la difusión y promoción de sus obras. Es también entonces cuando surgen
las primeras voces cruceñas (1980-1999).
La tercera generación se da a partir del año 2000, en que la
literatura infantil toma otro rumbo. Las nuevas tecnologías ayudan a que exista
una mirada más amplia hacia el exterior y las nuevas tendencias literarias no
tardan en conocerse. Páginas web, revistas virtuales y cursos a través de la
red son componentes que ayudan a una nueva visión de lo que es la literatura
infantil fuera de Bolivia.
Por otro lado, el cambio de gobierno y la nueva ley
educativa Avelino Siñani le imprimen a la literatura infantil un sello propio
que lleva a los autores a indagar aún más sobre nuestra diversidad como país.
El teatro y la poesía prácticamente han desaparecido de la oferta literaria
infantil y juvenil, con contadas excepciones. El cuento y los libros de mitos y
leyendas perseveran, pero, en definitiva, es la novela la que surge con gran
fuerza y manifiesta un giro en cuanto a la temática y estructura literaria
(2000-2015).
Vistos estos tres períodos, la Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia, se
complementa con algunos anexos. El primero se refiere exclusivamente a la
novela, quizás el género más importante en los últimos lustros, por su aporte
en cuanto a novedad temática y estructura literaria. Se trata de 12 reseñas
sobre las novelas más importantes de la literatura infantil y juvenil boliviana
(1962- 2015).
Si bien forman parte de esta antología 29 autores, se anexa
también un cuadro con una exhaustiva información de referencia sobre otras de
sus obras y, además, con obras de otros autores que no son parte de esta
selección.
Esta antología estaría inconclusa si no contara con
ilustraciones realizadas con exclusividad por reconocidos artistas que tienen
una larga trayectoria en el campo de la ilustración infantil. Un reconocimiento
especial a Romanet Zárate, Paola Guardia y Jorge Dávalos cuyas ilustraciones
dan vida a los personajes de cada una de las obras.
La lucha que iniciamos hace nueve años los miembros de la
Academia escribiendo crítica literaria, investigando, difundiendo y valorando
la literatura infantil y juvenil boliviana, hoy tiene un fruto destacable. Es
una satisfacción como escritora, como especialista de literatura infantil, como
maestra y como miembro de la Academia que hoy se le dé a la literatura para
niños y jóvenes el sitial que le corresponde. Por primera vez en Bolivia, se
toma en cuenta y en serio a este género como parte de una colección tan
importante como es la Biblioteca del Bicentenario.
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