Memoria de lo posible
Reseña del libro de cuentos que la argentina Angie Pagnotta publicó con Peces de ciudad.
Christian
Jiménez Kanahuaty
Memoria de lo
posible
(Peces de ciudad, 2017) de Angie Pagnotta, es un libro de cuentos que nos
muestra las dimensiones más puras del relato y del cuento en América Latina;
una serie de historias que se conectan entre sí, con la intención de conformar
un mosaico vital de los personajes involucrados, pero que a la vez le permite a
la autora pergeñar una muestra de lo que sucede con al menos tres sentimientos:
el amor, la duda y el abandono.
Se
sabe que a veces el sexo se disfraza de amor y que el amor, a veces, se
disfraza de sexo. Se sabe también que hay relaciones sentimentales que son solo
duda y otras en las que más bien la pasión está marcada por el delirio de los
celos o pautada por la imagen y las relaciones de control hacia el otro como
objeto de deseo, pero también como propiedad.
Pagnotta,
a pesar de mantener cierta distancia con los actores de sus tramas, no puede
desprenderse de cierto cariño que demuestra al encarar las emociones que ellos,
en tanto personajes, van desprendiendo, casi a manera de trazar la cartografía
de las pequeñas miserias que les han dejado el amor o los malos trabajos con el
paso del tiempo. Así, entonces, Pagnotta crea un escenario sensorial propicio
para el cuento; un escenario en el que lo que se cuenta no es solo lo elemental:
el qué y el cómo, sino que tiene el plus de la distancia propia de la
objetividad analítica del narrador omnisciente, pero sin por ello sacrificar la
empatía.
La
implicación y la cercanía, la maestría en el manejo de las cosas en las
distancias cortas, es una de las características de Pagnotta que el lector
agradece. Y es por ello que el libro se lee rápidamente, pero las imágenes
quedan. Es por ello, también, que tras leer cada uno de los cuentos uno siente
que el mundo interior se ha hecho más cálido, y por tanto, no es extraño que
retorne la vieja emoción de creer en el amor a pesar de todo.
Y
es que los personajes de Pagnotta no son simples espectros: hablan, comen y
viven como personas normales en una Buenos Aires que no está tan presente en
sus monumentos o lugares emblemáticos, sino que está ahí, en las calles
mojadas, en las noches de luces raras y en las plazas y en los cafés que son
lugares comunes y corrientes donde, por supuesto, transcurre la vida y uno ni
siquiera se da cuenta.
Pienso
en los cuentos como fotografías. Pero también como cortos montados para ser
mostrados entre series de televisión, o luego de largometrajes. Pienso en la
autora pensando: “básicamente hago esto porque siento que así funciona la vida”.
La vida… esa cosa extraña de la cual se filosofa tanto y de la cual se siguen
escribiendo tratados desde todas las disciplinas imaginables. La vida… La vida
es eso, lo que sucede mientras uno va del punto A al B., y lo que hace Pagnotta
con toda la lucidez y humildad posibles es nombrar lo que vemos cotidianamente;
nombrar lo que nos hace sentir. Y al hacerlo recorre un camino propio. Un
camino lleno de vértigo y peligro, porque claramente en este mundo donde todo
tiene aristas y filos, ser frágil no es fácil. Así y todo, Pagnotta logra
rescatarse y rescatar a sus personajes del tedio y de la embriaguez del no
compromiso.
Quizás
por todo esto Memoria de lo posible es
uno de los libros más honestos y genuinos que uno pueda leer en estos últimos
años. Quizás uno se quede con un par de cuentos para leerlos de nuevo, quizás
uno vuelva a la autora cuando saque un nuevo libro, quizás pase todo eso, pero
lo cierto es que este libro te cambia, te devuelve algo que creíste perdido.
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