La vida fluida #4
Eso nomás… la vida, y fluida. Crónicas, ficciones, historias así, de corrido, como suceden, como quisiéramos que sucedan, sin mayúsculas ni minúsculas, sin pausas ni signos de puntuación.
Aldo
Medinaceli
/ hay un
río que fluye a través de praderas atraviesa la ciudad y antes de cruzar bajo
un puente se convierte en un cauce oscuro que absorbe los desechos de una fábrica
más allá en el camino que une los sembradíos se adormece en una laguna que
recibe las aguas de otros ríos menos caudalosos entonces nuestro río continúa hasta
descender vertiginosamente por quebradas llenas de piedras en donde varias
personas hacen rafting simulando que gobiernan el río cuando es el río quien
los lleva veloces encima de sus aguas van entre risas antes de ver la corriente
convertirse en una cascada que cae a un costado del camino varias personas se
bañan en sus aguas otra vez cristalinas que llegan desde una altura inconcebible
convirtiéndose pronto en espuma y más allá en barro y más allá otra vez en un
pequeño riachuelo que los autos atraviesan creyendo que se trata de una fuga
pero el agua sigue adelante hasta convertirse en una corriente subterránea vinculando
lugares lejanos pero conectados por esa línea oscura que nadie mira como un enlace
inalámbrico fluyendo sin detenerse bajo la tierra por grutas y embovedados que
desembocan en una ciudad inmensa que convierte a sus aguas en un líquido turbio
donde flotan bolsas plásticas botellas de vidrio envases con etiquetas de
colores expuestas al sol se encamina entre torres y rascacielos avanza con el
agua cada vez menos transparente lleva desechos encima y las aguas ahora
oscuras siguen fluyendo bajo nuestros pies como la vida misma como nosotros que
caminamos sin detenernos desde que salimos del útero hacia un océano
desconocido que nos aguarda porque intuyo que la vida es asimismo un río con
momentos diáfanos o situaciones oscuras o cataratas aceleradas cuando se siente
el impulso vital la ausencia de división sin muros ni diques la misma línea sin
principio ni final siguiendo su camino a un lado de la carretera con la columna
sin vértebras fragmentadas siempre unida aunque en movimiento ahí va el líquido
corriendo a través de la superficie de calles pueblos ciudades montañas valles
transformándose sin cesar profunda fluida visceral permanente dueña de su
propia singularidad y a la vez conectada a un fluido más grande sin tiempo que
suena desde el inicio circulando por todas las vías de la vida así como circula
la sangre dentro nuestro desde un punto hacia el mismo punto sin detenerse ni
creer en la ilusión del vacío ni de la quietud absoluta ni de las murallas que detienen
porque el agua estancada es la enfermedad y el movimiento continuo es un mal
que termina /
No hay comentarios:
Publicar un comentario