Zamenhof contra Babel
Un texto en conmemoración de los 100 años de la muerte del creador del esperanto
José
Roberto Arze
La torre de
Babel
La
célebre leyenda bíblica sobre el origen de la diversidad de idiomas, dice así:
“Tenía entonces toda la tierra
una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de
oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y
se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les
sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y
dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al
cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda
la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los
hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno y todos estos
tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir
ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos así
su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció
Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la
ciudad. Por eso fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió
Jehova el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de
toda la tierra”. (Génesis: 11, 1-9). (En nota se aclara que la palabra hebrea balal, de donde provendría Babel,
significa confundir).
Para
un dogmático cristiano o judío, la pluralidad de idiomas y la confusión humana
serían designios divinos y, por tanto, inevitables. Pero contra estos designios
han trabajado muchos hombres de diversas épocas y países y lo hicieron de
diversas maneras. Uno de ellos fue Lázaro L. Zamenhof (1859-1917), de cuya
muerte se cumple en estos días el centenario.
¿Quién fue
Zamenhof?
Lázaro
Luis Zamenhof (en castellano; o Ludwik Lejzer, en polaco; o Lazaro Ludoviko, en
el idioma creado por él) fue el iniciador del esperanto, idioma de pretensión
universal, creado con la intención de servir de lengua auxiliar (una especie de
segundo idioma común) para superar la incomprensión humana. Nació en Bialistok
(Polonia, entonces parte de Rusia) el 15 de diciembre de 1859. Pertenecía a una
familia judía. Su padre, Markus Zamenhof, era pedagogo, profesor de geografía,
idiomas modernos y fundador de una escuela cerca de Bialistok. Su madre,
Rosalía Sofer, era hija de un comerciante hebreo. Tuvieron siete hijos (cuatro
varones y tres mujeres), de los cuales Lázaro era el mayor.
Según
informa Privat (Vivo de Zamenhof.
Leipzig: 1923. p. 13), no era precisamente una familia rica. En 1873 se
trasladaron todos a Varsovia que fue, desde entonces, la residencia principal
de Lázaro hasta su muerte, salvando inevitables estadías en otras ciudades
polacas y extranjeras, por razones de estudio o de trabajo.
El
personaje que nos interesa estudió medicina, se especializó en oftalmología, en
buena parte para satisfacer exigencias paternas y ejerció su profesión con
auténtico apostolado. Dominó cuatro lenguas: el polaco (por su país de
nacimiento), el hebreo (por su familia y religión, pues los Zamenhof profesaban
la fe judía), alemán y ruso (por ser los idiomas de los establecimientos
educativos donde estudio, pues Polonia era zarandeada por rusos y alemanes). La
mayor parte de su vida la consagró a la difusión y discusión de su creación
idiomática: el Esperanto. Murió en Varsovia el 14 de abril de 1917, en plena
guerra mundial.
¿Qué es el esperanto?
El
Esperanto -la creación lingüística de Zamenhof-, lo repetimos, es un idioma auxiliar internacional (helpa internacia lingvo). No se opone
esencialmente a los demás idiomas “naturales” (aunque tiene sus amigos y
enemigos); se pone junto a ellos, como un instrumento para la comprensión y la
confraternidad humanas. Del centenar de propuestas (o más) de idioma internacional (entre
“adopciones”, adaptaciones y creaciones), el esperanto es uno de los que han
tenido hasta ahora mayor éxito. Sus grandes rivales han sido el latín, el
español, el francés y el inglés, idiomas que a su turno conformaron una especie
de imperialismo lingüístico, por ser
de potencias hegemónicas.
El
esperanto es, en primer término, un idioma “artificial” (artefarita lingvo), en el sentido de que no ha surgido natural o
espontáneamente, sino que ha sido conscientemente creado. De aquí provienen,
entre otras cosas, su esquematismo y su regularidad absoluta que facilitan su
aprendizaje. (El esperanto es el idioma más
fácil del mundo; se lo puede aprender en la décima parte de tiempo que
cualquier otro).
En
segundo término, es un idioma neutral: no es el idioma de determinada nación,
de una secta religiosa o corriente política, o de determinado grupo profesional;
lo cual no es inconveniente para que pueda adoptarlo y/o apoyarlo cualquier
grupo de cualquiera de las clases señaladas. Por esencia es pues anticolonial, antidogmático y antisectario.
En
tercer lugar, el esperanto evoluciona como cualquier otro idioma: a través del
uso y de la práctica. (Este rasgo fue destacado por su propio creador y por el
célebre lingüista Ferdinand de Saussure). El esperanto está organizado nacional
e internacionalmente en mayor grado que otros idiomas, su más importante
agrupación es la Asociación Mundial de Esperanto (Universala Esperanto-Asocio)
y cuenta con numerosas organizaciones generales y especializadas.
Tiene
una amplísima literatura que se nutre de dos vertientes: la creación original y
las traducciones. No hay clásico universal que no cuente con traducciones a
este idioma, desde la Biblia hasta el
Quijote, desde Marx hasta Nietzsche,
e incontables clásicos nacionales de culturas mayores y menores. Tampoco hay
ámbito científico, técnico, deportivo, etc., que no tenga expresiones
bibliográficas en este idioma.
Finalmente,
es un idioma de masivos contactos a través de la correspondencia, los
congresos, encuentros, cursos universitarios, etc. En fin, sin exagerar, se
advierte que el esperanto funciona en muchos ámbitos, y esto merece que se le otorgue
alguna atención.
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