lunes, 10 de abril de 2017

Artículo

Zamenhof contra Babel

Un texto en conmemoración de los 100 años de la muerte del creador del esperanto



José Roberto Arze 

La torre de Babel
La célebre leyenda bíblica sobre el origen de la diversidad de idiomas, dice así:

“Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos así su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehova el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”. (Génesis: 11, 1-9). (En nota se aclara que la palabra hebrea balal, de donde provendría Babel, significa confundir).

Para un dogmático cristiano o judío, la pluralidad de idiomas y la confusión humana serían designios divinos y, por tanto, inevitables. Pero contra estos designios han trabajado muchos hombres de diversas épocas y países y lo hicieron de diversas maneras. Uno de ellos fue Lázaro L. Zamenhof (1859-1917), de cuya muerte se cumple en estos días el centenario.

¿Quién fue Zamenhof?
Lázaro Luis Zamenhof (en castellano; o Ludwik Lejzer, en polaco; o Lazaro Ludoviko, en el idioma creado por él) fue el iniciador del esperanto, idioma de pretensión universal, creado con la intención de servir de lengua auxiliar (una especie de segundo idioma común) para superar la incomprensión humana. Nació en Bialistok (Polonia, entonces parte de Rusia) el 15 de diciembre de 1859. Pertenecía a una familia judía. Su padre, Markus Zamenhof, era pedagogo, profesor de geografía, idiomas modernos y fundador de una escuela cerca de Bialistok. Su madre, Rosalía Sofer, era hija de un comerciante hebreo. Tuvieron siete hijos (cuatro varones y tres mujeres), de los cuales Lázaro era el mayor.
Según informa Privat (Vivo de Zamenhof. Leipzig: 1923. p. 13), no era precisamente una familia rica. En 1873 se trasladaron todos a Varsovia que fue, desde entonces, la residencia principal de Lázaro hasta su muerte, salvando inevitables estadías en otras ciudades polacas y extranjeras, por razones de estudio o de trabajo.
El personaje que nos interesa estudió medicina, se especializó en oftalmología, en buena parte para satisfacer exigencias paternas y ejerció su profesión con auténtico apostolado. Dominó cuatro lenguas: el polaco (por su país de nacimiento), el hebreo (por su familia y religión, pues los Zamenhof profesaban la fe judía), alemán y ruso (por ser los idiomas de los establecimientos educativos donde estudio, pues Polonia era zarandeada por rusos y alemanes). La mayor parte de su vida la consagró a la difusión y discusión de su creación idiomática: el Esperanto. Murió en Varsovia el 14 de abril de 1917, en plena guerra mundial.

¿Qué es el esperanto?
El Esperanto -la creación lingüística de Zamenhof-, lo repetimos, es un idioma auxiliar internacional (helpa internacia lingvo). No se opone esencialmente a los demás idiomas “naturales” (aunque tiene sus amigos y enemigos); se pone junto a ellos, como un instrumento para la comprensión y la confraternidad humanas. Del centenar de propuestas (o más) de idioma internacional (entre “adopciones”, adaptaciones y creaciones), el esperanto es uno de los que han tenido hasta ahora mayor éxito. Sus grandes rivales han sido el latín, el español, el francés y el inglés, idiomas que a su turno conformaron una especie de imperialismo lingüístico, por ser de potencias hegemónicas.
El esperanto es, en primer término, un idioma “artificial” (artefarita lingvo), en el sentido de que no ha surgido natural o espontáneamente, sino que ha sido conscientemente creado. De aquí provienen, entre otras cosas, su esquematismo y su regularidad absoluta que facilitan su aprendizaje. (El esperanto es el idioma más fácil del mundo; se lo puede aprender en la décima parte de tiempo que cualquier otro).
En segundo término, es un idioma neutral: no es el idioma de determinada nación, de una secta religiosa o corriente política, o de determinado grupo profesional; lo cual no es inconveniente para que pueda adoptarlo y/o apoyarlo cualquier grupo de cualquiera de las clases señaladas. Por esencia es pues anticolonial, antidogmático y antisectario.
En tercer lugar, el esperanto evoluciona como cualquier otro idioma: a través del uso y de la práctica. (Este rasgo fue destacado por su propio creador y por el célebre lingüista Ferdinand de Saussure). El esperanto está organizado nacional e internacionalmente en mayor grado que otros idiomas, su más importante agrupación es la Asociación Mundial de Esperanto (Universala Esperanto-Asocio) y cuenta con numerosas organizaciones generales y especializadas.
Tiene una amplísima literatura que se nutre de dos vertientes: la creación original y las traducciones. No hay clásico universal que no cuente con traducciones a este idioma, desde la Biblia hasta el Quijote, desde Marx hasta Nietzsche, e incontables clásicos nacionales de culturas mayores y menores. Tampoco hay ámbito científico, técnico, deportivo, etc., que no tenga expresiones bibliográficas en este idioma.
Finalmente, es un idioma de masivos contactos a través de la correspondencia, los congresos, encuentros, cursos universitarios, etc. En fin, sin exagerar, se advierte que el esperanto funciona en muchos ámbitos, y esto merece que se le otorgue alguna atención.


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