martes, 30 de agosto de 2016

Artículo

Primero leo, luego escribo

Un adelanto de las III Jornadas de Literatura Boliviana que se efectuarán durante el primer fin de semana de la Feria Internacional del Libro de La Paz.


Martín Zelaya Sánchez

Escribe Jorge Carrión en las últimas páginas de su sugestivo ensayo Librerías (Anagrama, 2013): “el lento tránsito entre la lectura en papel y la lectura digital actualiza debates periódicos (…). Ahora nos preguntamos si la pantalla y su emanación de luz son más perjudiciales para la vista que la tinta electrónica, que no nos permite leer a oscuras”.
Aprender de los protagonistas de las letras bolivianas contemporáneas. Aprehenderlos, aprovecharlos, disfrutarlos pero, sobre todo, leerlos. Esa es la idea al pedirles que compartan algo esencial para cualquier hombre o mujer de letras: su bitácora privada de lecturas: su canon de autores y libros, pero, ante todo, sus secretos, experiencias y vivencias en el fascinante universo de la lectura.
Conocer a nuestros escritores -decíamos- sus inquietudes, estímulos, intereses y obsesiones. Acercarnos, así, a su obra, a su impronta y creatividad. Verlos, entrar en contacto personal, y mirar, asumir así, a profundidad y con mejores herramientas, su literatura. Estos son los impulsos y objetivos, a la vez, de las Jornadas de Literatura Boliviana, en general y, claro, en específico de la tercera versión que se llevará a cabo entre el 9 y el 11 de septiembre en el marco de la XXI Feria Internacional del Libro de La Paz.
“Primero leo luego escribo. Las lecturas en la formación y vocación”, es el tema elegido en esta ocasión para las tres mesas de exposición en las que 12 invitados -autores y literatos bolivianos- leerán sus ponencias.
Va esta temática, esperamos, acorde a la tendencia propuesta en las dos interesantes experiencias pasadas: “Búsquedas y presagios. Narrativa boliviana en el siglo XXI”, en 2014 y “Oficio y género. El escritor frente a su obra y en el contexto nacional”, en 2015, cuando se analizó el rumbo temático y estilístico de la narrativa boliviana actual, en el primer caso, y el leit motiv de la vocación poética, novelística y cuentística de los invitados, en el segundo.
Como en aquellas dos ocasiones, esta tercera se realiza también gracias al apoyo de la Cámara Departamental del Libro de La Paz y de la editorial 3600. Y este año la Alcaldía paceña suma también su granito de arena.
Compartir las lecturas en la formación y vocación de escritor, literato, crítico. Identificar a los autores y/o libros fundamentales, de referencia, y a modo de reseñarlos y analizarlos enfatizar en la influencia, trascendencia e interrelación con la obra propia (o, dado el caso, con la vocación por la academia, la crítica literaria, etc.).
Este fue el punto de partida desde el que los expositores prepararon sus ponencias que serán leídas entre el viernes y domingo de la primera semana de feria, y, claro, publicadas por 3600 en un libro memoria, una costumbre ya de las Jornadas.
¿Es recomendable leer durante el proceso de creación, o hay riesgo de “contaminación”? ¿Cuán necesario es el “parricidio”: desligarse por completo de los grandes referentes, de las lecturas de formación, para hallar una voz propia? Lecturas iniciáticas Vs. lecturas actuales: constancia y/o evolución en autores de cabecera. Hábitos, costumbres, vicios de lectura: releer más que ir por novedades, o más bien tener una deuda con clásicos. ¿Lector de papel? ¿Lector de pantalla? ¿O ambos? (para seguir el planteamiento de Carrión que abre esta nota). Estos son algunos de los tópicos planteados para esta aventura que este año tiene como invitados a académicos y periodistas que escriben ficción, en la primera mesa; poetas, en la segunda, y narradores en la tercera:
Oswaldo Calatayud (Premio Nacional de Novela, 2016), Lourdes Reynaga, Carmen Beatriz Ruiz y Gabriel Salinas. Vadik Barrón (Premio Nacional de Poesía); Jessica Freudenthal, Paura Rodríguez y Cecilia de Marchi. Rodrigo Urquiola, Saúl Montaño, Claudia Peña  e Iván Gutiérrez expondrán sus experiencias de lectura -¿qué tema más crucial puede haber entre las diferentes categorías y variables de la literatura?-. Para muestra y antojo, copiamos unos pocos párrafos de adelanto, de tres ponencias de las III Jornadas de Literatura Boliviana.

Vadik Barrón
“Llamémoslo dialéctica, tao o ayni. Siento que la escritura es una devolución, un juego de reciprocidad, un flujo continuo de dar y recibir, y una proyección de las lecturas, ante las cuales quien escribe funge a veces como mero espejo opaco y otras como prisma iridiscente. Yo distinguiría dos aspectos de la escritura, que pueden también tomarse como fases o momentos cronológicos: la catarsis y la (re)creación”.

Claudia Peña
“Escapar, expandirse, corromperse, amar, resistir. Tal vez antes de todo eso, y también después, leer es escribir, no como quien se dice, sino como quien deja decir, como quien se entrega, en medio de la vida, a la intensidad del tiempo que le toca, porque solamente copia quien permanece estático, quien deja de tener algo para decir. Solamente quien vive más, escribe mejor”.

Carmen Beatriz Ruiz
“No creo que haya una correlación de precedencia entre leer y escribir. Son dos momentos distintos, dos gestiones diferentes de la atención y de la comunicación. Pueden o no alimentarse mutuamente, pero las y los lectores empedernidos no son o no se convierten, necesariamente, en escritores”.

Iván Gutiérrez

“Concibo la escritura como una entrega absoluta de la vida, escribir es un sacrificio de amor, pero aún más trascedente es leer, porque nos recuerda quiénes somos, fuimos, quisimos y nunca seremos”. 

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