Dos visiones de Las visiones
Textos leídos por Montaño y Manjón en la presentación del libro de cuentos de Edmundo Paz Soldán en Santa Cruz. Cada uno escogió su cuento favorito para desmenuzarlo a gusto.
El juez de Nova Isa
Saúl Montaño
“La ciudad iba cambiando a su paso, como
si solo discurrir por ella fuera capaz de provocar la magia. Visiones
tenebrosas de calles con casas que albergaban criminales; quienes discurrían
por su lado tenían la piel transparente y él veía su corazón vil. Un mendigo
que le pedía limosna se transformaba en el guía que le abría las puertas rumbo
a bosques de helechos gigantescos y árboles de ramas secas y prehistóricas por
las que se deslizaban gusanos venenosos, y él se estremecía al ver pájaros
enormes de alas acarbonadas listos para devorarlo. La plaza se convertía en un
descampado donde lo esperaban irisinos y kreols para el juicio final”.
Considero
que este párrafo emerge como un portal ejemplar al libro que esta noche nos
reúne; el fragmento pertenece al primer cuento: Las visiones. En dicho relato se da cuenta de un juez que
administra justicia durante un periodo crepuscular de Iris, -donde no existen certezas
que valgan, como menciona el
narrador-; es un lugar donde la zozobra se cierne incluso sobre los llamados a
establecer el orden de una sociedad compleja. El juez es un hombre solitario
que llegó a Iris con los ideales de justicia reconocibles en un novato hombre
de leyes, pero que con el paso del tiempo, y por las circunstancias, fue
absorbido por el sistema convirtiéndose en un ser funcional y corrompido,
también desencantado, que carga con una conciencia culposa que le perturba
hasta provocarle visiones de hombres y mujeres que se le presentan reclamando
amenazantes el haber sido juzgados con iniquidad.
La
mano implacable del juez le valió el respeto y el temor de la población, él
sabe esto mientras camina por las calles reconociendo miradas torvas dirigidas
hacia él que no solo fue impío con los culpables sino también con los
inocentes.
“Se sabía odiado pero confiaba en que
algún día la historia reconocería la labor. La criminalidad había descendido
desde que comenzara a administrar justicia. Había terror en llegar al
juzgado...”,
señala el narrador. En este contexto, ¿es el juez la encarnación de la
institución del régimen puesto que además comparten síntomas de desgaste?:
ambos agotados, corruptos, perversos, ahora frágiles y alucinados, al borde del
colapso, acaso en el umbral de profundos cambios; algunos esperan la ansiada
renovación de la mano de un Advenimiento apuntalado por férreas convicciones
religiosas y supersticiosas en una realidad neo-medieval en donde la tecnología
ha avanzado considerablemente pero que no ha traído el bienestar esperado.
Este
primer texto proyecta consigo una premonición hacia el resto de sus pares,
marca el pulso consonante a través de una disposición estética, moral, -una arbitrariedad cósmica, como diría el
narrador- sobre todo el libro, el cual cierra de manera audaz con el último
cuento que refiere al protagonista quien también padece visiones pero que en
este caso es un rebelde de Orlewen, podría decirse la fuerza del desorden, su
revés del magistrado: entonces figuran las dos caras perturbadas de una misma
moneda con un destino trágico.
Con
la lectura de Las visiones somos
forasteros que recorremos distintas grietas de esta civilización; nuestro punto
de vista periférico es apuntalado por los términos utilizados para nombrar
determinadas particularidades nativas: qué ocurre por ejemplo, si estamos de
visita en Nova Isa, caminamos por sus calles, de pronto, tres shanz armados de
sus riflarpones detienen a un irisino, lo suben a sus jipus, se marchan…
En
segundos nuestra visita alcanza cuotas de tensión, la realidad se torna
misteriosa y cautivante, extraña y cercana; es esta la experiencia con la
lectura de Las visiones: se reconocen
formas y expresiones degradadas o acentuadas de nuestra sociedad, se juega con
la ambigüedad de un entorno ficticio, reconocible, acechante. Sobrevuela la
pregunta: ¿su crisis sintomática en qué proporción es la crisis de nuestra
civilización?
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