Maximiliano Barrientos, fascinado por el fuego
El escritor cruceño tiene un libro de cuentos nuevo: Una casa en llamas, que ya circula en Argentina y pronto tendrá una edición boliviana.
María
José Ferrel
Pocos
meses después de haber lanzado La
desaparición del paisaje, una novela que tuvo numerosas reseñas positivas
en España, Maximiliano Barrientos ya tiene un nuevo libro, esta vez de cuentos:
Una casa en llamas, editado hace
pocos días por la bonaerense Eterna Cadencia
Si bien
la editorial lo distribuirá solo en Argentina y España, no ocurrirá lo mismo
que con La desaparición… que no llegó
nunca a las librerías del país, pues Una
casa en llamas tendrá una coedición para Bolivia que editorial El Cuervo
presentará en algunas semanas.
El libro
tiene seis cuentos en los que el escritor vuelve a la imagen del fuego como una
constante disparadora de historias que “se sumergen en las grietas más
profundas y oscuras de personajes sumidos en la soledad y el alcohol, o que
intentan sobrevivir a viejos amores: cómo se vive con un recuerdo doloroso, con
los fantasmas del pasado, con la locura o el abandono”, según se puede leer en la
contratapa del libro.
En este diálogo Barrientos explica el lento proceso que vivió para la publicación final de este libro que tuvo muchas versiones y fue trabajado en intervalos entre 2010, finales de 2013 y principios de 2014.
“Pudo haber tenido 30 cuentos, pero al final decidí que serían solo seis porque eran los más representativos del conjunto y porque así también limitaba el margen de error”, adelantó el escritor cruceño que recientemente terminó de escribir una novela que ya está en proceso de edición.
En este diálogo Barrientos explica el lento proceso que vivió para la publicación final de este libro que tuvo muchas versiones y fue trabajado en intervalos entre 2010, finales de 2013 y principios de 2014.
“Pudo haber tenido 30 cuentos, pero al final decidí que serían solo seis porque eran los más representativos del conjunto y porque así también limitaba el margen de error”, adelantó el escritor cruceño que recientemente terminó de escribir una novela que ya está en proceso de edición.
- El libro se llama Una casa en llamas. Vuelves al fuego, a
incendiar todo. ¿Es esta, de pronto, una imagen constante en la obra? ¿Tienen todos
los cuentos del libro ésta atmósfera, y qué representa?
- El fuego es una presencia
constante, está en cuatro de los seis relatos. No me atrevo, sin embargo, a
establecer ninguna interpretación. Desde La
desaparición del paisaje, y en estos cuentos de una forma mucho más
explícita, ha habido una preocupación
por retratar la violencia, una fascinación, por decirlo de algún modo. Esta
representación de la violencia no se establece ni como denuncia ni tampoco
busca volverla glamur. Hay una tercera vía que me cuesta explicar porque no la
tengo clara, y es por eso que creo que es una fascinación, la misma que algunas
personas sienten cuando ven algo que se está quemando y no pueden retirar la
vista por más que sus propias vidas dependan de ello (si pudiera explicarla
escribiría un ensayo, pero yo no soy ensayista. Escribo ficción porque no sé
muy bien por dónde me estoy moviendo, porque tengo vislumbres parciales del
lugar sobre el que escribo, no certezas).
- Ya pasaron varios años desde tu
primer libro de cuentos (Los daños,
2007). ¿Puedes contarme si en este tiempo ha cambiado y en qué tu manera de
encarar el proceso de escritura?
- No creo
que haya cambiado mucho. Escribo cuando tengo una historia que contar. Cuando
no, hago otra cosa: tomo apuntes, trabajo el material acumulado, leo. No siento
esa obligación por escribir a diario. Edito mucho, eso sí, todos los días,
durante horas y horas. Escribo rápido pero me paso años trabajando los textos,
esa es una manía que disfruto.
- Siempre te has movido entre relatos y novelas breves. ¿Se puede decir que lo tuyo son en todo caso las narraciones de corto o mediano aliento?
- Bueno,
no sé si novelas tan breves… La
desaparición del paisaje tiene casi 270 páginas. Si hacemos una analogía
con los luchadores de MMA podríamos decir que se mueve dentro de la división
wélter (77 kilos). Y Hoteles, con menos de 130 páginas, estaría en la
división gallo (61 kilos). Como BJ Penn, puedo decir que peleé en al menos dos categorías
diferentes.
- ¿Cómo, en qué circunstancias te
sientes más cómodo a la hora de escribir? ¿Desde dónde escribe Maximiliano Barrientos?
- Algunas historias se agotan en
diez o veinte páginas, otras requieren cien o doscientas. Para mí eso es lo que
determina que escriba una novela o un cuento. Más allá de cómo me siento más
cómodo, pasa por qué distancia necesito para contar lo que tengo que contar. Hay
que ser honestos. Estirar un cuento solo para tener una nouvelle que pueda ser
más fácilmente publicable me parece una falta de respeto con un género que ha
tenido cultores excepcionales como Carver y Ribeyro.
- Tus relatos tienen ciertas temáticas y categorías que dialogan entre sí. Me refiero al cine y la música que se ven constantemente permeados en tu obra…
- La música y el cine incidieron en
la respiración de la prosa y en la preocupación por narrar desde imágenes y desde
situaciones concretas, nunca abstractas. Creo en la poesía de los hechos y
espero que eso se note en mis ficciones. La música y el cine no están presentes
como guiños o citas a ciertas películas o a ciertos discos, sino como un modo
de contar y como una cadencia. Odio esa literatura que hace de las referencias culturales
gratuitas una marca de estilo.
Los Vila
Matas y los Fresán me cansan. Los suyos son libros narcisistas que se han
dedicado a explotar el carisma del escritor y del artista, lo que me parece
frívolo y pomposo, una forma soterrada de egolatría.
- Para seguir con literatura, cine y música, ¿cuáles son actualmente tus intereses en estos tres campos… qué estás leyendo, escuchando y viendo?
-
Siempre estoy leyendo bastante, trato de estar actualizado, especialmente con
los escritores que escriben en español, aunque me tomo mi tiempo para hacerlo,
no corro inmediatamente tras la primera novedad que sale. Y siempre trato de
pagar mis deudas con algunos clásicos que no leí en su momento. Leo por placer,
no tengo reparos en abandonar libros, salvo cuando la novela es tan mala que a
veces sigo leyéndola por el placer de putear contra el autor.
Con
respecto a la música, me quedé con algunos viejos héroes a los que regreso una
y otra vez; ya no me interesa escuchar ninguna novedad. Bruce Springsteen, Townes Van Zandt, Neil Young, Gladys
Moreno, el Camba Sota, Miles Davis, John Coltrane, Art Pepper, Godspeed You! Black
Emperor,
Hermética,
Motorhead, Megadeth, Pearl Jam…
- ¿En qué proyectos te encuentras
trabajando?
- Estoy
en el proceso de edición de una nueva novela que terminé de escribir hace unos
meses.
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