El qué el cómo y el porqué de la
Biblioteca del Bicentenario
Datos e información reveladora del proceso de selección de los 200 libros esenciales de la historia del país que, por encargo de la Vicepresidencia, se publicarán a partir de 2015, en miras a la celebración del bicentenario de la independencia.
Martín Zelaya Sánchez
No pueden faltar La
Chaskañawi, Felipe Delgado o Sangre
de mestizos. Ningún compendio o nómina general de literatura nacional se
entiende sin nombres esenciales como Nataniel Aguirre, Ricardo Jaimes Freyre u
Oscar Cerruto.
Cualquier intento por explicar la historia de Bolivia
fracasaría si no se empieza por obras fundacionales -más allá del género, el
origen del autor o su periodo de aparición- como Nueva crónica y buen gobierno, Historia de la Villa Imperial de Potosí o
Crónica moralizada.
Y no se puede ni pensar en emprender un proyecto serio de sistematización
y reflexión de la realidad nacional, si no se consideran temáticas cruciales
como la minería, la subyugación y posterior reivindicación indígena o la
identidad y autodeterminación regional y étnica que deviene en la
plurinacionalidad.
Hablamos de literatura y artes, historia y ciencias
sociales, respectivamente, tres grandes áreas en las que –sobre todo por
motivos operacionales- se dividió el proceso de nominación, debate y selección
de los 200 libros de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB).
En literatura como en el cine, las artes plásticas o
cualquier producto estético y de valoración subjetiva intentar armar un canon
siempre da pie a la controversia, la crítica y el desacuerdo. (La mayoría
recuerda la “novela” que envolvió a la elección de las 15 novelas fundamentales
de Bolivia, ¿verdad?).
Nunca se logrará consenso y aquiescencia total, nunca se
contentará a una clara mayoría y no se podrá de ninguna manera evitar críticas
o alusiones a piezas faltantes o sobrantes.
Mas, lejos de detenerse en lo negativo, las debilidades o
los contratiempos previsibles, no hay mejor manera -en un país con una
industria artística y cultural tan incipiente como la nuestra- que recurrir a
cuanto mecanismo de visualización sea posible en pos de masificar, difundir y
socializar estos productos de consumo cultural, en el caso que ahora nos
compete: libros.
Estas precisamente son las consignas centrales del proyecto
de la Biblioteca del Bicentenario, una iniciativa de la Vicepresidencia del
Estado que -por su magnitud y proyección- aparece claramente como el
emprendimiento literario más ambicioso e importante que se encaró jamás en el
país.
En los siguientes días el equipo de 36 escritores,
historiadores, académicos e intelectuales de diversas áreas, que conforma el
Comité Editorial, a la cabeza del editor general José Roberto Arze, oficializará
la lista de los 200 libros que -según el mandato que tiene el Centro de
Investigaciones Sociales, entidad encargada de coordinar y ejecutar el
proyecto- deben publicarse periódicamente, a partir de 2015, en miras a 2025
cuando Bolivia celebre sus 200 años de independencia.
Cuando la lista sea de dominio público, será seguramente
tiempo de observaciones, rechazos o más bien (y ojalá), beneplácitos; mientras
tanto aprovechando la ocasión que tuvimos de asistir a parte del proceso de
selección que ya encara su recta final, consideramos importante compartir
detalles e información que ayuden a hacerse una idea de la importancia y
complejidad del trabajo.
Copiamos entonces, y con este objetivo, parte del acta de
una de las reuniones de la Comisión de Ciencias Sociales:
“Orden del día:
Lectura general del acta de la anterior reunión de la Comisión (del 21 de
octubre) en la que la lista de obras preseleccionadas había quedado conformada
por 65 títulos distribuidos de la siguiente manera: libros individuales
preseleccionados: 23; libros individuales pendientes: 24; antologías: 8 y obras
escogidas: 10”.
“Posteriormente se optó, como metodología de trabajo, por ir
ratificando o excluyendo títulos a partir de la lectura de la referida acta. En
el transcurso de este trabajo, también se incluyeron algunas obras y autores
por consenso”.
“La nueva lista de obras de la Comisión de Ciencias Sociales
quedó conformada de la siguiente manera: libros individuales: 17; libros
“fusionados” (dos obras en uno): 2; diccionarios y vocabularios: 6; antologías:
10; obras escogidas: 12; Total aprobadas: 47”.
De la lectura de este pequeño párrafo se desprenden no sólo
interesantes datos numéricos, sino además queda claro que la metodología de
selección privilegió el diálogo, el consenso y el análisis detallado de cada
título antes de incluirlo o no en la lista final. Como ésta, la coordinación
general del proyecto elaboró varias actas correspondientes a cada reunión de
comisión, mismas que sirvieron de base a la hora de retomar labores en la
siguiente cita.
Si todo sale como está previsto, el próximo lunes 2 de diciembre
el vicepresidente Álvaro García Linera -principal promotor de esta idea-
anunciará oficialmente la lista de los 200 libros de la Biblioteca del
Bicentenario de Bolivia y hará pública el acta final firmada por los miembros del
Comité Editorial.
Pero finalizado este trabajo, el trabajo -valga la
redundancia- no hará más que empezar, pues la coordinación general del proyecto
(cobijada por el CIS) a la cabeza de Marco Montellano deberá diseñar un
complejo plan de acción que permita, entre otras cosas, dotar cuando antes de
un diseño y línea gráfica generales de la biblioteca y sus diferentes
colecciones (contando para ello con el concurso de profesionales en el área);
gestionar las formas más idóneas de publicación de las obras (convocando para
ello a las principales editoriales nacionales); garantizar productos (libros)
de alta calidad (contratando para ello a profesionales y especialistas para que
elaboren estudios introductorios, guías de lectura, anotaciones, glosarios,
índices, etc.) y administrar todo este complejo mecanismo de tal manera que
desde 2015, cada años se publiquen entre 20 y 30 títulos para tener antes del
año del bicentenario, la totalidad de la biblioteca editada, publicada y
distribuida masivamente en repositorios y centros culturales y educativos -de
manera gratuita- y a la venta en ediciones populares y de precio accesible en
diferentes librerías y espacios públicos.
El reto es enorme, pero el equipo ya está en cancha y la
bola ya empezó a rodar.
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Apoyo 1
Datos, cifras,
detalles y curiosidades de la BBB
Aunque Historia de la
Villa Imperial de Potosí, de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, la obra
colonial más reconocida de todas las que se escribieron en nuestro territorio
data de entre 1705 y 1730, hace ya 300 años, la obra más antigua que se conozca
y que haga referencia a Charcas o el Alto Perú, es la Crónica del Perú de Diego Cieza de León, publicada en 1553.
El texto de Arzáns, canónico por excelencia y esencial en
cualquier biblioteca que se precie de tener obras representativas de las letras
bolivianas, fue -por supuesto- uno de los más votados por especialistas y
lectores entre los 1.037 libros que conformaron la base de datos a partir de la
cual trabajó el Comité Editorial. El de Cieza de León, según parece, no quedará
entre los elegidos.
Este catálogo inicial fue conformado por las postulaciones
de los 35 miembros del Comité, más nominaciones de unos 200 expertos en pensamiento
boliviano -tanto del país como del exterior- y de cientos de ciudadanos que
efectuaron su votación a través de la página web www.blibiotecabicentenariobolivia.gob.bo
y en la Feria Internacional del Libro de La Paz.
Datos, variables,
curiosidades
No hay que olvidar que el hecho de que se trate de un canon
literario boliviano, no implica que no se vean involucrados autores y
editoriales de otros países.
Hasta mediados del siglo XX, buena parte de los más
destacados novelistas editaban en Santiago o Buenos Aires (Aluvión de fuego, de Cerruto y Tierra
adentro, de Enrique Finot, por ejemplo).
Y hasta hoy en día, decenas de académicos y especialistas de
América Latina, Estados Unidos y Europa efectúan exhaustivos trabajos de campo
e investigaciones en nuestro territorio, y luego procesan y publican sus
trabajos en universidades de Estados Unidos o Europa.
Por su tamaño
Entre los libros más voluminosos de la base de datos –no
necesariamente de las listas finales de preseleccionados- están El Loco de Arturo Borda que en sus tres
tomos tiene 1.659 páginas; la Nueva
crónica y buen gobierno, de Guamán Poma, con 1.176 páginas; Qaraqara Charka, de Tristan Platt con
1.088; y Obra completa de René
Zavaleta Mercado.
Entre los más delgados, están Aniversario de una visión, poemario de Jaime Saenz, de 27 páginas y
El otro gallo, de Jorge Suárez, con
82 páginas.
Por lugar
La Paz, Cochabamba, Sucre, Santa Cruz, Potosí, Oruro,
Tarija, Trinidad e incluso El Alto, donde se editó el Diccionario bilingüe aymara – castellano de Félix Layme son -en ese
orden- las ciudades bolivianas donde más se editó y publicó no sólo en las
últimas décadas, incluso ya en la Colonia o los albores de la República.
Muchos estudios y libros técnicos o científicos sobre
Bolivia -sea de autores extranjeros o
bolivianos- se editaron en ciudades del exterior, entre las más recurrentes
están Sevilla, Madrid, Nueva York, Lima y México.
Pero también novelas, libros de cuentos y poemarios -sobre
todo en las décadas del 30 y 40 del siglo pasado- se publicaron en imprentas de
Buenos Aires, Santiago y Madrid, entre otras capitales.
Los diez libros más
nominados
Sangre de mestizos,
de Augusto Céspedes; Juan de la Rosa,
de Nataniel Aguirre; Cerco de penumbras,
de Óscar Cerruto y La Chaskañawi, de
Carlos Medinaceli, en el área de Literatura y artes.
Oprimidos pero no
vencidos, de Silvia Rivera; Tres
reflexiones sobre el pensamiento Andino, de Bouysse; y Warisata, la escuela ayllu, de Elizardo Pérez, en Ciencias
sociales.
Masamaclay, de
Roberto Querejazu; Diario de un soldado
en la Guerra de la Independencia, del Tambor Vargas e Historia de la Villa Imperial de Potosí, de Arzáns, en Historia.
Los autores más
mencionados
Entre los autores más nominados en la base general de datos
-repetimos, no necesariamente por ello quedarán en la nómina final- estuvieron
Xavier Albó con 16 libros, Antonio Paredes Candia con 13, Alcides Arguedas y
Mariano Baptista Gumucio con 11 cada uno, Jaime Saenz con 9; Gabriel René
Moreno y Franz Tamayo con 8; René Zavaleta Mercado, Adolfo Costa du Rels,
Tristán Marof y Porfirio Díaz Machicado
con 7.
La mujer con más nominaciones es la poetisa paceña Blanca
Wiethüchter con 5 libros.
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Apoyo 2
30 libros “seguros”
Ciencias sociales
1 Oprimidos pero no vencidos (Silvia Rivera)
2 Warisata, la escuela Ayllu (Elizardo Pérez)
3 Nacionalismo y coloniaje (Carlos Montenegro)
4 La revolución india (Fausto Reinaga)
5 Historia natural, etnográfica y geográfica del Chaco
boliviano (Gianecchini)
6 Formaciones
económicas y políticas en el mundo andino (Murra)
7 Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia. (J.
Ovando)
8 El pongueaje: historia social del indio boliviano (R.
Reyeros)
9 Mitos, supersticiones y supervivencia… (Manuel Rigoberto
Paredes)
10 Raíces de América: El mundo aymara (Bouysse)
Historia
1 Masamaclay (Roberto Querejazu)
2 Diario de un soldado de la Independencia (José Santos
Vargas)
3 Charcas (Josep Barnadas)
4 Historia de la rebelión de Túpac Catari (Ma. Eugenia del Valle
de Siles)
5 El Mariscal Sucre en Bolivia (Lofstrom)
6 Viajes por Bolivia (Alcide d' Orbigny)
7 Zárate, el temible Willka (Ramiro Condarco)
8 Moxos: descripciones e historia de los indios, animales y
plantas (L Ribera)
9 Sublevación y masacre de Jesús de Machaqa (Roberto Choque)
10 Últimos días coloniales del Alto Perú (G. R. Moreno)
Literatura
1 Sangre de mestizos (Augusto Céspedes)
2 Juan de la rosa (Nataniel Aguirre)
3 Raza de bronce (Alcides Arguedas)
4 La Chaskañawi (Carlos Medinaceli)
5 Los deshabitados (Marcelo Quiroga Santa Cruz)
6 Felipe Delgado (Jaime Saenz)
7 El Loco (Arturo Borda) (Selección)
8 Matías, el apóstol suplente (Julio de la Vega)
9 La lengua de Adán (Emeterio Villamil de Rada)
10 Añejerías paceñas (Ismael Sotomayor)
* El orden no
establece ningún tipo de jerarquización o preminencia.
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