jueves, 20 de noviembre de 2014

Cafetín con gramófono

El Boletín Titikaka (I)


Reseña de una de las emblemáticas publicaciones andinas de inicios del siglo pasado, dirigida por Gamaliel Churata.



Omar Rocha Velasco

El Boletín Titikaka fue una revista que se publicó en Puno-Perú, y cuyo responsable fue Arturo Peralta, alias Gamaliel Churata, que tanta influencia tuvo en su generación cuando llegó a Bolivia.
En efecto, Churata impulsó Gesta Bárbara, fue punta de lanza de un grupo de jóvenes que apostaron por las letras y lucharon contra un contexto “pacato”. Luego Churata se destacó como periodista en La Paz, dejando una impronta poco estudiada en nuestro medio.
Según datos del biógrafo Arturo Vilchis, Churata volvió a Bolivia en 1932, en plena Guerra del Chaco, y desde ese momento ejerció una labor artístico-periodística inagotable: fue fundador de la Semana Gráfica, en la que también participaron Carlos Medinaceli, Carlos Salazar Mostajo, Raúl Jaimes Freyre y Porfirio Díaz Machico, entre otros.
Luego esta publicación se convirtió en la Gaceta de Bolivia. También fue parte del grupo de periodistas del periódico La Calle y, después de su cierre, ejerció el periodismo en el periódico Última Hora, medio en el que dirigió el suplemento Cuadernos literarios.
Luego participó también del diario La Nación, que fue el órgano del Estado luego de la revolución de 1952 y lo dirigía Saturnino Rodrigo. Finalmente, Churata, poco antes El pez de oro, publicó y participó de La Razón y La Tarde. Como se ve, su labor periodística fue intensa y abundante.
Hacia la primera mitad de la década del 20, Churata fue parte del grupo Orkopata (encima del cerro) que fue un espacio de discusión y renovación artístico-política; un colectivo muy dinámico que además de organizar seminarios, conferencias, encuentros, recitales, etc. fundó la Editorial Titikaka.
Uno de sus principios fue romper con la concepción “elitista” de la cultura, ya desde el hecho de emprender acciones alejadas del centro cultural, que era Lima, fue un gesto de rebeldía, y trataron de sostenerlo a raja tabla en cada una de sus acciones.
La primera publicación de la Editorial Titikaka, en abril de 1926, fue el poemario Ande de Alejandro Peralta, hermano de Gamaliel; luego, en agosto de 1926, se editó el primer número del Boletín Titikaka, revista que fue concebida como órgano de difusión del grupo Orkopata y la editorial que fundaron.
La publicación, con interrupciones, duró hasta 1930, todo un logro. De acuerdo al investigador Miguel Ángel Rodríguez Rea, “el título inicial fue Editorial Titikaka Boletín, un año después el título se altera, Boletín Editorial Titikaka, y a partir del número 25 del mes de diciembre de 1928, adopta el título de Boletín Titikaka”. El formato fue simple: una hoja doblada en cuatro que, a pesar de su “minucia”, fue una publicación fundamental para Latinoamérica.
Desde el principio, a sabiendas de que Puno era realmente un lugar marginal y poco visible, se impusieron establecer redes y conexiones, así, el boletín fue un lugar de confluencia en el que publicaron escritores de todo el continente.
La nota editorial del primer número plantea claramente el objetivo inicial: “La árida labor que se ha impuesto la Editorial Titikaka acaso quedaría incompleta si no difundiera el éxito de sus publicaciones y no anunciara las que van a iniciar de inmediato”.
Como se dice más arriba, el primer libro que pusieron a consideración de los lectores fue Ande de Alejandro Peralta. Muchos vieron en esta publicación un cambio de página en la poesía latinoamericana, una escritura potente, ya no lastimera ni nostalgiosa y que iniciaba algo nuevo con un “abrumador salpullido de andeces”, como dijo Federico Bolaños en el número de septiembre de 1926.
En este afán de contar con los comentarios de las voces más representativas de Latinoamérica, participaron también bolivianos, por ejemplo, encontramos los juicios de Lucio Diez de Medina sobre el libro de Peralta: “Pasados los períodos de la sonetomanía y de la mera imitación llegan fuerzas renovadoras. Ya se insinúa la poesía americana, vigorosa, original y audáz; con Oribe, Silva, Valdez, Moreno, Borjes y otros” [sic.].
Allí también hizo su aparición el comentario del Carlos Medinaceli, en enero de 1927: “Prescindiendo de clasificaciones de escuelas y tendencias -hoy en boga- el libro tiene un valor independiente y permanente: es la de ANDE una poesía sobre todo jugosa, alegre, dulce y fuerte, llena de sol, de azul, matinalmente risueña, fresca como ‘jugo de naranja’ y viril como la tierra tahuantinsuyana”.

Durante la primera época del Boletín Titikaka la discusión sobre una nueva estética fue preponderante como línea editorial, estas páginas se dedicaron a cultivar un indigenismo estético, literario y vanguardista, textos como “Indoamericanismo estético”, “Hacia nuestra propia estética”, “Camino estético”, “Neoindianismo”, etc. fueron perfilando la idea de un movimiento indígena de literatura, Gamaliel Churata fue el gran impulsor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario