El Boletín Titikaka (I)
Reseña de una de las emblemáticas publicaciones andinas de inicios del siglo pasado, dirigida por Gamaliel Churata.
Omar Rocha Velasco
El Boletín Titikaka fue una revista que se publicó en
Puno-Perú, y cuyo responsable fue Arturo Peralta, alias Gamaliel Churata, que
tanta influencia tuvo en su generación cuando llegó a Bolivia.
En efecto, Churata impulsó Gesta Bárbara, fue punta de
lanza de un grupo de jóvenes que apostaron por las letras y lucharon contra un
contexto “pacato”. Luego Churata se destacó como periodista en La Paz, dejando una
impronta poco estudiada en nuestro medio.
Según datos del biógrafo Arturo Vilchis, Churata volvió
a Bolivia en 1932, en plena Guerra del Chaco, y desde ese momento ejerció una
labor artístico-periodística inagotable: fue fundador de la Semana Gráfica, en la que también
participaron Carlos Medinaceli, Carlos Salazar Mostajo, Raúl Jaimes Freyre y
Porfirio Díaz Machico, entre otros.
Luego esta publicación se convirtió en la Gaceta de Bolivia. También fue parte del
grupo de periodistas del periódico La
Calle y, después de su cierre, ejerció el periodismo en el periódico Última Hora, medio en el que dirigió el
suplemento Cuadernos literarios.
Luego participó también del diario La Nación, que fue el órgano del Estado
luego de la revolución de 1952 y lo dirigía Saturnino Rodrigo. Finalmente,
Churata, poco antes El pez de oro,
publicó y participó de La Razón y La Tarde. Como se ve, su labor
periodística fue intensa y abundante.
Hacia la primera mitad de la década del 20, Churata
fue parte del grupo Orkopata (encima del cerro) que fue un espacio de discusión
y renovación artístico-política; un colectivo muy dinámico que además de
organizar seminarios, conferencias, encuentros, recitales, etc. fundó la
Editorial Titikaka.
Uno de sus principios fue romper con la concepción
“elitista” de la cultura, ya desde el hecho de emprender acciones alejadas del
centro cultural, que era Lima, fue un gesto de rebeldía, y trataron de
sostenerlo a raja tabla en cada una de sus acciones.
La primera publicación de la Editorial Titikaka, en
abril de 1926, fue el poemario Ande
de Alejandro Peralta, hermano de Gamaliel; luego, en agosto de 1926, se editó
el primer número del Boletín Titikaka, revista que fue concebida como órgano de
difusión del grupo Orkopata y la editorial que fundaron.
La publicación, con interrupciones, duró hasta 1930,
todo un logro. De acuerdo al investigador Miguel Ángel Rodríguez Rea, “el
título inicial fue Editorial Titikaka Boletín, un año después el título
se altera, Boletín Editorial Titikaka, y a partir del número 25 del mes
de diciembre de 1928, adopta el título de Boletín Titikaka”. El formato
fue simple: una hoja doblada en cuatro que, a pesar de su “minucia”, fue una
publicación fundamental para Latinoamérica.
Desde el principio, a sabiendas de que Puno era
realmente un lugar marginal y poco visible, se impusieron establecer redes y
conexiones, así, el boletín fue un lugar de confluencia en el que publicaron escritores
de todo el continente.
La nota editorial del primer número plantea claramente
el objetivo inicial: “La árida labor que se ha impuesto la Editorial Titikaka
acaso quedaría incompleta si no difundiera el éxito de sus publicaciones y no
anunciara las que van a iniciar de inmediato”.
Como se dice más arriba, el primer libro que pusieron
a consideración de los lectores fue Ande
de Alejandro Peralta. Muchos vieron en esta publicación un cambio de página en
la poesía latinoamericana, una escritura potente, ya no lastimera ni
nostalgiosa y que iniciaba algo nuevo con un “abrumador salpullido de andeces”,
como dijo Federico Bolaños en el número de septiembre de 1926.
En este afán de contar con los comentarios de las
voces más representativas de Latinoamérica, participaron también bolivianos,
por ejemplo, encontramos los juicios de Lucio Diez de Medina sobre el libro de
Peralta: “Pasados los períodos de la sonetomanía y de la mera imitación llegan
fuerzas renovadoras. Ya se insinúa la poesía americana, vigorosa, original y
audáz; con Oribe, Silva, Valdez, Moreno, Borjes y otros” [sic.].
Allí también hizo su aparición el comentario del
Carlos Medinaceli, en enero de 1927: “Prescindiendo de clasificaciones de
escuelas y tendencias -hoy en boga- el libro tiene un valor independiente y
permanente: es la de ANDE una poesía sobre todo jugosa, alegre, dulce y fuerte,
llena de sol, de azul, matinalmente risueña, fresca como ‘jugo de naranja’ y
viril como la tierra tahuantinsuyana”.
Durante la primera época del Boletín Titikaka la
discusión sobre una nueva estética fue preponderante como línea editorial,
estas páginas se dedicaron a cultivar un indigenismo estético, literario y
vanguardista, textos como “Indoamericanismo estético”, “Hacia nuestra propia
estética”, “Camino estético”, “Neoindianismo”, etc. fueron perfilando la idea
de un movimiento indígena de literatura, Gamaliel Churata fue el gran impulsor.
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