Neruda inédito y polémico
¿Es editar inéditos póstumos un acto de deslealtad, un guiño a los especialistas o el reverdecer de un autor?
Ricard Bellveser
Muy probablemente la edición de Tus pies toco en la sombra y otros poemas
inéditos[1]
de Pablo Neruda, ha sido uno de los acontecimientos literarios de 2015, y
no solo por el afloramiento de poemas ocultos u olvidados, sino precisamente
por lo contrario, por poner sobre el tapete del debate, la ética de publicar estos
“hallazgos”, lo que ha dado pie a una rica controversia sobre los inéditos, la
prudencia de editarlos, el descuido del necesario respeto al punto de vista del
autor y su valoración adecuada en el conjunto de la obra de alguien que ya no
puede defenderse[2].
El libro recoge 21 poemas inéditos del Premio
Nobel, localizados por Darío Oses, director de la Biblioteca y Archivos
de la Fundación Pablo
Neruda, tras una meticulosa investigación por los fondos que se conservan en
este organismo. Son poemas que van de los años 50 a poco antes de la muerte del
autor en 1973, y escritos en servilletas de bar, papeles desastrados, hojas de
agenda, a máquina y a mano etc., de los cuales cinco de ellos se ofrecen al
final del libro en forma de facsímil.
El título se extrae del primer poema, un poema
de amor a Matilde Urrutia, su tercera mujer, con la que se casó en 1966 y cuya
tumba comparte en Isla Negra:
Tus pies toco en la
sombra, tus manos en la luz, / y en el vuelo me guían tus ojos aguijares / Matilde,
con los besos que aprendí de tu boca / aprendieron mis labios a conocer el
fuego. / Oh piernas heredadas de la absoluta avena / cereal, extendida la
batalla/ corazón de pradera, / cuando puse en tus senos mis orejas, / mi sangre
propagó tu sílaba araucana.
Pero el hallazgo de los inéditos que Pere Gimferrer
calificó como “un acontecimiento literario de importancia universal”, formula
numerosas interrogantes. Al aparecer el libro en enero de este año, el poeta y
narrador Manuel Vilas dijo en el diario español ABC, que lo primero que uno
debe advertir “es que Neruda es una
marca. Lo segundo es que una marca no puede dejar de producir por el
hecho de que el fundador de la empresa haya muerto. Lo tercero es que la idea
de “obra inédita no publicada en vida del autor tiene que ser reformulada” y
aprovechó para recordar que Gimferrer
“cierra el prólogo en el que califica a estos poemas inéditos de “definitivos e
irrefutables”. Y uno se pregunta qué
demonios es un “poema irrefutable” aún así considera que estos versos
nerudianos son “literariamente excelentes”.
Pero la patada al avispero se la dio el
escritor y diplomático Jorge Edwards en Babelia, suplemento cultural del diario
El País, donde recordó que en la preparación de la edición de otro libro
póstumo, El río invisible[3],
tanto él como Matilde, “seguimos un criterio claro: solo publicamos textos que
el poeta había publicado en diarios y revistas de ese tiempo”, sin embargo
ahora no ocurrió lo mismo. “Si se hubiera seguido el
mismo criterio con la colección actual de poemas inéditos, el libro, con su feo
título, no existiría”.
Para Edwards hay otros aspectos a tener en
cuenta: “si un autor así dejaba poemas suyos sin
publicar, era porque su gusto personal, su autocrítica, su sentido de la
composición de cada colección de versos los había rechazado. Escogía bien los
poemas que publicaba y olvidaba los que merecían ser olvidados. No era un autor
a quien se le cayeran los poemas de la mesa de trabajo y quedaran extraviados
entre papeles. En estos poemas inéditos hay momentos en que parece que la
inspiración va a despegar. Pero los poemas son casi siempre repetitivos y dan
la impresión molesta de ser innecesarios…”.
En efecto, hay que
reformular el concepto de edición póstuma de obra inédita, en especial en autores como este que son una
marca poética y reverdecen cada poco, o por sus inéditos, o porque se les saca
de sus tumbas para saber si murieron envenenados por golpistas como Pinochet, o
porque se les recuerda aquí o allá pues, como dice en este libro, “Al chileno / le ponen/ cerca / un barco / y
salta, / se destierra, / se pierde”. Un
poco como le sucede al boliviano…
Póstuma fue también la
edición de Confieso que he vivido que
el poeta dejó inacabada y que publicó su viuda Matilde con ayuda del escritor
venezolano Miguel Otero Silva, quienes decidieron “completarlo” con textos
autobiográficos escritos en los años 50, que apenas nada tenían que ver con el
propósito original, lo que aumenta la diferencia con otros libros análogos como
Memorial de la Isla Negra que se
publicó en 1964 vigilado por Neruda de principio a fin y bien que se nota.
¿Hay deslealtad en la
edición de poemas que el poeta no quiso publicar en vida? Tal vez. Para Edwards,
como ya hemos visto, sí, y para el
escritor y profesor colombiano Ramón Illan Bacca, también, pues en Latitud
suplemento del Heraldo de Barranquilla, se preguntó, como se lo han preguntado tantos
estudiosos “quién es esa mujer que
va repartiendo ceniza en los ojos del cielo”.
En lo que casi todos
están de acuerdo es que por algo estaban ocultos. ¿Escondidos a su esposa
Matilde? Neruda, un seductor empedernido, en las últimas fechas de su vida
tenía un encendido romance con Alicia, la sobrina de Matilde. Un tema que se ha
dicho en muchos de los perfiles sobre el poeta, pero no está en ninguna de sus
biografías. Alicia está viva y es reticente a dar declaraciones”.
En un poema sin título, encontrado en la Caja 52, escrito en 1964,
cuando Neruda cumplió 60 años, dice: “Oscura es la noche del mundo sin ti amada
mía, / y apenas diviso el origen, / apenas comprendo el idioma, / con
dificultades descifro las hojas de los eucaliptos”.
El escritor extremeño Álvaro Valverde afirmó
en el suplemento El Cultural del diario español El Mundo: “A los
lectores de Pablo Neruda este libro no les decepcionará. A los reticentes, como
uno, les obligará a reconocer que el chileno fue, es y será un poeta verdadero”.
La cosa se puede endurecer pues para Jorge Luís Borges, Neruda no pasó de ser “un gran mal poeta”.
El debate que se produce ahora, coincidente con
el 90 aniversario de 20 poemas de amor y
una canción desesperada, quizá él lo sospechó, cuando en
1973, enfermo de cáncer, anunció “el
desprecio que me consagrarán / cuando yo ya no sirva para nada/ es decir para
que hablen / a través de mi cuerpo las avispas”.
[1] Neruda, Pablo. Tus pies toco en
la sombra y otros poemas inéditos. Edición de Darío Oses. Prólogo de Pere
Gimferrer. 132 páginas. Editorial Seix Barral. Barcelona, 2015.
[2] Página Siete, en enero de este año, dio
cuenta de la aparición del libro, y lo hizo desde la perspectiva de la noticia cultural,
que sin duda lo era, pero además se aventuraba a afirmar que estábamos ante un
acontecimiento notable.
[3] Neruda, Pablo. El río invisible.
Poesía y prosa de juventud. Edición
de Matilde Urrutia y Jorge Edwards. 216 páginas. Ed. Seix Barral. Barcelona,
1980.
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