sábado, 28 de marzo de 2015

Entrevista

Un ayni de literatura Bolivia made in Argentina


Magdalena González cuenta el fondo y trasfondo de la colección de ensayos sobre literatura boliviana que compiló y que acaba de editarse en Argentina.

 
Magdalena González.
María José Ferrel

Revers(ion)ado, ensayos sobre narrativas bolivianas (Portaculturas, 2015) libro compilado por Magdalena González Almada, será presentado por Edmundo Paz Soldán este martes en el Espacio Cultural “Museo de las Mujeres” (MUMU) de Córdoba, Argentina.
González estudia e investiga la narrativa boliviana desde hace más de diez años, en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) donde ya publicó, también como compiladora, Sujetos y voces en tensión. Perspectivas para pensar la narrativa boliviana del siglo XX y XXI y Ayni. Antología del cuento boliviano contemporáneo.
La autora también coordina el grupo de estudios de narrativa boliviana del que salieron los nueve autores de estos ensayos que indagan -más allá de la mera crítica- sobre la producción literaria boliviana, y profundizan además en el pensamiento andino, el pensamiento lingüístico y el pensamiento filosófico del país.
En Revers(ion)ado, ensayos sobre narrativas bolivianas participan Mariana Lardone quien trabaja con la poesía de Pamela Romano; Catalina Sánchez y Belisario Zalazar analizan algunas categorías de Silvia Rivera Cusicanqui; Lara Sofía Benmergui estudia a Jaime Saenz; Florencia Rossi hace un análisis de los cuentos de Willy Camacho; Sofía Pellicci hace una lectura de Illimani púrpura de Juan Pablo Piñeiro; María José Daona analiza Norte de Paz Soldán; Hina Ponce trabaja con la figura del aparapita y el gaucho; Fátima Alonso hace un estudio sobre lingüística matemática y el aymara y González Almada presenta un trabajo sobre Las camaleonas de Giovanna Rivero.  
El libro está prologado por Manuel Fontenla, estudioso de la filosofía en clave latinoamericana y además tiene un texto inédito de Juan Pablo Piñeiro denominado El país del silencio.

- Sé que eres una estudiosa a profundidad de la literatura boliviana, y que coordinas un grupo de más de diez estudiantes argentinas particularmente interesadas en la misma. ¿Cómo se armó este grupo y cómo nace la idea de hacer este libro?
- El grupo nació en 2012 a partir del Seminario “Manifestaciones políticas y sociales en la narrativa boliviana del siglo XX” que dicté en la Escuela de Letras de la Facultad de Filosofía y Humanidades, de la UNC. Nuestras primeras actividades fueron una serie de mesas-debate en la Feria del Libro de Córdoba de ese año y la publicación de Sujetos y voces en tensión. Perspectivas para pensar la narrativa boliviana del siglo XX y XXI

- ¿Qué puedes decir sobre la decisión del grupo de adoptar la idea del ayni como forma de trabajo?
- La idea del ayni tiene mucho que ver con lo que creemos de la literatura y es como una actitud frente al trabajo intelectual y de lectura.
Ayni es el título que elegí para la antología de cuentos bolivianos contemporáneos que se publicó en La Sofía Cartonera en 2013, y charlando con los integrantes del grupo pensamos en volver sobre ese concepto que dice bastante del trabajo colaborativo que llevó a Revers(ion)ado.
Creo que muchas veces se entiende, y se “hace”, trabajo intelectual en la soledad y en el aislamiento y nosotros queremos postular todo lo contrario, realzando el trabajo en conjunto y en colaboración. La circulación de ideas y los circuitos que estas generan, tienen que ver con nuestra idea de un ayni.

- ¿Cuál es la estructura del libro?
- El libro está estructurado en capítulos que son los ensayos que cada uno de nosotros escribió. Se abre con las reflexiones de Manuel Fontenla y luego cada trabajo está presentado con un pequeño prólogo escrito por algún otro autor del libro. Cerramos con la conferencia que Juan Pablo Piñeiro dictó en Córdoba en el marco del Festival Internacional de Literatura de 2013.
Esa estructura tiende siempre a referenciar otros ensayos que integran el mismo libro y el hecho mismo de estar prologándonos entre nosotros, refuerza la idea de circularidad, de compartir lecturas y escrituras, algo que no es sencillo y que, de hecho, nos llevó mucho tiempo de charla y discusión. La estructura también refleja el compañerismo que sostuvimos entre nosotros a lo largo de todo el proceso de escritura.

- Cuando en Argentina se interpela sobre construcciones narrativas bolivianas, ¿se hace eco también a interpelaciones propias de su tradición en literatura? ¿Cómo se mira la literatura boliviana desde Argentina en estos momentos?
- Esta afirmación escrita por Fontenla tiene que ver con los imaginarios que se ponen en juego; Bolivia es un país limítrofe con Argentina pero que, sin embargo, es un poco desconocido para los argentinos.
En lo estrictamente literario, en Argentina poco se lee y se sabe de la literatura boliviana (aunque esto está empezando a cambiar). Y esto genera un imaginario un poco distorsionado porque la comunicación entre autores argentinos y bolivianos ha sido más fluida de lo que se piensa.
En los últimos años, creo que el trabajo del grupo ha posibilitado que se conozca un poco más sobre literatura y crítica boliviana, además, por ejemplo, la editorial Portaculturas ha publicado Cuando Sara Chura despierte de Juan Pablo Piñeiro; hay publicaciones de Edmundo Paz Soldán y Liliana Colanzi a cargo de editoriales de Buenos Aires, la antología de La Sofía Cartonera de la que ya te hablé y la antología De la tricolor a la wiphala.
En cuanto a lo intelectual y lo académico, el trabajo del grupo se ha diseminado hasta llegar a ser un espacio de encuentro más amplio con nuestras integrantes Victoria Martínez de Mendoza y María José Daona de Tucumán, por ejemplo, lo que nos lleva a expandirnos y a seguir con la idea del trabajo en conjunto.
Finalmente, y volviendo a la afirmación de Manuel, creo que se trata de pensar Bolivia y pensándola pensarnos a nosotros argentinos, como latinoamericanos y encontrar que nuestras historias y procesos están más emparentados de lo que creemos… y que, al mismo tiempo no, pero que nuestras diferencias no nos separan sino que permiten una mutua comprensión. 

- ¿Hay continuidades o rupturas con el primer libro Sujetos y voces?
- Creo que hay algunas continuidades y un avance, en algunos casos, hacia libros más contemporáneos. En todo caso, para mí, ambos son complementarios y dicen mucho de nuestro trabajo en conjunto de los últimos años.

Hay en ambos un ir y venir de lo más canónico hacia líneas un poco más periféricas en cuanto al sistema literario y aparece un espectro más amplio con la inclusión de otros géneros además del narrativo. (ANF)

No hay comentarios:

Publicar un comentario