sábado, 21 de marzo de 2015

Artículo

Homenaje a “Cafetín con gramófono”


Luego de destacar la labor de rescate de revistas literarias que hace Omar Rocha, la autora nos regala una extraña y hermosa sorpresa.



Virginia Ayllón

Pues sí, este es un homenaje, una loa a la columna “Cafetín con gramófono” del crítico literario Omar Rocha, quien desde febrero del 2014 reseña perdidas revistas literarias bolivianas.
En tiempos de corrupción y colusión el lector puede sospechar que los columnistas de esta revista nos echamos flores unos a otros, mas tengo un argumento a mi favor contra ese posible y plausible recelo. Y es que soy bibliotecaria y en esta profesión lo que nunca falta, o mejor dicho, lo que hay en demasía son papeles.
Esta profesión es muy femenina, no solo porque la mayoría en el mundo somos mujeres, sino porque sus quehaceres se parecen mucho a poner en orden la casa: catalogar, clasificar, etc. Y al igual que el ama de casa espera que todos disfruten de los objetos ordenados, es frustrante cuando los lectores acuden a menos del 10% de una colección, además que de ese total, al menos 90% son libros.
El ama de casa quiere que los suyos disfruten del postre ¡pero también de la sopa y las verduras! Ni más ni menos, sabrosos textos escapan de las solicitudes del lector y las mejores bibliotecarias arman una mesa bien puesta para seducir a sus comensales: informan, envían e-mails, reseñan, molestan, te ponen los famosos textos ¡hasta en la sopa! Y, claro, de las revistas suelen escapar los lectores y ahí se están, bien ordenaditas sin alma que las levante de su milenario sueño.
Es claro que el conocimiento científico no se explicaría sin el desarrollo de la revista científica y, lo mismo, la historia de la literatura no está completa sin revisar las hojas, los folletos, folletines, pasquines y similares donde los vates (y algunas vates) se lanzan a las aguas de la palabra. Ellos y ellas pueden escribir luego “cometí una revista”. Ni qué decir de la historia que tiene en la folletería una fuente sustancial.
Nada tengo contra el libro, ya le he declarado públicamente mi amor, pero sí tengo resquemores contra quienes no le dan un lugar a la revista en su vida. Y todas las revistas, las infantiles, las de comic, las deportivas, las de moda, las académicas, todas.
La revista es una buena creación humana, símbolo de la necesidad de conocer “lo actual”, con arte y todo.  La buena revista tiene “la seriedad” del planteamiento expuesto en los libros, pero tiene esa maravillosa ventaja de la brevedad, obliga a escribir con las “3 b”: bueno, bonito y breve.
Para los bibliógrafos, la revista es un dulce amargo porque se la sabe imprescindible para cualquier disciplina pero su tratamiento es de un detalle más de relojero que de ama de casa; artículo por artículo, autor por autor, tema por tema. Por eso la obra de Gabriel René Moreno, Werner Guttentag, Gunnar Mendoza, Ismael Sotomayor, Arturo Costa de la Torre, José Roberto Arze, y otros es a la vez monumental y delicada porque con eminencia trabajan estas publicaciones, las despreciadas, sabedores de su alto valor para el patrimonio documental, la investigación, la historia, la cultura, etc., etc.
Hasta la semana pasada, Omar nos ha entregado reseñas de 13 revistas literarias que van desde 1863 hasta 1979, con el siguiente detalle: 

1.                  La Aurora Literaria. Sucre. Dir. Sociedad Literaria de Sucre, Manuel María Caballero. 1863-1864.
2.                  El Cosmorama. Sucre. Dir. Nicanor Serrudo. 1865
3.                  El Álbum: revista semanal para el bello sexo. (2 notas). Lima-Sucre. Dir.  Carolina Freyre de Jaimes y Juana Manuela Gorritti.  Lima: 1874-1875, 34 números. Sucre 1889.
4.                  El Cosmopolita Ilustrado (2 notas). Santa Cruz. Dir. Manuel Lascano Velasco y Adrián Justiniano y Flores. 1887-1889. 35 números
5.                  Revista de América. Buenos Aires. Dir. Rubén Darío y Ricardo Jaimes Freyre. 1894. 3 números.
6.                  Gesta Bárbara (2 notas). Potosí. Dir. “los bárbaros” Gamaliel Churata y Carlos Medinaceli. 1918.
7.                  Desbarros. Dir. Juan Maldía (seud. de Alberto Saavedra Nogales) Potosí. 1920.
8.                  Feminiflor. Oruro. Dir. Centro Artístico e Intelectual de Señoritas de la ciudad: Laura Graciela de la Rosa Torres, Betshabé Salmón Fariñas y Nelly López Rosse. 1921-1923. Mensual.
9.                  Boletín Titikaka (2 notas). Puno. Dir. Gamaliel Churata. 1926 – 1930.
10.              Don Quijote. La Paz. Dir. Carlos Lazarsa, Francisco Perro, Mario de Béjar, Armando Sánchez Fernández, Raúl de Béjar, Froilán Mantilla e Iván Tarki.  1949.
11.              Peña. Sucre. Dir. Fernando Ortiz Sanz, Gunnar Mendoza, Gustavo Medeiros, Julio Ameller, Fernando Ortiz S. Enrique Vargas S., Guido Villa-Gómez, Hernando Achá S., Alberto Martínez y Roberto Doria Medina. 1953-1954. 60 números.
12.              Humus Literario. La Paz. Dir. Humberto Quino. 1972. Número único.
13.              La cigarra mágica. La Paz. Dir. José Roberto Arze, Pedro Sánchez, Rafael Oriana. Rafael Archondo. 1977-1979. 3 números (¿?).  

Pero no se puede homenajear con las elusivas palabras. Alguien diría “aquí la cosa es poniendo”. Bien, pongo y con gusto una deliciosa revista de la que lamentablemente solo he accedido a cuatro números. Me refiero a Nosotros también pensamos: publicación del Instituto Psiquiátrico Nacional Gregorio Pacheco.
Tengo los números 37 de septiembre de 1991, 41 de noviembre de ese mismo año y, también numerada como 41 la de enero de 1992 y 42 la de febrero de ese año. Parece, entonces, que esta revista se publicaba mensualmente y se habría iniciado en septiembre de 1989.
Hace algunos años me acerqué a este centro de salud en Sucre, preguntado por la revista y me entregaron un folleto más bien institucional, con un estilo muy ONG. Entonces esta revista ha desaparecido, al menos en el formato de estos cuatro volúmenes que guardo con aprensión total. Fotocopiados, dibujados a mano, más bien parecen fanzines. Tienen propaganda de una casa de fotocopias y otra de un extraño negocio que ofrece “¡eventos culturales, deportivos y musicales en vivo, desde Brasil, EEUU, Chile, España, etc., mediante señal satelital!”.
En esta revista publican sus propios textos los internos y las internas de este centro de salud, firman con su nombre propio y la unidad del hospital donde pasan sus días. Así, la poeta Jenny E. Whiderique A., pertenece a la Unidad segunda mujeres y el poeta Jorge Arenas a la Unidad tercera varones.
Poetas los he nombrado y sin duda alguna. Pongo por ejemplo el poema de Hugo Montero, de la Unidad segunda varones, publicado en el número de enero de 1992, dedicado con mucho cariño para el “Cafetín con gramófono”:

Eta del Sud
Los bienes son muebles e inmuebles, los
bienes muebles se pueden mover de un lado
a otro, los inmuebles están quietos. Hay muebles
por su uso inmuebles en desuso; puede ser una
mesa y la silla, también puede ser un mantel
que es mueble, veremos que hay en esa silla si
hay un pantalón, chompa, camisa o corbata; puede
ser un cuñapé, una empanada, ya son muebles.
Si están tronchadas las sillas hacia atrás,
puede haber mucho agravio material o mental o
material, el campo desaparece para dar campo al
organoléctico o metaloides, tanto para niños
como la niña que puede ser la niña de tus ojos.




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