Homenaje a “Cafetín con gramófono”
Luego de destacar la labor de rescate de revistas literarias que hace Omar Rocha, la autora nos regala una extraña y hermosa sorpresa.
Virginia Ayllón
Pues sí, este es un
homenaje, una loa a la columna “Cafetín con gramófono” del crítico literario
Omar Rocha, quien desde febrero del 2014 reseña perdidas revistas literarias
bolivianas.
En tiempos de corrupción
y colusión el lector puede sospechar que los columnistas de esta revista nos
echamos flores unos a otros, mas tengo un argumento a mi favor contra ese
posible y plausible recelo. Y es que soy bibliotecaria y en esta profesión lo
que nunca falta, o mejor dicho, lo que hay en demasía son papeles.
Esta profesión es muy
femenina, no solo porque la mayoría en el mundo somos mujeres, sino porque sus
quehaceres se parecen mucho a poner en orden la casa: catalogar, clasificar,
etc. Y al igual que el ama de casa espera que todos disfruten de los objetos
ordenados, es frustrante cuando los lectores acuden a menos del 10% de una
colección, además que de ese total, al menos 90% son libros.
El ama de casa quiere que
los suyos disfruten del postre ¡pero también de la sopa y las verduras! Ni más
ni menos, sabrosos textos escapan de las solicitudes del lector y las mejores
bibliotecarias arman una mesa bien puesta para seducir a sus comensales:
informan, envían e-mails, reseñan, molestan, te ponen los famosos textos ¡hasta
en la sopa! Y, claro, de las revistas suelen escapar los lectores y ahí se
están, bien ordenaditas sin alma que las levante de su milenario sueño.
Es claro que el
conocimiento científico no se explicaría sin el desarrollo de la revista
científica y, lo mismo, la historia de la literatura no está completa sin
revisar las hojas, los folletos, folletines, pasquines y similares donde los
vates (y algunas vates) se lanzan a las aguas de la palabra. Ellos y ellas
pueden escribir luego “cometí una revista”. Ni qué decir de la historia que
tiene en la folletería una fuente sustancial.
Nada tengo contra el
libro, ya le he declarado públicamente mi amor, pero sí tengo resquemores
contra quienes no le dan un lugar a la revista en su vida. Y todas las
revistas, las infantiles, las de comic, las deportivas, las de moda, las
académicas, todas.
La revista es una buena
creación humana, símbolo de la necesidad de conocer “lo actual”, con arte y
todo. La buena revista tiene “la
seriedad” del planteamiento expuesto en los libros, pero tiene esa maravillosa
ventaja de la brevedad, obliga a escribir con las “3 b”: bueno, bonito y breve.
Para los bibliógrafos, la
revista es un dulce amargo porque se la sabe imprescindible para cualquier
disciplina pero su tratamiento es de un detalle más de relojero que de ama de
casa; artículo por artículo, autor por autor, tema por tema. Por eso la obra de
Gabriel René Moreno, Werner Guttentag, Gunnar Mendoza, Ismael Sotomayor, Arturo
Costa de la Torre, José Roberto Arze, y otros es a la vez monumental y delicada
porque con eminencia trabajan estas publicaciones, las despreciadas, sabedores
de su alto valor para el patrimonio documental, la investigación, la historia,
la cultura, etc., etc.
Hasta la semana pasada,
Omar nos ha entregado reseñas de 13 revistas literarias que van desde 1863
hasta 1979, con el siguiente detalle:
1.
La Aurora Literaria. Sucre. Dir. Sociedad
Literaria de Sucre, Manuel María Caballero. 1863-1864.
2.
El Cosmorama. Sucre. Dir. Nicanor
Serrudo. 1865
3.
El Álbum: revista semanal
para el bello sexo.
(2 notas). Lima-Sucre. Dir. Carolina
Freyre de Jaimes y Juana Manuela Gorritti.
Lima: 1874-1875, 34 números. Sucre 1889.
4.
El Cosmopolita Ilustrado (2 notas). Santa Cruz.
Dir. Manuel Lascano Velasco y Adrián Justiniano y Flores. 1887-1889. 35 números
5.
Revista de América. Buenos Aires. Dir. Rubén Darío y Ricardo Jaimes Freyre. 1894. 3 números.
6.
Gesta Bárbara (2 notas). Potosí. Dir.
“los bárbaros” Gamaliel Churata y Carlos Medinaceli. 1918.
7.
Desbarros. Dir. Juan Maldía (seud.
de Alberto Saavedra Nogales) Potosí. 1920.
8.
Feminiflor. Oruro. Dir. Centro
Artístico e Intelectual de Señoritas de la ciudad: Laura Graciela de la Rosa
Torres, Betshabé Salmón Fariñas y Nelly López Rosse. 1921-1923. Mensual.
9.
Boletín Titikaka (2 notas). Puno. Dir.
Gamaliel Churata. 1926 – 1930.
10.
Don Quijote. La Paz. Dir. Carlos
Lazarsa, Francisco Perro, Mario de Béjar, Armando Sánchez Fernández, Raúl de
Béjar, Froilán Mantilla e Iván Tarki.
1949.
11.
Peña. Sucre. Dir. Fernando
Ortiz Sanz, Gunnar Mendoza, Gustavo Medeiros, Julio Ameller, Fernando Ortiz S.
Enrique Vargas S., Guido Villa-Gómez, Hernando Achá S., Alberto Martínez y
Roberto Doria Medina. 1953-1954. 60 números.
12.
Humus Literario. La Paz. Dir. Humberto
Quino. 1972. Número único.
13.
La cigarra mágica. La Paz. Dir. José
Roberto Arze, Pedro Sánchez, Rafael Oriana. Rafael Archondo. 1977-1979. 3
números (¿?).
Pero no se puede
homenajear con las elusivas palabras. Alguien diría “aquí la cosa es poniendo”.
Bien, pongo y con gusto una deliciosa revista de la que lamentablemente solo he
accedido a cuatro números. Me refiero a Nosotros
también pensamos: publicación del Instituto Psiquiátrico Nacional Gregorio
Pacheco.
Tengo los números 37 de
septiembre de 1991, 41 de noviembre de ese mismo año y, también numerada como
41 la de enero de 1992 y 42 la de febrero de ese año. Parece, entonces, que
esta revista se publicaba mensualmente y se habría iniciado en septiembre de
1989.
Hace algunos años me
acerqué a este centro de salud en Sucre, preguntado por la revista y me
entregaron un folleto más bien institucional, con un estilo muy ONG. Entonces
esta revista ha desaparecido, al menos en el formato de estos cuatro volúmenes
que guardo con aprensión total. Fotocopiados, dibujados a mano, más bien
parecen fanzines. Tienen propaganda de una casa de fotocopias y otra de un
extraño negocio que ofrece “¡eventos culturales, deportivos y musicales en vivo,
desde Brasil, EEUU, Chile, España, etc., mediante señal satelital!”.
En esta revista publican
sus propios textos los internos y las internas de este centro de salud, firman
con su nombre propio y la unidad del hospital donde pasan sus días. Así, la
poeta Jenny E. Whiderique A., pertenece a la Unidad segunda mujeres y el poeta
Jorge Arenas a la Unidad tercera varones.
Poetas los he nombrado y
sin duda alguna. Pongo por ejemplo el poema de Hugo Montero, de la Unidad
segunda varones, publicado en el número de enero de 1992, dedicado con mucho
cariño para el “Cafetín con gramófono”:
Eta
del Sud
Los bienes son muebles e
inmuebles, los
bienes muebles se pueden
mover de un lado
a otro, los inmuebles están
quietos. Hay muebles
por su uso inmuebles en
desuso; puede ser una
mesa y la silla, también
puede ser un mantel
que es mueble, veremos
que hay en esa silla si
hay un pantalón, chompa,
camisa o corbata; puede
ser un cuñapé, una
empanada, ya son muebles.
Si están tronchadas las
sillas hacia atrás,
puede haber mucho agravio
material o mental o
material, el campo
desaparece para dar campo al
organoléctico o
metaloides, tanto para niños
como la niña que puede
ser la niña de tus ojos.
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