Vicente Camargo y otros héroes olvidados
Reseña de un estudio que devela algunos nombres y hechos pasados por algo por la historiografía oficial.
Ramón Rocha Monroy (El Ojo de Vidrio)
Un valioso estudio de Hugo Canedo Gutiérrez titulado La Guerra de la Independencia en las
Intendencias de Chuquisaca y Potosí revela nombres de héroes que cayeron en
el olvido, rescatados de fuentes primarias de la Casa Nacional de Moneda, el
Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia, la Biblioteca de la Facultad de
Derecho de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca,
las bibliotecas de los Arzobispados de Sucre y Potosí, la Iglesia de San Lucas
y de Ravelo, entre otras fuentes.
Luego de un análisis pormenorizado de la participación
popular e indígena en la mencionada Guerra de 1809 a 1825, el estudio señala
los siguientes nombres: Antonio Alarcón, Andrea y Juliana Arias y Cuiza, Julián
Arias, Mariano Asebo, Rudecindo Ávila, Juana Azurduy Llanos, Fermín Baca,
Francisca Barrera y Cuiza, Gregoria Batallanos, José Mateo Berdeja, Miguel
Betanzos, Vicente Camargo, Pedro Calisaya, Yldefonso Carrillo, Mateo Centeno, Pedro Contreras, Jacinto
Cueto, Alejo Cuiza Gómez, Isidro y Miguel Cuiza Salazar, Santiago Fajardo,
Esteban Fernández, Lorenzo Fernández, Ignacio Fuentes, Diego Flores, Vicente y
José Martínez, Gregorio Méndez, Prudencio Miranda, Alberto Antonio Montellano,
Pedro Molina, Hermanos Pacheco, Manuel Ascencio Padilla, Julián de Peñaranda,
Miguel Sillo, Mariano Subieta Balzeda, Ana María Torrez, Lorenzo Torrez, Félix
Torres, Pedro Nolasco Villarubia, Ildefonso Vela, Juan Wallparrimachi, José
Ignacio Zárate.
Entre las joyas del estudio se hallan las partidas de
matrimonio de las hermanas Juana y Cecilia Azurduy Llanos, varios partes
militares al coronel de Vanguardia Martín Miguel de Güemes, el Diario Militar
del comandante Esteban Fernández y semblanzas de Paula Cardona, viuda de José
María Camargo y Patricia Durán de Castro, viuda de Casimiro Hoyos. Sobresale la
familia Cuiza, cuyos descendientes fueron visitados por el autor del libro, así
como sitios históricos que hoy quedaron en el olvido.
Vicente Camargo
Para referirnos tan solo a los más conocidos por su
nombre aunque no por sus acciones, están los casos de las hermanas Azurduy, de
Manuel Ascencio Padilla y Vicente Camargo. Ese último es descrito como un joven
mestizo y despreocupado que deambulaba llevando como único equipaje su
guitarra. Tenía 19 años cuando se prendó de él una hacendaria sexagenaria, que
contrajo matrimonio y luego lo sometió a virtual cautiverio como administrador
de sus tierras.
De este modo, Vicente fue residente de Yurubamba y vecino
de Moromoro, de donde fue alcalde pedáneo, por más de 20 años y a los 39, junto
a Nicolasa Acosta, fue padrino de bodas de su vecino Manuel Ascencio Padillla y
de Juana Azurduy Llanos, el 19 de mayo de 1799 en la Iglesia de Moromoro.
Vicente era laborioso y honrado y al fin pudo arrendar y
luego comprar una finca en Sacabamba, donde se retiró para administrar sus
intereses; pero la esposa no solo hizo anular el matrimonio sino que lo acosó
con los tribunales celosa por una supuesta relación con una esclava, a quien
Vicente se refiere con el apelativo de Samba.
“Da.
Nicolasa: No sé por qué me muela U. tanto con la samba sabiendo que yo estoy tan
soo aquí y que no tengo de quien echar mano para que me cuide de la cocina (…)
Nicolasa: Ey recibido la tuia en contestación de la que te dirigí, y según ella
parece que el lector no a entendido mi carta, por que te digo que la samba ya a
buscado amo que va a dar la plata para ella, y en el término que pide pode yo
hacerme de una persona que me sirva, y así cogerás tu dinero aunque sé por mano
del Duque de Alba”. (Sic)
Una de las preguntas que hace a sus testigos es la
siguiente: “Si he vivido todo el tiempo
de mi matrimonio como su pupilo y esclavo, sirviéndole diligentemente en sus
siembras y negociaciones, y si todo el manejo corrido; sujetándome a que ella
me vista y alimente de lo adquirido con mi sudor y trabajo”.
Y Doña Nicolasa se refiere al matrimonio en su querella: “De su desgraciado matrimonio con Camargo a
quien recogió a su casa pelado y sin más mueble que una guitarra”. La
Audiencia Arzobispal o Curia Eclesiástica anuló el matrimonio en 1803.
El estudio registra varias notas de Camargo que llegan
alrededor de 1800, en las cuales expresa su contrariedad; entretanto su finca
prosperaba y en esas circunstancias estalló la revolución y Camargo tomó el
mando de los ayllus vecinos donde cobraba tributos y gozaba de prestigio entre
los originarios porque defendía sus derechos.
Su finca fue varias veces destruida y saqueada por las
fuerzas realistas, entre ellas, por el “felón” de Carlos Medinaceli, por
entonces oficial del ejército del Rey, aunque luego derrotaría al general Pedro
Antonio de Olañeta en Tumusla y en 1825.
Camargo fue vecino de la calle de los Tres Molles (hoy
Olañeta) en La Plata. Cuando estalló la independencia tomó su lugar en las
fuerza de la patria y fue sañudamente perseguido por el general Pezuela en las
provincias de Pilaya y Paspaya, como lo manifiesta en uno de sus partes
militares:
A pesar de los muchos esfuerzos que ha hecho el general
Pezuela a destruirme y convertirme en cenizas, no ha podido conseguir otra
cosa, sino ruina y desesperación (ganancia propia de los hombres tiranos
irreligiosos).
Luego de infinidad de combates, la ofensiva realista de
1816, de graves consecuencias en todo el país, acabó por batirlo en los campos
de Arpaja el 3 de abril de aquel año. Allí murió, pero sus seguidores
continuaron alzados hasta 1819. El general argentino José Rondeau le había
enviado despachos de teniente coronel y subdelegado del partido de Chayanta. A
su muerte, la exesposa Nicolasa Acosta puso en remate la hacienda de Sacambaya,
a 10 kilómetros de Moromoro y beneficiada con las aguas de los ríos de
Ichupampa y Sasanta.
Perfil del autor
El ingeniero agrónomo Hugo Canedo Gutiérrez es potosino,
estudiante del Colegio Nacional Pichincha y de la Facultad de Agronomía en
Sucre, dedicado a la investigación histórica desde 1997.
Su obra historiográfica basada en fuentes primarias es
importante e incluye: Heroínas potosinas,
las Arias y Cuiza (2002); La Hacienda de Pitantorilla y la familia Serrano
(2003); Genealogía de la familia Lemoine (2002); Genealogía de la familia
Cuiza-Otondo (2003); Genealogía de la familia Gutiérrez-Cuiza (2004); San Lucas
de Payacollo en la provincia de Pilaya y Paspaya (2011).
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