jueves, 3 de abril de 2014

Ojo de Vid

Pachi, tata Jack

 A propósito de El legado indígena, de Jack Weatherford


Cergio Prudencio y el autor de El legado indígena.
Ramón Rocha Monroy (El Ojo de Vidrio)

Jack habla como un predicador, fue el apunte preciso de Cergio Prudencio, el artífice de la traducción, la cesión de derechos y amigo personal de Jack Weatherford, autor del libro El legado indígena (Fondo Cultural del Banco Central de Bolivia, 2014), que fue presentado en La Paz, Sucre, Potosí y Santa Cruz.
En efecto, Jack es sentencioso cuando dice: “Gracias, gracias, gracias. ¿Qué le dio Bolivia al mundo? Todo, todo, todo. ¿Qué le dio el mundo a Bolivia? Nada, nada, nada”.
En Sucre hubo un acto especial en la Casa de la Libertad -cuyo director, Mario Linares, es una persona entrañablemente simpática- donde se habló en castellano y quechua, idioma que el consejero de la Fundación, Orlando Pozo, puso de relieve al presentar el libro.
Minutos antes, Verónica Arciénega, una guía de la Casa de la Libertad, presentó el libro en un discurso impecable por su capacidad de síntesis, su dicción, la precisión de su lectura y el remate con una frase en quechua, que resonó en el recinto donde nació la República.
“Quizás hoy el más grande ejemplo del aporte indígena al orden social sea el sistema federal de Estados Unidos, cuyo origen y disposiciones, fueron inspirados en la Liga Iroquesa que reunía a cinco grandes naciones indígenas de América del Norte, organizadas con principios de inclusión y democracia. ¿Cuánta gente conoce de este hecho?...”.
Cuando le tocó hablar a Jack, fue presentado en el idioma vernacular como el Tata Jack Weatherford y entonces aprendió una palabra nueva: “Pachi, pachi, pachi… gracias, gracias, gracias”.
El libro escrito por este prestigioso antropólogo es un alegato vigoroso sobre el aporte de los indios de este continente al desarrollo del capitalismo que, en los libros de historia universal escrita por autores europeos se suele atribuir al Renacimiento de la cultura grecolatina, como si después de la oscura Edad Media Europa, por sus propias fuerzas, hubiera dado el gran salto científico y tecnológico que marcó la modernidad.
Weatherford muestra que el capitalismo creció no sólo con el oro y la plata ingentes que salieron del Nuevo Mundo sino también con otros productos que revolucionaron la alimentación y la gastronomía europea.
En La Paz, el escritor Félix Layme Pairumani presentó el libro y desarrolló unos conceptos dignos de Franz Tamayo. A su turno, Marcelo Zabalaga, presidente del Banco Central, dijo que El legado indígena es un libro aleccionador, porque muestra la enorme, variada e ignorada contribución del Nuevo Mundo al desarrollo de Occidente, que hoy se prolonga en la sangría de 150 millones de inmigrantes que el mundo pobre forma para enriquecer más al mundo rico.
Luego Zabalaga se refirió, entre otros productos que aportó esta parte del mundo al resto, al tomate, sin el cual no se podría hacer la lasaña ni el spaghetti italiano; la cochinilla, que sirve para dar un tinte indeleble a los tejidos; el algodón americano, que provocó la revolución industrial en Inglaterra y llegó a significar más del 50% de las exportaciones del imperio al mundo; la papa, sin la cual no se haría la tortilla española ni el fish`n potatoes, plato típico del Reino Unido; el maíz, el cacahuate, los frijoles, la yuca, la batata, el chocolate, el achiote y el ají en sus múltiples especies, que fueron aportes claros a la cocina y la gastronomía occidentales.
De vuelta a Sucre, Weatherford  recordó en su discurso que mientras los indígenas de América perfeccionaban una cultura de paz  y una medicina avanzada, el capitalismo en Occidente propició la carrera armamentista, la bomba atómica y el abuso en la explotación de los recursos naturales y de los seres humanos.
Así ocurre con los grandes filósofos políticos, que menosprecian a indios y negros, como Hegel, para quien indios y negros son biológicamente inferiores e incapaces de entender una estructura tan compleja como el Estado moderno.
La presentación en la Casa de Moneda de Potosí se realizó el pasado jueves… y a propósito, esta institución acaba de presentar otro libro que de seguro le interesará mucho a Jack Weatherford.
Se trata de La falsificación de la moneda por Francisco Gómez de la Rocha, basado en estudios de fuentes primarias que prueban hasta qué punto la moneda de plata potosina era un instrumento de pago en todo el mundo, pero a raíz de la baja subrepticia en la ley de la plata, los ricos comerciantes ya no la quisieron aceptar como instrumento de pago y sólo recibían lingotes, por lo que el rey Felipe II envió a Potosí a un visitador que mandó a la horca a las autoridades de la Casa de Moneda.


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