jueves, 17 de abril de 2014

Entrevista

Lisandro Aristimuño: “La música nunca se va a morir”


De cantautor a cantautor. El argentino conversa en exclusiva con Vadik Barrón sobre su arte musical, de cara a su pronta llegada a La Paz




Vadik Barrón

El 2014 se cumplen diez años del lanzamiento de Azules turquesas, el primer disco del cantautor argentino Lisandro Aristimuño, uno de los músicos con mayor ascenso en popularidad y con mayor propuesta y calidad de obra de los que emergieron la última década en el vecino país.
Los próximos 24 y 25 de abril lo tendremos en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez de La Paz, donde ofrecerá conciertos en formato acústico solista. Con la gira de su quinto disco Mundo anfibio, editado en 2012, Lisandro llenó salas importantes como el Gran Rex de Buenos Aires y dio recitales en varias ciudades argentinas y latinoamericanas.
En los últimos años compartió escenario y contó con la colaboración de artistas como Fito Páez, Liliana Herrero o Fernando Cabrera entre otros grandes de la música popular latinoamericana.
Sobre su primera incursión en Bolivia, la influencia de sus orígenes patagónicos en su obra y el universo que es causa y efecto de su música, conversamos por teléfono hace unos días. Lo que proyecta en cada uno de sus discos y al conversar con él es un compromiso y convencimiento total con la música.

- Hay un crecimiento muy fuerte no sólo en la producción musical de tus álbumes sino también en la llegada a un público cada vez mayor, ¿cómo experimentas ese proceso?
- Mirá, lo estoy viviendo con mucha felicidad, es algo que vengo trabajando hace mucho tiempo y por suerte me tocó vivirlo escalón por escalón, entonces pude canalizar y encontrarle sentido a cada escalón que yo iba avanzando y la verdad es que lo disfruté mucho desde el primero.
Esto es paso a paso, como si fuera un albañil, ladrillo sobre ladrillo para armar esta casa y por suerte desde la independencia y la autogestión y gracias a la gente, lo estoy viviendo con mucho respeto y le doy mucho valor, eso hizo que de boca en boca mi música haya llegado a muchos hogares, muchas ciudades en Argentina y también fuera; internet creo que ayudó muchísimo a que se escuche mi música en varios lugares.
Espero que dure, yo voy a seguir trabajando, pero bueno, si hay gente, mejor, porque uno hace esto para la gente, a mí la música me sirve para poder manifestarme y para poder tener una relación con la gente y cuanta más sea la gente que viene a verme mejor.

En un medio como el nuestro, muchas veces la independencia es sinónimo de precariedad. Pero los discos de Aristimuño suenan cada vez mejor. Salvando las distancias le pregunto a Lisandro cómo se “permite” esa calidad de sonido desde la independencia y autogestión.
La sencillez de su respuesta deja las cosas en claro: “cuanta más gente viene a mi recital más plata gano yo, y cuanto más plata gano yo, más invierto en el arte. Hay gente que se gasta la plata en otras cosas yo intento seguir apostando a lo que me gusta y cumplo cada vez más con el sueño que es ver una obra. Intento que las producciones estén más a un nivel digamos standard, porque uno desde la independencia y la autogestión también tiene que tener ‘armas’ para competir con el mainstream”.
Y no se trata solo del sonido, la música de Lisandro es emocional y evocativa, con un tratamiento muy particular de las atmósferas sonoras, de la textura y el silencio.

- ¿Cuánto influye o determina en tu obra el sur de Argentina?
- El hecho de que yo sea de la Patagonia marcó muchísimo mi forma de componer y de arreglar los discos. Eso es parte de mi niñez porque yo me nutrí de todo lo que me rodeaba, sobre todo del espacio y del silencio que hay en esos lugares.
El silencio y el espacio tienen la misma importancia que un sonido. Pero también el equilibrio llegó cuando me vine a vivir a Buenos Aires, esta ciudad está realmente fragmentada, pero también me ayudó a llenar esos espacios que yo en la Patagonia no tenía.
Creo que es importante observar lo que te rodea para poder componer. Yo estoy muy atento a todo lo que me rodea y todo lo que vivo día a día. Por eso pienso que mis discos casi siempre van a ser distintos entre sí porque yo sigo creciendo, madurando, y por ahí sigo buscando en otros relieves, en otros terrenos, estoy atento de poder ir ahora a Bolivia, cada vez que voy a otros países intento estar con los ojos bien abiertos para traer algo y poder incluirlo en mis canciones o en mi producción.  

- ¿Cómo serán tus conciertos en La Paz?
- Al ser la primera vez que voy a tocar en Bolivia, resulta muy difícil poder llevar la banda completa. Pero es algo que también me apasiona porque tiene su lado genuino, real, que es el de las canciones como fueron creadas, es un tipo de concierto que a mí me gusta muchísimo hacer porque me recuerda cómo eran las canciones antes de la banda y todos los arreglos.

El músico argentino expresa su alegría y expectativa de visitar Bolivia por primera vez: “tengo la suerte de tener un tío boliviano y siempre tuve una cercanía con el país, siempre me gustó mucho la cultura que tiene, sobre todo la indígena que defiende la cultura de la raíz, eso es algo que me parece muy admirable de su país y es algo que me encantaría ver y aprender para poder traer un poco acá, que nos hace bastante falta”.
Otra de las facetas interesantes de Lisandro Aristimuño es su labor como productor independiente, al mando del sello Viento Azul y como divulgador de músicas con el servicio Música sin fines de lucro (MSFL) donde da a conocer a músicos y bandas emergentes e independientes en su propio sitio web.

- ¿Cómo es la experiencia de escuchar, compartir y divulgar música a través de los canales de los que tu dispones?
- Bueno, eso tiene que ver con mi forma de pensar la música: yo creo que la música es más grande que cualquier músico, y es algo universal, que no tiene dueño, es de todos y está creada para todos.
Que uno la haga no quiere decir que sea mejor que el que la escucha, siempre tengo ese respeto por el oyente, por la gente que escucha y sabe apreciar la música. Eso está en toda mi carrera y en todo lo que hago, sobre todo en Música sin fines de lucro que es un espacio donde yo, al tener un poco de importancia en mi país, puedo darles una mano en cuanto a la difusión a músicos que todavía no tienen eso.
Acá hay muchos músicos que piensan que la música se terminó, que la música se murió, y yo creo que lo que murió fue su oficio. La música nunca se va a morir. Y nunca voy a dejar de defender la música porque es mi vida, no digo sólo mi música, sino la música en general. Mi música es sólo un grano de todo eso.

- Después de la exitosa y extensa gira que siguió a Mundo anfibio, y que te llevó a tocar por muchas ciudades de Argentina y Latinoamérica, ¿cómo encaras 2014?
- La verdad que muy bien, cada vez va creciendo más, y eso hace que el show se convierta en algo bastante rockero, esta vez no en Bolivia, pero sí en Argentina es un show con mucha energía, al haber muchos músicos en escena.

Y después se dará la oportunidad de ir a México de nuevo, porque estuve allá en el Festival Vive Latino, no fui a tocar pero fui a buscar propuestas y me fue muy bien, y puede ser que vuelva ahora a tocar a fin de año; después seguramente voy a ir a Chile, a Uruguay, y bueno siempre Latinoamérica, que es donde me gusta tocar y donde creo pertenecer, así que yo estoy poniendo toda mi energía como productor del sello Viento Azul…. y bueno eso, tratar de mostrar mis canciones e intentar comunicarme con la mayoría de gente que escucha mi música.

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