Lisandro Aristimuño: “La música nunca se va a morir”
De cantautor a cantautor. El argentino conversa en exclusiva con Vadik Barrón sobre su arte musical, de cara a su pronta llegada a La Paz
Vadik
Barrón
El
2014 se cumplen diez años del lanzamiento de Azules turquesas, el primer disco del cantautor argentino Lisandro
Aristimuño, uno de los músicos con mayor ascenso en popularidad y con mayor
propuesta y calidad de obra de los que emergieron la última década en el vecino
país.
Los
próximos 24 y 25 de abril lo tendremos en el Teatro Municipal Alberto Saavedra
Pérez de La Paz, donde ofrecerá conciertos en formato acústico solista. Con la
gira de su quinto disco Mundo anfibio,
editado en 2012, Lisandro llenó salas importantes como el Gran Rex de Buenos
Aires y dio recitales en varias ciudades argentinas y latinoamericanas.
En
los últimos años compartió escenario y contó con la colaboración de artistas
como Fito Páez, Liliana Herrero o Fernando Cabrera entre otros grandes de la
música popular latinoamericana.
Sobre
su primera incursión en Bolivia, la influencia de sus orígenes patagónicos en
su obra y el universo que es causa y efecto de su música, conversamos por
teléfono hace unos días. Lo que proyecta en cada uno de sus discos y al
conversar con él es un compromiso y convencimiento total con la música.
-
Hay un crecimiento muy fuerte no sólo en la producción musical de tus álbumes
sino también en la llegada a un público cada vez mayor, ¿cómo experimentas ese proceso?
- Mirá, lo estoy viviendo con mucha
felicidad, es algo que vengo trabajando hace mucho tiempo y por suerte me tocó
vivirlo escalón por escalón, entonces pude canalizar y encontrarle sentido a
cada escalón que yo iba avanzando y la verdad es que lo disfruté mucho desde el
primero.
Esto
es paso a paso, como si fuera un albañil, ladrillo sobre ladrillo para armar
esta casa y por suerte desde la independencia y la autogestión y gracias a la
gente, lo estoy viviendo con mucho respeto y le doy mucho valor, eso hizo que
de boca en boca mi música haya llegado a muchos hogares, muchas ciudades en
Argentina y también fuera; internet creo que ayudó muchísimo a que se escuche
mi música en varios lugares.
Espero
que dure, yo voy a seguir trabajando, pero bueno, si hay gente, mejor, porque
uno hace esto para la gente, a mí la música me sirve para poder manifestarme y
para poder tener una relación con la gente y cuanta más sea la gente que viene
a verme mejor.
En
un medio como el nuestro, muchas veces la independencia es sinónimo de
precariedad. Pero los discos de Aristimuño suenan cada vez mejor. Salvando las
distancias le pregunto a Lisandro cómo se “permite” esa calidad de sonido desde
la independencia y autogestión.
La
sencillez de su respuesta deja las cosas en claro: “cuanta más gente viene a mi
recital más plata gano yo, y cuanto más plata gano yo, más invierto en el arte.
Hay gente que se gasta la plata en otras cosas yo intento seguir apostando a lo
que me gusta y cumplo cada vez más con el sueño que es ver una obra. Intento
que las producciones estén más a un nivel digamos standard, porque uno desde la
independencia y la autogestión también tiene que tener ‘armas’ para competir
con el mainstream”.
Y
no se trata solo del sonido, la música de Lisandro es emocional y evocativa,
con un tratamiento muy particular de las atmósferas sonoras, de la textura y el
silencio.
-
¿Cuánto influye o determina en tu obra el sur de Argentina?
-
El hecho de que yo sea de la Patagonia marcó muchísimo mi forma de componer y
de arreglar los discos. Eso es parte de mi niñez porque yo me nutrí de todo lo
que me rodeaba, sobre todo del espacio y del silencio que hay en esos lugares.
El
silencio y el espacio tienen la misma importancia que un sonido. Pero también
el equilibrio llegó cuando me vine a vivir a Buenos Aires, esta ciudad está
realmente fragmentada, pero también me ayudó a llenar esos espacios que yo en
la Patagonia no tenía.
Creo
que es importante observar lo que te rodea para poder componer. Yo estoy muy
atento a todo lo que me rodea y todo lo que vivo día a día. Por eso pienso que
mis discos casi siempre van a ser distintos entre sí porque yo sigo creciendo,
madurando, y por ahí sigo buscando en otros relieves, en otros terrenos, estoy
atento de poder ir ahora a Bolivia, cada vez que voy a otros países intento
estar con los ojos bien abiertos para traer algo y poder incluirlo en mis
canciones o en mi producción.
-
¿Cómo serán tus conciertos en La Paz?
-
Al ser la primera vez que voy a tocar en Bolivia, resulta muy difícil poder
llevar la banda completa. Pero es algo que también me apasiona porque tiene su
lado genuino, real, que es el de las canciones como fueron creadas, es un tipo
de concierto que a mí me gusta muchísimo hacer porque me recuerda cómo eran las
canciones antes de la banda y todos los arreglos.
El
músico argentino expresa su alegría y expectativa de visitar Bolivia por
primera vez: “tengo la suerte de tener un tío boliviano y siempre tuve una
cercanía con el país, siempre me gustó mucho la cultura que tiene, sobre todo
la indígena que defiende la cultura de la raíz, eso es algo que me parece muy
admirable de su país y es algo que me encantaría ver y aprender para poder
traer un poco acá, que nos hace bastante falta”.
Otra
de las facetas interesantes de Lisandro Aristimuño es su labor como productor
independiente, al mando del sello Viento Azul y como divulgador de músicas con
el servicio Música sin fines de lucro (MSFL) donde da a conocer a músicos y
bandas emergentes e independientes en su propio sitio web.
-
¿Cómo es la experiencia de escuchar, compartir y divulgar música a través de los
canales de los que tu dispones?
-
Bueno, eso tiene que ver con mi forma de pensar la música: yo creo que la
música es más grande que cualquier músico, y es algo universal, que no tiene
dueño, es de todos y está creada para todos.
Que
uno la haga no quiere decir que sea mejor que el que la escucha, siempre tengo
ese respeto por el oyente, por la gente que escucha y sabe apreciar la música.
Eso está en toda mi carrera y en todo lo que hago, sobre todo en Música sin fines de lucro que es un
espacio donde yo, al tener un poco de importancia en mi país, puedo darles una
mano en cuanto a la difusión a músicos que todavía no tienen eso.
Acá
hay muchos músicos que piensan que la música se terminó, que la música se
murió, y yo creo que lo que murió fue su oficio. La música nunca se va a morir.
Y nunca voy a dejar de defender la música porque es mi vida, no digo sólo mi
música, sino la música en general. Mi música es sólo un grano de todo eso.
-
Después de la exitosa y extensa gira que siguió a Mundo anfibio, y que te llevó
a tocar por muchas ciudades de Argentina y Latinoamérica, ¿cómo encaras 2014?
-
La verdad que muy bien, cada vez va creciendo más, y eso hace que el show se
convierta en algo bastante rockero, esta vez no en Bolivia, pero sí en
Argentina es un show con mucha energía, al haber muchos músicos en escena.
Y
después se dará la oportunidad de ir a México de nuevo, porque estuve allá en
el Festival Vive Latino, no fui a tocar pero fui a buscar propuestas y me fue
muy bien, y puede ser que vuelva ahora a tocar a fin de año; después
seguramente voy a ir a Chile, a Uruguay, y bueno siempre Latinoamérica, que es
donde me gusta tocar y donde creo pertenecer, así que yo estoy poniendo toda mi
energía como productor del sello Viento Azul…. y bueno eso, tratar de mostrar
mis canciones e intentar comunicarme con la mayoría de gente que escucha mi
música.
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