Feminiflor
Hace casi 100 años un grupo de damas orureñas sorprendió a la sociedad con una publicación pionera y que dejó mucha huella.
Omar Rocha Velasco
A principios de los años 20 nacía en Oruro una maravillosa revista
periodística y literaria: Feminiflor. Las principales responsables fueron Laura
Graciela de la Rosa Torres, Betshabé Salmón Fariñas y Nelly López Rosse, ellas
fueron parte del Centro Artístico e Intelectual de Señoritas de la ciudad.
Eran jóvenes (entre 16 y 22 años), se reunían los domingos en
veladas literarias y musicales, intentaban educarse, “superarse” y su impulso
creativo iba en contra de toda una tradición masculina que consideraba
“natural” que las mujeres jueguen un rol secundario en varios aspectos de la
vida cultural y social.
De hecho, como dice Luis Ramiro Beltrán (hijo de Betshabé Salmón),
“se dedicaron a una labor perteneciente al ámbito privado de los varones”. A lo
máximo que podía aspirar una mujer en 1920, era salir bachiller y trabajar de
secretaria en alguna compañía de cierta relevancia.
El medio era muy hostil para ellas, en Oruro no había colegios
secundarios para mujeres, las que querían estudiar, tenían que ir al Colegio
Nacional Bolívar, que era para varones, y aún así se atrevieron a publicar
estas hojas volantes precursoras de las reivindicaciones femeninas en Bolivia y
otros países de Latinoamérica.
Salieron 25 números (tres años, uno por mes) que se vendieron a 20
y 30 centavos, produciendo mucha curiosidad en el medio. La mayoría de los artículos
dirigidos a las mujeres hablaba de su educación como necesidad y derecho.
Era un medio por el que las mujeres podían expresarse, dar a
conocer sus anhelos, destacar hechos significativos (“La primera mujer
aviadora”), y, fundamentalmente, luchar contra un medio pacato y conservador.
Una de sus preguntas fundamentales fue por el concepto de “Patria”, de la que
se sentían y no se sentían parte.
La publicación se mantuvo gracias a las ventas y a la publicidad
(“Pianos y Pianolas”, “Polvos Grasosos Brisas del Mar”, “Vinos y Licores El
Recreo”, “Gran fotografía Cordero”, “Hotel Quintanal”, etc.), otro gesto de
independencia y contrapunto a posteriores publicaciones que se sostuvieron o
buscaron la subvención.
No todo era reivindicación, información y queja, supieron matizar
todo aquello con humor, para muestra sólo un botón: Hicieron un concurso muy serio
con cupones y conteo de la votación, se trataba de una pregunta dirigida a las
mujeres de Oruro: “¿Quién es el hombre más feo de Oruro?”.
Las respuestas fueron abundantes y abrumadoras, por supuesto
dieron a conocer al ganador, pero las reacciones que este concurso produjo no
están registradas.
Arturo Borda dedicó unas páginas de El Loco a Feminiflor, su actitud es de sorpresa y festejo, destaca la labor emprendida
y también da consejos, obviamente se siente interpelado:
“En Corpus Christi salió a luz Feminiflor, periódico mensual femenino.
Yo estuve en el Bar Bolivia, bebiendo unos copetines de no sé
qué cuando con voz sonora y a la disparada iban unos muchachos de la alta
sociedad, casi cantando, entre cohibidos y audaces, orgullosos de sentirse, por
amor, suplementeros. Decían: -A veinte centavos Feminiflor- Y el público tomábamos a la
rebatiña el periodiquillo.
Hermoso y loco gesto que empieza a
romper la rémora de las vergüenzas sociales.
He leído con todo el cariño y
respeto que se merece la hojita. Y de lo más hondo de mi alma he sentido
elevarse un grito que decía Sursum
Corda; porque en ese
movimiento de belleza femenina en el yermo más huraño de la meseta andina, se
oculta un sentido tremendo de reacción social que seguramente escapará al análisis
de los seres incultos”.
Borda finaliza uno de sus párrafos
remarcando una frase que luego cobraría mucho sentido en plena Guerra del
Chaco, “si llegasen a faltar
hombres, estamos en pie las mujeres”.
Esto no sólo hace referencia a la ausencia física, sino a la mediocridad e
incapacidad masculina que se ponía en evidencia.
Fue un hito, aunque hubo algunos
antecedentes como El Álbum que dirigía Carolina Freyre de Jaimes a finales del
XIX. El impacto de esta publicación motivó que otras mujeres se organizaran y
publicaran en otras ciudades del país, sin duda es una de las revistas más
importantes que se ha publicado en Bolivia.
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