Lisandro Aristimuño: Mundo anfibio (2012)
Grillo Villegas / @grillegas
Es
difícil explicarles lo que uno siente cuando descubre un nuevo cómplice. Un
mundo nuevo musical que emociona. Este es el quinto álbum de estudio de
Lisandro Aristimuño, inquieto y brillante músico nacido en Rio Negro,
Argentina. Me imagino que de ahí nacen tantos paisajes.
Un
concepto: capas sonoras superpuestas. Samples, melodías étnicas, arreglos de
cuerdas, programaciones, instrumentos acústicos y eléctricos, rock, folk,
indie, pop, electro y psicodelia. Todo se trenza en su mundo. La tensión natura
vs ciudad, el ser anfibio saliendo del agua a la tierra, del pueblo a Buenos
Aires (supongo). Encontrarse con nuevas especies. Desafiando. Adaptando.
Aprendiendo.
Elefantes es la
primera canción. Espesa. Denunciante. “Animales peligrosos / Elefantes ambiciosos / Todo se
hunde en la noche / Invasores religiosos / Ancestrales mentirosos / Todo se
hunde en la noche”.
Un dólar, un reloj y una frase sin sentido con la
colaboración de Ricardo Mollo. Contrapunto de voces inmejorable. Lisandro es un
cantante excelente, la textura de sonidos al fondo con la base/programación
sosteniendo las dos increíbles melodías es perfecta. “Un cura y un pastor
ahogándose en el limbo / Negocian el valor, el destino de la humanidad”.
Por donde vayan tus pies tiene un arreglo de cuerdas fantástico
sobre una bata y unas guitarras eléctricas. “Un capataz buscando engordar, mata
sin piedad”, “un domador y su enfermedad
grita sin cesar”, son parte de la letra describiendo el nuevo extraño lugar,
donde deberá buscar su propio camino. Una joya. Creo que después de estas tres
primeras canciones se encontrarán atrapados y curiosos sobre lo que viene.
Cien pájaros, Anfibio, How long y Aurora boreal. Cuatro
canciones que demuestran el ecléctico y eficiente compositor/productor/arreglista
que es Aristimuño.
Un gran
momento musical. Pasajes y pasajes proponiendo grandiosas melodías encima de
arreglos elegantes, y créanme no son pocos. Podrían haber ensuciado. Sabe. Quiero
creer que también encuentra luz en este mundo que tala árboles. Recordando que
siempre podemos volver. ¿Ser lo que somos es volver? Hablar de amor es vital.
“Largos, tan altos los dos / Nos desnudamos de espalda a Dios / Luego de darle
la mano”.
Igual que ayer. “Mutar para ser mejor”. Concepto
que tengo tatuado en mi camino. Es doloroso sentir las imágenes que evoca
mientras se pregunta “¿O acaso también se paga?
Traje de Dios. Vuelve Mollo pero en la guitarra.
Enorme canción donde nuevamente denuncia, esta vez a “la señoría blanca del
rock” con ese trajecito. “Quizás ya nunca se abra el telón / Quizás se
emborrachó tu jardín”. Pozo y Aunque no estés aquí cierran este disco.
Intentemos redondear.
Aristimuño se ha consolidado como uno de los creadores nuevos más importantes
de la región y de nuestro idioma. Este álbum contiene once joyas. Es imposible
no escuchar el álbum entero, cada canción te deja más sediento.
Uno de los
mejores trabajos que escuché últimamente. Observando la dirección en la que
viaja, espero altas obras de este rionegrino. Mientras, no puedo parar de
escucharlo y admirar su trabajo.
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