jueves, 3 de abril de 2014

Dale gracias

Lisandro Aristimuño: Mundo anfibio (2012)



Grillo Villegas / @grillegas


Es difícil explicarles lo que uno siente cuando descubre un nuevo cómplice. Un mundo nuevo musical que emociona. Este es el quinto álbum de estudio de Lisandro Aristimuño, inquieto y brillante músico nacido en Rio Negro, Argentina. Me imagino que de ahí nacen tantos paisajes.
Un concepto: capas sonoras superpuestas. Samples, melodías étnicas, arreglos de cuerdas, programaciones, instrumentos acústicos y eléctricos, rock, folk, indie, pop, electro y psicodelia. Todo se trenza en su mundo. La tensión natura vs ciudad, el ser anfibio saliendo del agua a la tierra, del pueblo a Buenos Aires (supongo). Encontrarse con nuevas especies. Desafiando. Adaptando. Aprendiendo.
Elefantes es la primera canción. Espesa. Denunciante. “Animales peligrosos / Elefantes ambiciosos / Todo se hunde en la noche / Invasores religiosos / Ancestrales mentirosos / Todo se hunde en la noche”.
Un dólar, un reloj y una frase sin sentido con la colaboración de Ricardo Mollo. Contrapunto de voces inmejorable. Lisandro es un cantante excelente, la textura de sonidos al fondo con la base/programación sosteniendo las dos increíbles melodías es perfecta. “Un cura y un pastor ahogándose en el limbo / Negocian el valor, el destino de la humanidad”.
Por donde vayan tus pies tiene un arreglo de cuerdas fantástico sobre una bata y unas guitarras eléctricas. “Un capataz buscando engordar, mata sin piedad”,  “un domador y su enfermedad grita sin cesar”, son parte de la letra describiendo el nuevo extraño lugar, donde deberá buscar su propio camino. Una joya. Creo que después de estas tres primeras canciones se encontrarán atrapados y curiosos sobre lo que viene.
Cien pájaros, Anfibio, How long y Aurora boreal. Cuatro canciones que demuestran el ecléctico y eficiente compositor/productor/arreglista que es Aristimuño.
Un gran momento musical. Pasajes y pasajes proponiendo grandiosas melodías encima de arreglos elegantes, y créanme no son pocos. Podrían haber ensuciado. Sabe. Quiero creer que también encuentra luz en este mundo que tala árboles. Recordando que siempre podemos volver. ¿Ser lo que somos es volver? Hablar de amor es vital. “Largos, tan altos los dos / Nos desnudamos de espalda a Dios / Luego de darle la mano”.
Igual que ayer. “Mutar para ser mejor”. Concepto que tengo tatuado en mi camino. Es doloroso sentir las imágenes que evoca mientras se pregunta “¿O acaso también se paga?
Traje de Dios. Vuelve Mollo pero en la guitarra. Enorme canción donde nuevamente denuncia, esta vez a “la señoría blanca del rock” con ese trajecito. “Quizás ya nunca se abra el telón / Quizás se emborrachó tu jardín”. Pozo y Aunque no estés aquí cierran este disco.
Intentemos redondear. Aristimuño se ha consolidado como uno de los creadores nuevos más importantes de la región y de nuestro idioma. Este álbum contiene once joyas. Es imposible no escuchar el álbum entero, cada canción te deja más sediento.

Uno de los mejores trabajos que escuché últimamente. Observando la dirección en la que viaja, espero altas obras de este rionegrino. Mientras, no puedo parar de escucharlo y admirar su trabajo. 

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