El amor de Teresa de Jesús
y Fray Jerónimo
Gracián
Reseña de Sus ojos en mí, una novela que desentraña un intrigante romance prohibido en el siglo XVI español.
Ricard Bellveser
Teresa de Jesús (1515-1582), con casi 60 años
de edad, se encontraba en Beas del Segura, un pueblecito español de la
provincia andaluza de Jaén, cuando recibió al visitador de la Orden del Carmelo, Jerónimo
Gracián de la madre de Dios, un joven de 30 años, “seductor, bien parecido,
elocuente y dotado de excepcional inteligencia”.
Al poco de tratarle se da por vencida y en ese
instante, tras ese episodio, comienzan “los
días más luminosos de mi vida”, dijo ella por escrito, empieza una colosal historia
de amor que el escritor Fernando Delgado ha contado en la novela Sus ojos en mí (Planeta, 2015), texto de
una emocionante inteligencia y por ello una de las novelas en español más
interesantes de los últimos años.
Intentaré ordenar lo que acabo de decir. Desde
la perspectiva crítica, la novela está escrita con un estilo claro, directo,
cristalino, y así lo reconoció el jurado del Premio Azorín (dotado con 45.000 euros).
Es una obra que no pretende ser novela histórica según el modelo de las novelas
basadas en el mundo romano o la revolución francesa pongamos por caso, sino que
utiliza la historia únicamente para contextualizar esta bella historia de amor
no carnal. Es una novela con los imprescindibles ingredientes clásicos:
intriga, traición, amor, generosidad, odio, respeto, defensa de valores
generales e incertidumbre, teselas que nos hacen continuar la lectura con
curiosidad y también con placer.
Sí, acabo de escribir amor no carnal, pues lo
que se narra es un amor admirativo, tampoco platónico en su sentido clásico y
demasiado tópico, sino idealizado, con evidentes elementos obsesivos que lo
convierten en ese tipo de amores que tantas veces hacen daño, pero un daño
reclamado.
Estructuralmente la novela es un alarde. Tiene
dos partes, una primera que llega hasta la muerte de la Santa , y una segunda hasta
la muerte de Jerónimo Gracián, sucedida a las puertas de Bruselas. En medio, la
persecución que ambos sufrieron por la Inquisición , en
especial Gracián por seguir los consejos, enseñanzas e impulsos de una mujer,
Teresa de Ávila, como demostración de que sus máximos gozos y sus notables desgracias
comenzaron cuando ella puso sus ojos en él. Que Teresa mirara a Gracián fue su perdición…
La primera parte transcurre en los últimos
seis años y medio de la vida de la
Santa y la segunda describe la persecución que sufrió Fray
Gracián, todo ello se desliza sobre un trasfondo de riñas entre los carmelitas
(descalzos y calzados), las peleas en el interior de la Iglesia (un caos de
rencillas, envidias, denuncias y odios que demuestra que mientas el ser humano
y su condición esté tras las cosas, estas no podrán evitar su propensión a
envenenarse) y la putrefacción política y social de la corte del rey de España
Felipe II.
Dos partes, decía, y también dos universos y
dos voces. La novela, situada en el siglo XVI, transcurre en paralelo en la
década de los 60 del siglo XX. Dos frailes, Humberto de San Luis y Fray Casto
del Niño Jesús, comienzan a indagar sobre la relaciones entre Teresa y Gracián,
con ayuda del historiador Ronals Weyler, que es tío de Fray Casto, que es quien
quiere escribir una novela sobre este episodio. Pura ficción.
Por lo tanto, novela, insisto, en dos partes, una
hasta la muerte de la Santa
y otra hasta la muerte del Visitador de la Orden ; dos tiempos, el siglo XVI y el siglo XX, y
dos procedimientos corales de voces narrativas que proceden de los frailes que 400
años después investigan esta relación. Todo bien encajado.
Pero no hay que olvidar que se trata de una
novela de amor, aunque no quisiera que nadie malinterpretara mis palabras dejándose
engañar por el tópico, pues, ¿cuántos lados tiene el poliedro del amor?
No se trata aquí de un amor sexualizado, sino
de un amor que Teresa cree que está consentido por el propio Dios, porque ella no
puede vivir sin estar con él, (él en minúscula), en quien piensa
permanentemente, no puede vivir sin su opinión, que termina convirtiéndose en
clave para el proceso de reforma de la
Orden del Carmelo; sin su compañía, es una relación obsesiva,
de necesidad, por lo tanto que no precisa de consumación, basta con morir de
sed junto a la fuente….
Fernando Delgado ha obtenido buena parte de la
documentación que le ha servido de ayuda del epistolario de Santa Teresa, que
es un fondo elocuentísimo. Por eso algunas pasajes asemejan sí a una novela
histórica, pues no se excluyen los enfrentamientos entre Gracián y el Padre General
Rubeo que muestran la enorme distancia que existía entre unos y otros, y la ferocidad
que llegaron a alcanzar las luchas internas en la Iglesia del siglo XVI.
En fin, una novela de amor, histórica,
teórica, mítica y antimítica, atinadamente escrita y muy, muy inquietante.
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