sábado, 4 de julio de 2015

Música

Robi Draco Rosa: Oscuridad luminosa

A modo de recomendación, una presentación y valoración del arte del músico boricua que se presenta hoy en La Paz.


Vadik Barrón

La carrera de Robi Draco Rosa ha estado desde muy temprano ligada al éxito, a la fama, al fácil devaneo acerca de su vida privada. Pero hay más detrás de esa pantalla fútil: una obra, breve pero contundente, una impronta autoral notable y una capacidad de mimetismo y reinvención dignas de mencionar, más o menos lo que esperamos ver en el show que dará esta noche en el Teatro al Aire Libre de La Paz.
Para ponernos claros: creer que Robi Draco Rosa es nada más que un ex Menudo y el ñato que le escribe las canciones al intérprete pop Ricky Martin sería equivocado e injusto.
Ahora que se usa la palabra genio con tanta liviandad, conviene reivindicar a un trabajador de la música, un productor laborioso, un cantautor denso y un frontman de cartel, sintetizados en una misma persona. Y a un autosaboteador de ley que despista impunemente a sus fans de un disco a otro, cosa de la que sale airoso casi siempre y que se le agradece. Draco Rosa excede las reducciones de la prensa dedicada al “espectáculo” respecto a su obra y a su persona. Lo prueba su discografía.
El eclecticismo es una marca registrada de este cantautor (neoyorquino, de origen puertorriqueño) y lo lleva de ser un rockstar oscuro y depresivo a personificar un bailarín desenfadado y romántico en el video de Más y más (si quieren verlo bailar, ahí tienen la película Salsa de 1988) o a compartir escenario con los íconos de la música centroamericana Rubén Blades y Juan Luis Guerra, abrazando sus raíces caribeñas.
Las metamorfosis musicales vienen además acompañadas de cambios de look, criterios de producción musical y puestas en escenas tan diferentes que a veces parece que estuviéramos ante artistas diferentes. Incluso cambia la firma, y en algunas portadas figura el nombre Robi Draco Rosa, en otras Robi o simplemente Draco. Por si no fuera poco ha editado discos cantados únicamente en español y otros interpretados solo en inglés, y se ha permitido “reciclar” varias músicas para realizar versiones que comparten instrumentación y línea melódica  pero que llevan distintos nombre y líricas (Songbirds & Roosters, 1998).
El debut discográfico solista de Robi Rosa es el álbum Frío (1994) que parece un ejercicio de proyección de influencias y fuentes musicales. Mama es casi un negativo en español de Always on the run de Lenny Kravitz (Mama Said, 1991), Cuando rememora sensiblemente una canción que ya había escrito siendo un adolescente en su etapa de Menudo, Y qué me importa y Cruzando puertas prefiguran su caudal de baladas rock depres.
A ese disco le preceden dos álbumes producidos en Brasil (Robby, Volúmenes 1 y 2, 1988 y 1989 respectivamente), país donde ha cultivado un público y se ha ganado el respeto de la comunidad musical, da fe de ello la versión de Y qué me importa grabada por la estrella de la MPB (Música Popular Brasileira), Marisa Monte.
El álbum quizás mas entrañable y más escuchado en Bolivia, pese a su oscuridad, o tal vez a causa de ella, es Vagabundo (1996, grabado en Inglaterra y producido por Phil Manzanera), que coloca a Draco en el centro de un rock en español oscuro, poderoso, poético, bien logrado musicalmente. Las armonías de guitarras y voces evocan los juegos de Layne Stanley y Jerry Cantrell de Alice In Chains y las letras contienen referencias al malditismo poético, a los excesos y adicciones, hay una melancolía filuda y densa que pasa de la agonía a la euforia permanentemente.
Las voces y guitarras generan un entramado atrapante. Allí hay temas tremendos: Madre tierra, Vértigo, Blanca mujer, Amantes hasta el fin, que en conjunto redondean un álbum soberbio, que es de lo mejor de la música en español de los 90.
Draco y el teatro de lo absurdo (2007) repone esa oscuridad, ese discurso autodestructivo, penitente. Pero no antes de mandarse un disco sumamente exitoso (no por ello menos rockero) que lo devuelve al primer plano del circuito pop latino comercial: Mad Love (2004) donde despliega su oficio de productor e intérprete para lograr un sonido poderoso y canciones memorables.
El video de la versión en español de Dancing in the Rain -Más y Más- dirigido por su esposa Ángela Alvarado ganó el Grammy Latino a Mejor Video. De ahí hasta ahora, sin mucho alboroto, ha editado compilaciones, discos en vivo (Al natural, de 2005, es altamente recomendable), ha grabado tres eps en inglés y lanzado tres discos oficiales (Vino, 2008, Amor Vincit Omnia, 2009 y Vida, 2013).
En el modelo de prensa del “espectáculo”, la vida privada, el escándalo, las circunstancias sociales y amorosas, parecen anteponerse a la percepción y valoración de un artista, pero la obra de Robi Draco Rosa habla por sí sola y vale la pena.


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