sábado, 4 de julio de 2015

Cafetín con gramófono

Kollasuyo: revista de estudios bolivianos II

Segunda y última parte del artículo dedicado a una de las más prolíficas publicaciones bolivianas del siglo XX.



Omar Rocha Velasco

Kollasuyo fue una de las revistas culturales bolivianas que más números alcanzó durante el siglo XX: 88 desde 1939 hasta 1975, todo un logro y toda una aventura.
La dirección estuvo a cargo de Roberto Prudencio, también alternaron con él otras personalidades: Julio Alvarado en los números 1 y 2; Raúl Botelho Gosálvez en los números 36, 37, 38 y 39; Botelho y Alvarado en los números 40, 41, 42, 43 y 44. Augusto Pescador aparece como único director en los números 66, 67, 68, 69 y 70 -de abril de 1951 a marzo de 1953, años en los que la revista se publica como órgano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Mayor de San Andrés.
El mismo Prudencio estableció tres periodos de la revista en el índice que se publicó en 1974: “KOLLASUYO inició su publicación en enero de 1939, como revista mensual de estudios bolivianos. Durante mucho tiempo siguió siendo mensual; luego se publicó eventualmente. Hoy la mantenemos como revista trimestral. Lamentablemente, por nuestro alejamiento del país, dejó de publicarse varios años. Tuvo tres períodos claramente distintos. De 1939 a 1947, dirigida por nosotros y en cuyo lapso se publicaron 65 números; de 1951 a 1953 fue publicada por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de San Andrés. Se publicaron 5 números, del 66 al 70. No conservó el carácter ni el espíritu de los números anteriores; se convirtió en revista de estudios filosóficos. El tercer período se inicia en enero de 1970. Lleva publicados ya 14 números, del 71 al 84. En este último período la revista se publica en formato de libro, en papel pluma, como los primeros números, de 150 a 200 páginas…”.
La revista se propuso desde el principio la difusión de los “estudios bolivianos”, esta perspectiva fue producto de una concepción filosófica que no creía en la especialidad, o en la “alta especialidad” como tendencia del conocimiento -ahora esa tendencia está totalmente arraigada, nació y se propago poco a poco desde principios de siglo XX, pero tuvo una fuerte resistencia por parte de algunos círculos intelectuales como los de Prudencio.
Entonces, los estudios bolivianos que tuvieron cabida en la revista procedían de diversos horizontes: filosofía, literatura, sociología, pedagogía, antropología, arqueología, etc. Los problemas de la nación, lo que Prudencio llamaba “el alma boliviana” o el “ser de la nación”, solo podían encararse desde un conocimiento no especializado.
Otro aspecto fundamental es que ese conocimiento no podía ser absolutamente local, es decir, Prudencio y los demás creían que la cultura nacional no se nutría solamente de ella misma -“como los pelícanos”-, sino que se alimentaba también de lo más valioso de la cultura universal. La apuesta por estas dos formas de conocer dio como resultado el norte de esta revista: “nuestra mira era que Kollasuyo llegara a comprehender y describir lo permanente del alma boliviana, aquella esencia que constituye el ser de una nación”.
En esta revista colaboraron los más importantes escritores -intelectuales, letrados, pensadores, como quiera llamárselos- del país, se trataron temas fundamentales sobre las diferentes facetas de la vida cultural boliviana, también se publicaron ensayos críticos sobre poesía, novela, cuento, teatro, etc.
Solo por poner un ejemplo, por las páginas de Kollasuyo circuló un debate sobre el modernismo boliviano en el que participaron José Eduardo Guerra y Carlos Medinaceli, estos textos son lo más importante que se escribió sobre ese periodo durante la primera mitad del siglo XX.
Por otro lado, Kollasuyo publicó cinco números monográficos, todos ellos dedicados a un escritor boliviano: el 48 a José Eduardo Guerra; el 51 a Nataniel Aguirre; el 55 a Franz Tamayo y a Juan Francisco Bedregal y el 84 a Gabriel René Moreno.
Las secciones que más se destacaron desde el principio fueron las que se remitían al pasado; el índice del primer número es una clara muestra de la tendencia predominante en la mayoría de los números de la revista:

1. Gustavo Adolfo Otero, “El arte de conocer a los hombres” (Fragmento de un ensayo).
2. Julio Alvarado, “Ensayos de sociología boliviana. La sociedad quechua contemporánea”.
3. Franklin Antezana Paz, “Teoría monetaria y política bancaria”.
4. Roberto Prudencio, “Notas sobre la vida intelectual de Chuquisaca en el pasado siglo”. Homenaje al Cuarto Centenario de su fundación (1539-1939).
5. José Santos Quinteros, “El litigio de la Standard Oil con el Gobierno de Bolivia”. Análisis jurídico.
6. Los escritores del pasado. “Santiago Vaca Guzmán”.
7. “La raza quechua y la raza castellana y su influencia en las letras bolivianas”, por Santiago Vaca Guzmán.
8. Notas políticas y sociales. “Los judíos en Bolivia”.
9. “Una conferencia de Tristán Maroff”, por G. Medeiros Querejazu.
10.”Los pequeños mineros y la función bancaria”, por Hugo Salmón Tapia.
11. Roberto Prudencio. Notas bibliográficas. “Los libros del pasado año”.
“Os idolos de Bacon”, de Guillermo Francovich. Ed. Brasilera —Río de Janeiro.
“Historia de la novela boliviana”, de Augusto Guzmán. Roberto Prudencio.
“La guerra del Chaco”, de Justo Rodas Eguino. Ed. “La Facultad” - Buenos Aires.
“La rebelión”, de Hugo Blyrn. Ed. Zig-Zag —Santiago.
“Anecdotario del uruguayo Santiago Marcos”, de Ramón Piriz Coelho. Revista “México”.
12. Gustavo Medeiros Querejazu, “La doctrina del no-reconocimiento de la conquista en América”, de Alberto Ostria Gutiérrez. Edición Borsoi —Río de Janeiro.


Kollasuyo cultivó una visión histórica, fue lo que le otorgó -y todavía le otorga- la posibilidad de permanencia, “encarar” los problemas de la vida cultural del país solo fue posible desde la inactualidad.

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