Alberto Chimal: Limitación
/ estímulo, el reto de la
creatividad
El escritor mexicano, uno de los principales invitados a la Feria Internacional del Libro de La Paz, respondió a unas preguntas a propósito de su próxima visita.
Martín Zelaya Sánchez
“Facebook y otras redes sirven ahora para otorgarnos la
impresión de que el mundo nos da nuestros ‘15 minutos de fama’, pero la
obligación que impone de manera implícita: tener siempre algo para decir, va
curiosamente en contra de las necesidades del trabajo creativo. Usar las redes
creativamente exige intervenirlas, ir en contra de sus reglas no escritas”.
Alberto Chimal, uno de los más destacados escritores
mexicanos de la actualidad, se caracteriza además de por sus originales novelas
y cuentos, por dos conceptos innovadores para la literatura: el uso de la web
como herramienta y no solo canal de creatividad, y las minificciones,
brevísimos textos que no deben exceder los 140 caracteres permitidos por
Twitter.
“Buenos días, como dice el guardia ante la puerta de la Ley
(pero ni así te va a dejar pasar). #Kafka”. Extraído al azar de su time line de los últimos días, este tuit
cae como anillo al dedo para hablar con el mexicano sobre La torre y el jardín, su más exitosa novela –de cortes y guiños
kafkianos, como lo reconoce a medias- y de la que Edmundo Paz Soldán escribió
sin remilgos: “es un prodigio de la imaginación, una fascinante experiencia de
lectura que, si hay justicia, debería convertirse en uno de los primeros
clásicos de la literatura latinoamericana de este siglo”.
“Música para la tarde: rocanrol y espíritu. "The
Seeker", The Who: https://www.youtube.com/watch?v=hiSzo82Gbzc …”, y claro,
Chimal, como cualquier persona, usa el Twitter también para comentar,
recomendar o compartir, pero son más sus clásicos saludos y despedidas: “Buenas
noches, como dice Ian Curtis desde el más allá, donde tampoco hay muchos
patrones ni sentidos”, y sus minificciones, y sus originales propuestas en
prosa desde Las Historias, uno de los blogs literarios más visitados y
comentados en los últimos años.
Amablemente, y en razón a que llegará a La Paz en las
siguientes semanas para participar en la XX Feria Internacional del Libro, el
autor respondió un breve cuestionario vía –cómo no- la red.
- ¿Quién es Horacio
Kustos? ¿Qué es Horacio Kustos? ¿Un personaje y nada más, un alter ego de
Alberto?
- Horacio Kustos es un explorador, un buscador de rarezas
con gran entusiasmo y enorme habilidad para meterse en problemas. No está claro
si es además un loco o un alucinado, pero de que tiene aventuras, las tiene.
Y no es exactamente un alter ego: quizá podría decir que es
mi agente, mi representante en ciertos lugares de la imaginación.
- ¿Cuánto condiciona
a la hora de escribir, el hecho de tener un referente constante o por lo menos
recurrente como en este caso Kustos? ¿Es solo una etapa? ¿No te reduce o limita
el horizonte creativo?
- No, porque no es un personaje al que se subordine mi
trabajo entero. Escribo historias suyas de modo intermitente. Y quizá algún día
deje de hacerlo (me queda por lo menos otra novela más con él, creo; ya
veremos).
- Hablemos un poco de
La torre y el jardín. Leí por ahí que algunos la consideran una novela
“kafkiana” ¿Lo aceptas, lo compartes?
- Kafka no fue el autor que tuve más presente al escribir el
libro, la verdad. Pero su atmósfera es kafkiana hasta cierto punto. Uno de sus
temas le interesaba a Kafka: la imaginación contra el poder.
- En esta novela se
evidencian algunos de los problemas ontológicos eternos del ser humano, las
búsquedas y vacíos, las virtudes y defectos… ¿Escribes con deliberado afán de
reflexionar sobre ciertos temas, o simplemente cuentas historias que hablan por
sí mismas?
- Las historias siempre van primero pero nunca se crean en
el vacío. Las preocupaciones humanas que mencionas son su combustible, así que
es inevitable (y necesario) que se dejen al menos entrever, al igual que la
postura sobre ellas de quien escribe.
- ¿Qué valor tienen
internet y las redes sociales para Alberto Chimal persona, y para Alberto
Chimal escritor?
- Como persona, la red me sirve igual que al grueso de la
población conectada, pero como escritor me resulta una herramienta creativa
utilísima. Sus fortalezas y sus limitaciones me parecen muy estimulantes. (Digo
“red”, por cierto, porque lo importante es el sustrato digital en general y no
los servicios concretos.)
- Recurres con
especial interés al Twitter, ¿qué beneficios encuentras en esta red social a la
hora de hacer literatura?
- La brevedad de los mensajes de esa plataforma es una restricción
que funciona como un excelente detonador creativo. Sucede lo mismo allí que con
la forma del soneto: la limitación se convierte en un estímulo, porque -de
cierto modo- en el espacio pequeñísimo que acotan las reglas cabe todo.
- Consideras a Las Historias
como una “bitácora y sitio personal”. ¿Será que reemplaza esto al diario íntimo
de antes? ¿Estamos en una época en que es necesario hacer públicas nuestras
reflexiones más privadas?
- Parece que hacer público lo privado es al menos una moda
de la época (o incluso una obligación socialmente creada: hay que ver lo que
pasa en Facebook), pero Las Historias no es un diario íntimo sino más bien un
sitio sobre narrativa con algunos accesorios. Justamente empecé el proyecto
porque no quería hacer una bitácora confesional como las que estaban de moda a
principios de este siglo.
- Pregunta obligada:
¿qué expectativas tienes de tu próxima visita a Bolivia, y qué conoces y puedes
comentar de literatura boliviana?
- Será mi primera visita y tengo muchos deseos de conocer
libros y lectores bolivianos. Conozco poco, lamento decir. A México no llega
casi nada, lo cual es una consecuencia triste de cómo ha funcionado la
“globalización” para la cultura hispánica.
Supe de Renato Prada Oropeza porque vivió en México, por
ejemplo. Por otro lado, últimamente he disfrutado mucho los libros de Edmundo
Paz Soldán. Ahora será mi oportunidad de encontrar muchos otros autores
interesantes, estoy seguro.
- ¿Te animas a
compartir algunas minificciones con los lectores de LetraSiete?
Van tres:
1
En el bar ponen Pink Floyd. De pronto mi tío, muerto hace
años, está riendo en la mesa de junto, bebiendo con sus amigos, tan jóvenes.
2
El Viajero del Tiempo ve la “Alicia” de Tim Burton. Para
reponerse pasa varios meses en un siglo en el que no existe el cine.
3
Llevado por el Viajero del Tiempo, Roberto Bolaño da una
charla sobre literatura en el siglo Milochomil:
—Incluso Shakespeare será olvidado —empieza.
—¿Quién?
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