sábado, 25 de abril de 2015

Etc.

Los escritores hiperproductivos y el Nobel


“¿Será que los autores de obra prolífica, y hasta excesiva están destinados a no recibir nunca el máximo galardón de las letras?”.



Carlos Decker-Molina

Stephen King (El resplandor) es un escritor que toma vacaciones solo tres días al año: en su cumpleaños, en el 4 de julio (día nacional de EEUU) y en Navidad. De los 362 días restantes, destina cuatro horas a escribir en su computadora, otras tantas a leer, y el resto del tiempo -salvo las horas de sueño y descanso- se ocupa de quehaceres administrativos.
Este esquema funcionó incluso en los 80, su periodo de cocaína, Valium y whisky. Hoy tiene solo el vicio de fumar tres cigarrillos al día. En una entrevista en Paris Review dice que su escritura puede ser considerada una suerte de “drogadicción”.
Ha escrito tantos libros que no los recuerda, en 2014  presentó dos novelas: Mr. Mercedes y Revival, pero tiene más novelas escritas con el pseudónimo de Richard Bachman. Su obra cumbre -según el autor- es La torre oscura compuesta de siete volúmenes.
Graham Greene (Nuestro hombre en La Habana) tiene una producción menor a la de King, pero es, innegablemente, uno de los escritores más metódicos; él mismo relató alguna vez: “en 20 años escribí 500 palabras al día, cinco días a la semana. Cuando la cuota del día estaba lograda le ponía punto final no importaba que en mitad de una frase. Un enredo amoroso, con una joven, debía tener su culminación luego del mediodía y, no importaba la hora en que retornaba a mi habitación (porque siempre dormí solo), tenía que leer la producción del día. La gran parte de la creación se lleva a cabo en el subconsciente y en esa profundidad se escribe la última palabra antes de hacerlo en el papel”.
Estos fragmentos reveladores sobre escritores hiperproductivos los leí en una revista sueca especializada llamada Vi Läser (Nosotros Leemos), que reproduce episodios de un libro de Göran Everdahll que me condujeron a una pregunta con una respuesta tentativa.
Los escritores que figuran en el texto de Everdahll no recibieron el Premio Nobel de Literatura: Graham Greene fue nominado varias veces pero no fue galardonado, ¿será que la hiperproducción literaria, para los académicos suecos, es sinónimo de mediocridad?
No hay respuesta, pero la realidad nos muestra que, tal vez sin el adjetivo, la hiperproducción no se premia con el Nobel.
A propósito, este mes de abril es uno de los más importantes en el proceso de elección del Premio Nobel de 2015. Una comisión, que está reunida desde enero, pasa una lista a los académicos justo en abril, se trata de una nómina preliminar compuesta por 15 o 20 nombres.
Los académicos aprueban o modifican y el “papel” con los nombres vuelve a manos de la Comisión que sigue deliberando hasta fines de mayo, aligera la nómina y la devuelve con solo cinco nombres, pero todavía la Academia puede modificar o añadir.
En el verano sueco (junio-agosto) leen la producción literaria de los cinco candidatos siempre  que no los hayan leído antes, lo que casi siempre ocurre, porque hay nombres que se repiten durante años como el de Joyce Carol Oates por ejemplo (no sé si llega su nombre a la lista de cinco, pero supongamos) que es una escritora súper creativa, y una de las más celebradas en el mundo anglosajón.
Personalmente, he leído algunas novelas suyas. Suelo sugerir La hija del sepulturero como introducción a su literatura porque es una novela impactante donde aparece el exilio y sus traumas, la identidad y la persecución a los judíos, pero hay otra, más liviana, inspirada en Marilyn Monroe, titulada Blonde que fue muy bien comentada por el Times.
Hay que admitir que una es la literatura que gusta al lector y otra la que se premia; una amiga que tiene un taller de escritura creativa me dijo: nunca compres al ganador, los mejores están detrás. Y Oates, me atrevo a decir, no recibirá el Nobel.
Tiene más de 40 novelas (su última traducida al español es Carthage, 2014), 26 libros de cuentos, 10 libros de poesía, 9 dedicados a niños y jóvenes, 16 libros de referencia, 10 piezas de teatro, además es una activa profesora universitaria, escribe reseñas literarias y es redactora de antologías. Tiene 75 años y dice: “mis libros crecen como hongos en la oscuridad” y piensa seguir escribiendo.
Y volviendo al Nobel de 2015… tiene una gran novedad. Pues en la reunión anual de mitad de año asumirá la secretaría permanente, por primera vez desde 1786, una mujer. Eso quiere decir que Sara Danius será la encargada de decir el nombre del ganador del Nobel de Literatura 2015.
Personalmente escuché una vez a la Danius en una conferencia y presentación de su libro sobre James Joyce; es filósofa, tiene una tesis sobre la teoría crítica del marxista Fredric Jameson, pero,es también profesora de estética y crupier diplomada, aunque ahora ya no se la ve por los casinos.


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