lunes, 15 de febrero de 2016

Libros

Las diez mejores novelas

El balance literario de lo mejor del año pasado,  pasa por Farándula de Marta Sanz, Cicatriz de Sara Mesa, Los diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia y Catre de fierro de Spedding.



Ricard Bellveser 

Por las páginas de los suplementos literarios españoles, con motivo del cambio de año, han corrido las listas con los supuestamente “10 mejores libros” del año.
¿Los mejores? Según el ranking, se trata de los diez libros más destacados, o más vendidos, o más apreciados, los que han tenido mejores críticas, o vaya usted a saber, de cuantos se han publicado en español durante 2015.
El procedimiento seguido por cada uno de ellos ha venido a ser muy parecido. Babelia, suplemento cultural del diario El País, recurrió a sus críticos y colaboradores, 24 hombres y 22 mujeres españoles e hispanoamericanos. Artes y Letras, suplemento literario del histórico diario ABC y El Cultural, revista que edita el diario El Mundo, con carácter de suplemento dedicado a la cultura, se ciñeron a consultar a los críticos y colaboradores propios.
El resultado tiene sus aspectos curiosos como el que, por lo que se refiere a narrativa, cada uno haya propuesto un listado diferente de títulos, con tan solo tres coincidencias, lo que significa tan apenas un estadístico 30 % de lo seleccionado por los acreditados especialistas.
Los tres suplementos coinciden en elegir como la mejor novela del año pasado a Farándula de Marta Sanz, texto que obtuvo el Premio Herralde y que es francamente entretenida. Se trata de una especulación sobre el poder que el cine, el teatro, el espectáculo y la farándula tienen para cambiar la política y la sociedad, un mundo que se mueve entre la frivolidad y el compromiso, que brilla por fuera para ocultar quizá su vacío interior. Está muy bien narrada.
Junto a ella, Cicatriz, de Sara Mesa, una novela que cuenta la historia de dos personajes solitarios que se relacionan por medio de un chat de literatura, y cuya relación se va enredando hasta el prodigio a medida que se van enviando metafóricos presentes.
Y Los diarios de Emilio Renzi de Ricardo Piglia. Renzi es un tipo bien conocido por los lectores de este autor, que no es sino su alter ego, quien por el sistema de los diarios, las confesiones y los recuerdos, va desentrañando su mundo hermético. 

Los tres libros tienen en común que fueron editados por la editorial Anagrama, y algo más, las tres relaciones de los tres suplementos coinciden en que de las diez obras seleccionadas, al menos tres de ellas están editadas por Anagrama, lo que la convierte en la editorial más relevante o si se prefiere más influyente de cuantas existen hoy en el panorama español.
A partir de aquí cada suplemento completa su relación con otras siete novelas diferentes de entre las que me llama la atención que ABC escoja una biografía novelada de Rainer María Rilke, El vidente oculto (Acantilado) de Mauricio Wiesenthal, y las Memorias de Carlos Barral (Lumen).
Babelia sugiere los Diarios (1956-1985) del poeta Jaime Gil de Biedma, Freud en su tiempo y en el nuestro (Debate) de Elisabeth Roudinesco, textos que no son exactamente de creación en su sentido imaginativo, sino recuperadoras de la tradición biográfica y memorialística.
El Cultural completa con La isla del padre (Seix Barral) de Fernando Marías, libro que fue Premio Biblioteca Breve del año pasado o También esto pasará (Anagrama) de Milena Busquets.
En el ámbito boliviano el suplemento LetraSiete consultó con una docena de críticos, escritores y académicos, para conseguir seleccionar los tres libros de narrativa más destacados del año en el país y el resultado fue, primero -y este privilegiado lugar nadie se lo discute- Catre de fierro (Plural) de Alison Spedding, libro revelación que cuenta una asombrosa historia de 40 años en la familia Veizaga, que vive o vivió en Saxrani, un pueblo tan inventado por la autora como Macondo por Gabo.
Luego vienen Los afectos (Random House-El Cuervo) de Rodrigo Hasbún y el desconcertante conjunto de relatos Para comerte mejor (Sudaquia) de Giovanna Rivero, desconcertante porque este título, aparte de la sentencia resolutiva del lobo del cuento de Caperucita Roja, ya tituló la célebre novela del escritor argentino Eduardo Gudiño Kieffer, publicada en 1968, cuando era director del Fondo Nacional de las Artes, y que le proyectó no sé si a la fama pero al menos sí al conocimiento general del hispanismo literario.
Cierto que estas coincidencias no son infrecuentes, Kafka tituló su novela corta La metamorfosis cuando es el título que Ovidio le dio a sus 15 libros de la historia de Roma, tan influyentes durante siglos que se coló en la obra de Tiziano, Velázquez o Rubens, pero que sin embargo hoy, dada su personalidad, tal vez el texto de Kafka sea más popular que el del poeta clásico, y cuando escuchamos esa palabra lo que nos viene a la mente es el autor de Praga. Podría sucederle a Rivero.
Todas estas novelas son muy recomendables. Aconsejo sacar tiempo de donde sea para leerlas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario