"Narrar es descubrir"
Elsa Osorio, una de las más destacadas escritoras argentinas estuvo en la Feria del Libro cruceña y habló con LetraSiete de sus principales libros y su proceso creativo.
Martín Zelaya Sánchez
“Conozco a Edmundo Paz Soldán, y es un escritor que me gusta
mucho, pero lo conozco de afuera, no porque haya estado con él en Bolivia… y eso
es algo que quiero cambiar, pues mucho más de la literatura de este país no
conozco… de pronto a los clásicos que se lee en la universidad, pero no más y
repito, eso es algo que quiero cambiar”.
Elsa Osorio hace este comentario en el stand del Ministerio
de Culturas y Turismo de la Feria del Libro de Santa Cruz, luego de revisar a
la rápida las 15 novelas fundamentales de Bolivia, y la flamante colección de
ocho libros de la Biblioteca Plurinacional.
Una vez satisfecha su curiosidad e interés, se pide un
capuchino y empieza a hablar sobre dos libros suyos: su obra maestra y su
última novela, y sobre su compromiso y estética a la hora de escribir y
concebir la literatura.
Un breve pero oportuno momento para conocer a la argentina,
considerada como una de las más solventes y originales escritora de ese país, y
quien confiesa: “no pudo caerme mejor la invitación del Ministerio de Culturas
para conocer por fin Bolivia”.
- Háblenos de Mika
o La capitana, su última novela que,
según entiendo, se basa en la vida de una rebelde, una guerrillera argentina
que actuó en Europa.
- Sí. Para empezar, es Mika
o también La capitana… resulta que
por asuntos editoriales salió con esos nombres en diferentes países. Trata de
Mika Feldman, una revolucionaria bastante desconocida por la gente en
Argentina, pero que fue la única mujer que fue capitana en la Guerra Civil
española.
- Toda novela es ficción, por antonomasia, pero me imagino
que en este caso tuvo una muy exhaustiva investigación que le permitió recrear
con mucha verosimilitud varios pasajes históricos.
- He investigado tanto… hasta volverme loca, te diría…
(ríe). He trabajado en este libro durante 25 años, claro que no de manera
sostenida, pero siempre lo he llevado en la cabeza. Después de que abandoné
varias veces el proyecto, por la dificultad de encontrar información,
finalmente pudo más la fascinación por el personaje. Durante siete años acumulé
documentos y redacté, paralelamente.
Es una novela, pero no porque me invente las batallas; a mí
me gusta mucho contar la historia, pero prefiero la ficción al ensayo, porque
es una postura diferente. Cuando escribo novelas, siento que escribo de lo que
no sé, por más que haya investigado mucho, y es que la narrativa muchas veces
permite descubrir hechos, planos, detalles antes casi inconcebibles.
- Creo que este es su estilo, su impronta literaria, pues me
parece que es muy similar A veinte años, Luz, su novela más conocida y exitosa.
- Sí, se trata de una chica que nació en cautiverio durante
la dictadura argentina… es decir, que perdió su identidad, y que cuando tiene
20 años comienza a sospechar que ella no es quien piensa que es.
Esto es algo que se dio en la realidad no una, sino miles de
veces, pues cada vez aparecen más chicos en esta situación, que descubren que
no son quienes son. Aunque este caso en particular no está basado en una
persona real, toda la realidad, la tragedia de los desaparecidos es tal y cual
la cuento.
Al escribir este libro, me di cuenta que la generación
víctima de estos casos es la de mis hijos, y descubrí a la vez que el miedo, el
horror –al menos desde este lado- sigue latente.
- ¿Qué opina de la concepción de buena parte de la crítica
de que su literatura se centra en su preocupación social y política por
realidades específicas, y que de cierto modo, se trataría de una literatura de
denuncia… de compromiso?
- Yo no escribí A
veinte años, Luz, para que suceda tal cosa, o en busca de que despierte
algo… yo la escribí porque me gusta escribir, porque tengo un compromiso
conmigo misma como escritora.
Por otro lado, sería una ingenua si pretendiera que esta u
otra obra mía no despierten alguna reacción o compromiso personal, ciudadano…
es más me sentiría bien si de pronto una persona se haya sentido motivada a
indagar sobre su vida, tras leer el libro, ante una sospecha de que sea víctima
de estos casos.
Creo que eso del compromiso o del “no te metas con este o
este otro tema” es un falso debate. Yo también escribo ficción pura y otras
cosas, y no creo que denigre la literatura con ninguno de estos textos.
- ¿Cuán importante cree que son la literatura y el arte en
el actual contexto político y social que viven muchos países de la región…
Argentina y Bolivia, por ejemplo?
- Yo creo que ambas expresiones deben ir de la mano con los
avances de la sociedad y la clase política. Para mí, escribir, en primer lugar,
es una fascinación, pero también es un trabajo y un arma de lucha.
Como ciudadana siento que estamos viviendo un momento muy
especial en América Latina, pero creo sin embargo que nos hace falta conocernos
más… hablo sobre todo de los escritores, que en una mayoría aún seguimos
manejados por grandes grupos editoriales.
Yo conozco a muchos autores sudamericanos, pero los conozco
de Europa, y esto no puede seguir así.
- Y qué nos puede hablar de su faceta de profesora de
literatura. ¿Se puede enseñar a escribir, se puede enseñar a crear?
- He coordinado talleres, creo que desde siempre, desde que
yo misma estudiaba. A mí me parece que no puedo ponerle a otro algo que no
tiene, en el sentido de la pulsión de escribir, pero sí puedo enseñarle a
escribir correctamente, que es lo que todo el mundo debería poder… y después
puedo darle técnicas, herramientas… el resto, lo más importante, la esencia,
depende de ellos.
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