jueves, 5 de junio de 2014

Entrevista

"Narrar es descubrir"

Elsa Osorio, una de las más destacadas escritoras argentinas estuvo en la Feria del Libro cruceña y habló con LetraSiete de sus principales libros y su proceso creativo.


Martín Zelaya Sánchez

“Conozco a Edmundo Paz Soldán, y es un escritor que me gusta mucho, pero lo conozco de afuera, no porque haya estado con él en Bolivia… y eso es algo que quiero cambiar, pues mucho más de la literatura de este país no conozco… de pronto a los clásicos que se lee en la universidad, pero no más y repito, eso es algo que quiero cambiar”.
Elsa Osorio hace este comentario en el stand del Ministerio de Culturas y Turismo de la Feria del Libro de Santa Cruz, luego de revisar a la rápida las 15 novelas fundamentales de Bolivia, y la flamante colección de ocho libros de la Biblioteca Plurinacional.
Una vez satisfecha su curiosidad e interés, se pide un capuchino y empieza a hablar sobre dos libros suyos: su obra maestra y su última novela, y sobre su compromiso y estética a la hora de escribir y concebir la literatura.
Un breve pero oportuno momento para conocer a la argentina, considerada como una de las más solventes y originales escritora de ese país, y quien confiesa: “no pudo caerme mejor la invitación del Ministerio de Culturas para conocer por fin Bolivia”.

- Háblenos de Mika o La capitana, su última novela que, según entiendo, se basa en la vida de una rebelde, una guerrillera argentina que actuó en Europa.
- Sí. Para empezar, es Mika o también La capitana… resulta que por asuntos editoriales salió con esos nombres en diferentes países. Trata de Mika Feldman, una revolucionaria bastante desconocida por la gente en Argentina, pero que fue la única mujer que fue capitana en la Guerra Civil española.

- Toda novela es ficción, por antonomasia, pero me imagino que en este caso tuvo una muy exhaustiva investigación que le permitió recrear con mucha verosimilitud varios pasajes históricos.
- He investigado tanto… hasta volverme loca, te diría… (ríe). He trabajado en este libro durante 25 años, claro que no de manera sostenida, pero siempre lo he llevado en la cabeza. Después de que abandoné varias veces el proyecto, por la dificultad de encontrar información, finalmente pudo más la fascinación por el personaje. Durante siete años acumulé documentos y redacté, paralelamente.
Es una novela, pero no porque me invente las batallas; a mí me gusta mucho contar la historia, pero prefiero la ficción al ensayo, porque es una postura diferente. Cuando escribo novelas, siento que escribo de lo que no sé, por más que haya investigado mucho, y es que la narrativa muchas veces permite descubrir hechos, planos, detalles antes casi inconcebibles.

- Creo que este es su estilo, su impronta literaria, pues me parece que es muy similar A veinte años, Luz, su novela más conocida y exitosa.
- Sí, se trata de una chica que nació en cautiverio durante la dictadura argentina… es decir, que perdió su identidad, y que cuando tiene 20 años comienza a sospechar que ella no es quien piensa que es.
Esto es algo que se dio en la realidad no una, sino miles de veces, pues cada vez aparecen más chicos en esta situación, que descubren que no son quienes son. Aunque este caso en particular no está basado en una persona real, toda la realidad, la tragedia de los desaparecidos es tal y cual la cuento.
Al escribir este libro, me di cuenta que la generación víctima de estos casos es la de mis hijos, y descubrí a la vez que el miedo, el horror –al menos desde este lado- sigue latente.

- ¿Qué opina de la concepción de buena parte de la crítica de que su literatura se centra en su preocupación social y política por realidades específicas, y que de cierto modo, se trataría de una literatura de denuncia… de compromiso?
- Yo no escribí A veinte años, Luz, para que suceda tal cosa, o en busca de que despierte algo… yo la escribí porque me gusta escribir, porque tengo un compromiso conmigo misma como escritora.
Por otro lado, sería una ingenua si pretendiera que esta u otra obra mía no despierten alguna reacción o compromiso personal, ciudadano… es más me sentiría bien si de pronto una persona se haya sentido motivada a indagar sobre su vida, tras leer el libro, ante una sospecha de que sea víctima de estos casos.
Creo que eso del compromiso o del “no te metas con este o este otro tema” es un falso debate. Yo también escribo ficción pura y otras cosas, y no creo que denigre la literatura con ninguno de estos textos.

- ¿Cuán importante cree que son la literatura y el arte en el actual contexto político y social que viven muchos países de la región… Argentina y Bolivia, por ejemplo?
- Yo creo que ambas expresiones deben ir de la mano con los avances de la sociedad y la clase política. Para mí, escribir, en primer lugar, es una fascinación, pero también es un trabajo y un arma de lucha.
Como ciudadana siento que estamos viviendo un momento muy especial en América Latina, pero creo sin embargo que nos hace falta conocernos más… hablo sobre todo de los escritores, que en una mayoría aún seguimos manejados por grandes grupos editoriales.
Yo conozco a muchos autores sudamericanos, pero los conozco de Europa, y esto no puede seguir así.

- Y qué nos puede hablar de su faceta de profesora de literatura. ¿Se puede enseñar a escribir, se puede enseñar a crear?

- He coordinado talleres, creo que desde siempre, desde que yo misma estudiaba. A mí me parece que no puedo ponerle a otro algo que no tiene, en el sentido de la pulsión de escribir, pero sí puedo enseñarle a escribir correctamente, que es lo que todo el mundo debería poder… y después puedo darle técnicas, herramientas… el resto, lo más importante, la esencia, depende de ellos. 

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