Festival Barroco, encantos y desencuentros
Crónica resumen del reciente Festival bianual realizado en la Chiquitania.
Lupe Cajías
Las gotas de la interminable temporada de lluvia de este
2014 compartían el sonido armonioso de los coros y violines en la última
actuación vespertina del X Festival Internacional de Música Renacentista y
Barroca Americana “Misiones de Chiquitos”, organizado bianualmente por la
Asociación de Arte y Culturas, APAC, en las tierras bajas bolivianas.
Una vez más, como desde hace dos décadas, los cruceños
tuvieron el privilegio de recibir en la ciudad y en las provincias a los
mejores grupos internacionales especializados en música barroca y renacentista
durante los diez días del mejor festival en todo el continente y uno de los
cinco más prestigiosos a nivel mundial.
El esfuerzo de la APAC al mando de Cecilia Kenning se ve
recompensado por el creciente respaldo del público. En los pueblos de
Chiquitos, Camiri, Choquis y Yacuiba, las familias acuden en masa a llenar las
capillas. La ampliación al Chaco y al departamento de Tarija evidenció la
vitalidad de este esfuerzo que se ha convertido en un referente mundial.
Coproducciones internacionales
El Festival se caracteriza además por promover el
intercambio de conocimientos y de experiencias entre grupos nacionales, varios
con intérpretes indígenas, y grupos internacionales. Este año se estrenaron
nuevas coproducciones.
El Ensemble Martín Schmid, bajo la dirección de Daniela
Dolcci, y los músicos de Música Fiorita de Suiza interpretaron un repertorio
inédito de música misional transcrita del Archivo Musical de Chiquitos. Como
comentó Piotr Nawrot, el director artístico del festival, los archivos
musicales bolivianos son inagotables.
El Coro y Orquesta Arakaendar, conformado por músicos
cruceños, cochabambinos y orureños, lanzó a nivel mundial el programa “Música
de las Misiones Guaraníes”. Ellos conformarán un ensemble con músicos de
Noruega y de Inglaterra para ejecutar juntos esas piezas que Nawrot rescató en
guaraní. El coro del pueblo de Paurito, a pesar de no ser profesional recibió
el aplauso por la calidad de sus voces.
Un tercer ensemble estuvo conformado por el mismo grupo
Arakaendar y músicos del RCN London para el lanzamiento del programa “Del
barroco al rococó” que presentó obras del Virreinato de la Plata durante el
siglo XVII.
El Ensemble de Profundis de Uruguay, Los Ministriles de la
Cañada de Argentina y los coros Santa Cecilia y Urubichá conformaron otro
ensemble con música del Archivo Nacional de Bolivia en honor a San Ignacio. Los
Júbilos reunieron a 60 músicos que recrearon villancicos coloniales en el más
emocionante concierto de los grupos bolivianos.
La presentación de música recopilada en el Archivo de Sucre
fue otro gran momento en el Festival.
Otro hermoso programa se desarrolló con 24 misas dominicales
en toda la capital cruceña con la participación de 12 grupos bolivianos de
música barroca, rememorando cómo aquella acompañaba los rituales católicos de
hace centurias.
Encantos y desencantos
Musicalmente inagotable, el Festival permite gozar la
belleza del sonido del arte humano en el entorno del silencio de la selva.
Los espectadores comparten la integración por encima de
procedencias geográficas, étnicas, generacionales y renace la más cálida
humanidad, con la alegría de aprender colectivamente emociones y sentimientos.
Bolivia muestra su mejor rostro, la hospitalidad camba, los
pueblos tradicionales, la gastronomía. En muchos rincones se encuentran locales
administrados por parejas de cruceñas y sus esposos, sea el alemán de Santiago
de Chiquitos, o el francés de San José de Chiquitos.
Sin embargo, el Festival mostró también los límites reales a
la propaganda para atraer turistas: caminos, hospedajes, servicios de salud,
saneamiento básico. El recorrido de Santa Cruz hasta San Ignacio de Velasco
está lejos de la publicidad de la ABC, baches permanentes retrasaron la llegada
de los turistas y en algún caso se lamentó accidentes e incidentes que
sufrieron artistas y espectadores.
Los hospedajes en Ascensión de Guarayos son una lástima,
sucios e inseguros y tampoco son cómodos la mayoría de los hostales en San
José. No es posible pasar la noche en Urubichá. APAC no puede ser responsable
de esos detalles y se nota el descuido del área de turismo, tanto a nivel
departamental como a nivel del Ministerio de Culturas y Turismo. Es urgente que
existan exigencias para cumplir estándares mínimos o dejar de lado a los
hoteles que no se esfuercen por ofrecer comodidad e higiene a sus visitantes.
El mejor ejemplo de un buen hospedaje está en Santiago de
Chiquitos, donde un hotel boutique recibe al caminante con una cama limpia,
delicioso desayuno, Internet y paseos para conocer la bella región chiquitana.
No todos los gobiernos municipales ayudan tanto como
Concepción, San Ignacio, San Javier, Roboré. En Ascensión, la alcaldía se
esfuerza pero los empresarios hoteleros no acompañan el entusiasmo de la
alcaldesa indígena.
El Estado Plurinacional gasta millones en las carreras del
Dakar, pero apenas se asoma para apoyar los esfuerzos culturales. Sin embargo,
se nota cada versión una mayor presencia económica pública que ojalá garantice
la sostenibilidad del festival y evite los sufrimientos del personal de APAC.
Por lo menos este 2014, equipos móviles de Bolivia TV estuvieron en casi todos
los escenarios y trasmitieron conciertos en vivo.
Finalmente, llama la atención la ausencia de autoridades
originarias como invitadas en los conciertos. Aparecen políticos de la
Gobernación pero no los líderes de los pueblos chiquitanos, poblaciones que
protegieron y cuidaron durante siglos las partituras que hoy se estrenan en
todo el mundo.
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