domingo, 26 de marzo de 2017

Etc.

Cuando el Otro es el que escribe


Una interesante contextualización y presentación de la “literatura sueca inmigrante”.

 
Alejandro Leiva

Carlos Decker-Molina

No se puede sostener que Suecia sea el paraíso de la integración multicultural, entendiéndose como algo más que la suma de tradiciones culturales en un mismo espacio geográfico, sino como un lugar en el que prima la valoración positiva de la diversidad humana, lo que exige un gran grado de tolerancia y respeto hacia el Otro para una buena convivencia.
El resultado puede ser cuantificado, pero esa aritmética no mide la cultura de los árabes, turcos, griegos o la de los “latinos” per se en el espacio geográfico sueco sino que, al expresarse en sueco, deja el campo de la multiculturalidad para dibujar los primeros rasgos de una nueva fisonomía metacultural “sueca-universal” que hace pensar que así será el futuro.   
No debiera extrañarnos porque así ha sido siempre, baste recordar que las pesas y medidas vernáculas, integradas a las culturales local y de gran tradición tienen que ser vistas con respecto y simpatía, pero su lógica es inferior al sistema decimal. Así como es menos transparente y poco práctica la numeración romana que cedió paso a la arábiga que construye una aritmética que se convierte en álgebra y matemáticas superiores. No se trata de inferioridades y superioridades, pues la verdadera inferioridad no está en que otros hayan mejorado, sino en rechazarlo porque no surgió de nosotros o de nuestra comunidad. Lo mejor es lo mejor, no importa de dónde venga.
El ejemplo de los apaches es muy decidor, pues no importa que el enemigo haya introducido las monturas y las armas de fuego si a ellos les sirvió luego para combatirlo.
Athena Farrokhzad
En Suecia hay varios escritores destacados que habiendo nacido de padres inmigrantes llevan el sello de esas nacionalidades pero, al expresarse en sueco, producen una literatura no solo nueva en el sentido del idioma sino por el proceso creativo y por la dramaturgia.
Mi propia aproximación a la literatura sueca fue a través de los libros de un griego de origen que escribe en sueco, Theodor Kallifatides, bajo el supuesto de que el idioma sueco de un extranjero está al alcance del novato; qué desilusión porque Kallifatides escribe con el mismo rigor que Noren o P.O. Enquist a quienes, además, ha traducido al griego.
Puede que Kallifatides sea un precursor, pero es un “inmigrante de la primera generación”. La diferencia con la literatura de Jonas Hassen Khemiri o la poesía de Athena Farrokhzad o las creaciones literarias de Johannes Anyuru y Alejandro Leiva, es que estos últimos son hijos de inmigrantes que miran Suecia con otros ojos, incluido el idioma.
Khemiri, por ejemplo, en su primera novela (Ett öga rött) usa un idioma retorcido por la inmigración, pero sin alejarse de la sintaxis, “está escrito con una idiosincrasia lingüística deliciosamente anárquica”. Leiva -hijo de chileno-, es dramaturgo que incorpora la psicología del afuerino en sus obras. La desconfianza, el temor y el miedo aparecen en un extraordinario monólogo escrito para su hermano Pablo que actúa en el Teatro de la Provincia de Estocolmo.
Johannes Anyuru.
Quizá valga la pena decir que Johannes Anyuru es hijo de un piloto ugandés que huyó a Suecia de la tiranía de Idi Amin. Johannes es de religión musulmana, se dio a conocer primero como poeta con un libro que sigue la huella de La Ilíada de Homero para consagrarse con una novela dedicada a su padre. Hace unos días publicó su tercera novela De kommer att drunkna i sina mödrar tårar (Ellos se ahogarán en las lágrimas de sus madres), una distopía basada en la actualidad europea: violencia, fascismo, terrorismo, circulan en sus páginas. “Quise hacer lo contrario del francés Michel Houellebecq –sostiene-, porque el profeta Mohamed fue un ciudadano de segunda clase y no por ello fue a inmolarse con un cinturón de dinamita”. Anyuro es un auténtico crítico del extremismo y el terrorismo, pero también del fascismo “que de volver no será como en los 30”.
Jonas Hassen Khemiri.

Probablemente hay varios niveles de integración en una sociedad como la sueca, “tan diferente en color, sabor y olor a nosotros” como me dijo una amiga chilena. La literatura ha sido (el renacimiento) y será (la cultura libre) el hecho más importante de la nueva sociedad y en esa construcción, los nuevos escritores suecos (hijos de los Otros) con su trabajo literario, están poniendo la piedra fundamental de la nueva coexistencia.

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