Cuando el Otro es el que escribe
Una interesante contextualización y presentación de la “literatura sueca inmigrante”.
Carlos Decker-Molina
No se puede sostener que Suecia sea el paraíso de la
integración multicultural, entendiéndose como algo más que la suma de
tradiciones culturales en un mismo espacio geográfico, sino como un lugar en el
que prima la valoración positiva de la diversidad humana, lo que exige un gran
grado de tolerancia y respeto hacia el Otro para una buena convivencia.
El resultado puede ser cuantificado, pero esa
aritmética no mide la cultura de los árabes, turcos, griegos o la de los
“latinos” per se en el espacio
geográfico sueco sino que, al expresarse en sueco, deja el campo de la multiculturalidad
para dibujar los primeros rasgos de una nueva fisonomía metacultural “sueca-universal”
que hace pensar que así será el futuro.
No debiera extrañarnos porque así ha sido siempre,
baste recordar que las pesas y medidas vernáculas, integradas a las culturales
local y de gran tradición tienen que ser vistas con respecto y simpatía, pero
su lógica es inferior al sistema decimal. Así como es menos transparente y poco
práctica la numeración romana que cedió paso a la arábiga que construye una
aritmética que se convierte en álgebra y matemáticas superiores. No se trata de
inferioridades y superioridades, pues la verdadera inferioridad no está en que
otros hayan mejorado, sino en rechazarlo porque no surgió de nosotros o de
nuestra comunidad. Lo mejor es lo mejor, no importa de dónde venga.
El ejemplo de los apaches es muy decidor, pues no
importa que el enemigo haya introducido las monturas y las armas de fuego si a
ellos les sirvió luego para combatirlo.
Athena Farrokhzad |
En Suecia hay varios escritores destacados que
habiendo nacido de padres inmigrantes llevan el sello de esas nacionalidades
pero, al expresarse en sueco, producen una literatura no solo nueva en el
sentido del idioma sino por el proceso creativo y por la dramaturgia.
Mi propia aproximación a la literatura sueca fue a
través de los libros de un griego de origen que escribe en sueco, Theodor Kallifatides,
bajo el supuesto de que el idioma sueco de un extranjero está al alcance del
novato; qué desilusión porque Kallifatides escribe con el mismo rigor que Noren
o P.O. Enquist a quienes, además, ha traducido al griego.
Puede que Kallifatides sea un precursor, pero es un
“inmigrante de la primera generación”. La diferencia con la literatura de Jonas
Hassen Khemiri o la poesía de Athena Farrokhzad o las creaciones literarias de
Johannes Anyuru y Alejandro Leiva, es que estos últimos son hijos de
inmigrantes que miran Suecia con otros ojos, incluido el idioma.
Khemiri, por ejemplo, en su primera novela (Ett öga rött) usa un idioma retorcido
por la inmigración, pero sin alejarse de la sintaxis, “está escrito con una
idiosincrasia lingüística deliciosamente anárquica”. Leiva -hijo de chileno-,
es dramaturgo que incorpora la psicología del afuerino en sus obras. La
desconfianza, el temor y el miedo aparecen en un extraordinario monólogo
escrito para su hermano Pablo que actúa en el Teatro de la Provincia de
Estocolmo.
Johannes Anyuru. |
Quizá valga la pena decir que Johannes Anyuru es hijo
de un piloto ugandés que huyó a Suecia de la tiranía de Idi Amin. Johannes es
de religión musulmana, se dio a conocer primero como poeta con un libro que
sigue la huella de La Ilíada de
Homero para consagrarse con una novela dedicada a su padre. Hace unos días
publicó su tercera novela De kommer att
drunkna i sina mödrar tårar (Ellos se
ahogarán en las lágrimas de sus madres), una distopía basada en la
actualidad europea: violencia, fascismo, terrorismo, circulan en sus páginas. “Quise
hacer lo contrario del francés Michel Houellebecq –sostiene-, porque el profeta
Mohamed fue un ciudadano de segunda clase y no por ello fue a inmolarse con un
cinturón de dinamita”. Anyuro es un auténtico crítico del extremismo y el
terrorismo, pero también del fascismo “que de volver no será como en los 30”.
Jonas Hassen Khemiri. |
Probablemente hay varios niveles de integración en una
sociedad como la sueca, “tan diferente en color, sabor y olor a nosotros” como
me dijo una amiga chilena. La literatura ha sido (el renacimiento) y será (la
cultura libre) el hecho más importante de la nueva sociedad y en esa
construcción, los nuevos escritores suecos (hijos de los Otros) con su trabajo
literario, están poniendo la piedra fundamental de la nueva coexistencia.
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