Fenomenología de la
libertad en Juan de la Rosa
Un adelanto de la investigación con la que el autor ganó un concurso del Centro de Investigaciones Sociales.
Martín Mercado
¿Somos realmente libres? ¿Debemos ser
justos? ¿Podemos ser felices? ¿Qué debo considerar valioso en mi vida? ¿Cómo he
llegado a ser quien soy? “¿Para qué sirvo en este mundo?” “¿Quién soy yo?”, estas
preguntas propias de la reflexión filosófica giran en torno al sentido de la
vida; sin embargo, la literatura suele plantearlas y, en alguna medida, ofrece
respuestas interesantes.
Las dos últimas preguntas, que aparecen
entre comillas, son planteadas por el protagonista de Juan de la Rosa, las precedentes son algunas de las cuestiones
centrales de la última investigación fenomenológica sobre esta obra literaria.
Juan
de la Rosa. Memorias del último soldado de la independencia de Nataniel Aguirre tiene más de 130 años, lo que no ha deslucido
su actualidad. Es una de las novelas más complejas de la literatura boliviana,
pues presenta varios recursos que enriquecen la narración, como la voz del
narrador y de los personajes (estilos directo e indirecto, registros y
sociolectos, idiomas: latín, quechua, francés) y en la intertextualidad
(filosofía, literatura, historia y cantos populares).
El narrador principal es Juan de la Rosa,
un coronel independentista que ya anciano y retirado relata los primeros años
de su infancia. Nos presenta los primeros recuerdos de su dichosa niñez dentro
de una apacible atmósfera familiar compuesta por su madre, fray Justo, el tío
Alejo y otras personas de la ciudad de Oropeza, hoy Cochabamba. Con una rapidez
poco usual en la narrativa boliviana, la felicidad se torna gris por la
enfermedad y muerte de la madre del joven. La narración se abisma en el
profundo desconcierto y melancolía de un niño que se descubre por la voz de sus
nuevos “protectores” como un huérfano y abandonado, un “hijo del aire”, un
“botado” que siente las humillaciones sufridas en la casa Altamira.
En esa tensión de las familias
coloniales, con hijos no reconocidos, cambios y negaciones de apellido así como
una red de mentiras, el reconfortante autoengaño y adulaciones extremas de los
que se benefician con su cuotita de poder, la novela recuerda que los mestizos
no han sido en todos los casos el resultado de la perfecta síntesis de culturas
originarias, ni solo el resultado de las artimañas para no pagar impuestos. Los
mestizos de Aguirre son huérfanos que no saben dónde pertenecen, por lo que
preguntan con profunda radicalidad: ¿quién soy?, ¿qué debo hacer en este
mundo?, ¿cuántas injusticias debería seguir aguantando?, ¿vale la pena luchar
por algo? A esas preguntas solo se responde con la vida misma, cada uno es el
verdadero responsable de ellas. Las respuestas son distintas en cada caso.
Tras varios sucesos, la “noble” señora de
Altamira castiga al joven protagonista con el destierro a una hacienda. Allí el
joven es confinado a vivir con los Nina, una familia campesina. En aquella
hacienda Juanito es recibido como un hijo más y es capaz de encontrar algunas
respuestas para sus preguntas; la patria aparece como una ampliación de la
atmósfera familiar. La patria es la cohesión de aquellos a los que el poder
aplasta. No obstante, no pasa mucho para que las tropas realistas destruyan
aquella bucólica felicidad patriótica.
¿Qué tan misteriosa es la vida?, los más
terribles castigos a veces pueden ser nuestra redención. Juanito comprende por
la experiencia, antes que por los libros, que ninguna tiranía política debe ser
soportada. Aunque el miedo sea grande, el poder del enemigo armado suele ser en
realidad solo una vestimenta cocida con los hilos del autoengaño y la
adulación. Se detalla varios sucesos de las batallas patrióticas con la
intimidad que ofrece el recuerdo de los héroes anónimos, lejos de los muy
laureados líderes históricos. La novela relata la batalla de la Coronilla y se
concentra después en el relato muy olvidado del “humilde” tirano Goyeneche,
obligando al pueblo a realizar fiestas y bailes llenos de fanatismo, impone y
glorifica su poder. El narrador sugiere cómo el embrutecimiento de multitudes
iracundas, eufóricas y, en el fondo, llenas de miedo, además de la seguidilla
de contradictorios subalternos, son la energía que utilizan los tiranos.
La novela culmina con la narración de los
recuerdos sobre el modo en que el joven protagonista llega a conocer a su padre
a quien, en su lecho de muerte, solo pudo cerrarle los ojos y perdonarle por el
abandono. El final, antes que una imposición ideológica, sugiere inquietantes
preguntas: ¿podemos ser libres si dejamos que el odio que sentimos por nuestro
pasado nos aplaste?, ¿es realmente posible seguir viviendo si negamos mediante
el autoengaño nuestros ancestrales complejos?, ¿hasta qué punto podemos
soportar la absurda mentira con que se justifican los excesos del poder político,
del abuso irracional de las costumbres y de los prejuicios sociales?, ¿la
dignidad de un pueblo proviene de un carismático (o despótico) líder o, por el
contrario, de la virtud de cada uno de los ciudadanos?, ¿hasta qué punto el
rechazo de la tiranía es el resultado de un proceso intelectual y en qué medida
lo es de la sinceridad de la afectividad?, ¿puede la política desarrollarse sin
el impulso de la afectividad?
Muchas de las interpretaciones
tradicionales de Juan de la Rosa se han enfocado en la construcción simbólica,
ideológica y discursiva de nación en relación con el liberalismo del siglo XIX.
No se ha estudiado específicamente la libertad en la novela de Aguirre, aunque
todos reconocen que el ideal libertario es central. La investigación de mi
autoría que el jurado del concurso de
tesis de maestría CIS: 16 ha premiado, se concentra en el tema de la libertad
desde la expresión de las vivencias afectivas de los personajes. Describir la
manera en que los personajes expresan sus vivencias de libertad ha sido el
objetivo de la investigación, por lo que su desarrollo significa un giro en la
comprensión de la obra.
La investigación se apoyó en las orientaciones
del método de la nueva fenomenología de Hermann Schmitz. La filosofía, tal como
la concibo, es la crítica de los fundamentos y las finalidades del saber
popular, del conocimiento científico y, principalmente, del sentido de la
existencia. En sentido estricto, para la nueva fenomenología, la filosofía es
la meditación sobre el desconcierto y el encontrarse del humano en su entorno.
La investigación, cuyo título de publicación será “Fenomenología de la libertad
en Juan de la Rosa”, expone primero
toda la crítica literaria sobre la novela, luego justifica el problema de
investigación y esclarece los lineamientos metódicos. Finalmente, desarrolla la
fenomenología de la libertad. Quien alguna vez se ha preguntado ¿quién soy?,
¿cómo he llegado a ser quien soy? y ¿vale la pena seguir siendo así?,
seguramente, tendrá fuertes motivos para leer esta investigación.
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