Camarada perro: Víctor Hugo
Viscarra y Omar Guzmán
Comentario de la novela de Guzmán que tiene como personaje al desaparecido escritor paceño.
Virginia
Ayllón
Hace
pocas semanas Omar Guzmán presento Camarada
perro, novela que tiene como base la vida del escritor paceño Víctor Hugo
Viscarra. Sin embargo, mi lectura me ha devuelto, sobre todo, la historia de la
amistad del autor de la novela con el desaparecido Víctor Hugo. Este es un
signo hermoso de esta novela. Pero hay más. El Víctor Hugo que crea Guzmán
parece cercano a la vida del vate paceño porque están los datos que con varios
de nosotros compartió Víctor Hugo; es decir es también una novela biográfica,
ensartada a través de esa amistad.
Un
logro de Guzmán es eludir la hagiografía y, con acierto, no solo rehuir si no
rechazar ese “mito urbano” en que ha devenido Viscarra. Por ello, la mesura en
la descripción del personaje es quizá el valor central de esta novela. Ello no
quiere decir, sin embargo, que esté ausente la pasión con que Viscarra
enfrentaba varios aspectos de su vida, la crudeza de los hechos que le tocó
vivir o, finalmente, la acidez de los ambientes que le vieron pasar.
Pero
resalta la amistad entre el autor y el personaje biografiado y se trata de un
sentimiento y una relación poco visitada en la literatura boliviana porque se
trata de una amistad caprichosa, para calificarla de algún modo. Evidentemente,
esta amistad masculina es dibujada en la novela como el fuerte vínculo entre
dos seres que habitan la ciudad de La Paz de modos muy diferentes. Es como que
esta amistad -como todas las que se precien de serlo- habría creado un espacio
específico y único para ese sentimiento.
La
amistad, a diferencia de los otros sentimientos humanos, solo es tal si elimina
de su centro cualquier relación de poder. Y poder incluye, por ejemplo, la
“amistad” entre colegas, o incluso entre quienes comparten un mismo arte. La
posibilidad de una pega, de un ascenso, de una publicación, o de cualquier
mundano rédito desdicen tal relación como amistad. Tal vez por eso algunas
creencias orientales consideran la amistad como un sentimiento superior al del
amor. Parece pues que la ausencia de todo poder es condición para la amistad.
Más aún, la conciencia de eliminación de todo rasgo de poder sería el único
camino para cimentar y alimentar la amistad.
Pienso
en la novela, en la que ese Víctor Hugo pudo bien querer aprovechar la carrera
académica de su amigo y éste pudo bien “sacar información” de la vida de Víctor
Hugo, precisamente para obtener sendos beneficios académicos. Eso no sucedió y
si algo los unía era compartir un momento, sin pasado ni futuro, la mayor de
las veces con trago en medio. Contrariamente, recuerdo un pasaje de la novela,
en el que una periodista se acerca como “amiga” a Víctor Hugo, incluso le
ofrece un café (sic), con el único objetivo de obtener una entrevista, es
decir, una “perla” periodística.
Tal
vez por el peso puesto en esa amistad, la novela destina poco espacio a la
relación de Viscarra con la literatura, pero esos dispersos trozos son, más que
datos biográficos de Víctor Hugo, huellas del camino de un personaje de novela
en su encuentro con la lectura y la escritura.
No
es una hagiografía, decía, tampoco una loa, más bien parece un homenaje, no al
escritor Víctor Hugo, tampoco al amigo. Mi lectura me dice que es un homenaje a
la amistad.
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