viernes, 30 de diciembre de 2016

Arte

Gilka Wara Libermann: la artista y su obra



A propósito de la reciente muestra Homenaje a la vida que la artista presentó en el Espacio Simón I. Patiño, y a modo de difundir algunas fotografías de la misma, extraemos un breve fragmento del libro A vuelo de pájaro… en el que Querejazu desgrana las claves de la impronta artística de Libermann.


Pedro Querejazu Leytón 

Intentando explicar el arte de Gilka Wara Libermann, hay que decir que la esencia del arte ingenuo es, por un lado, la espontaneidad en la representación, la representación atemporal y carente de perspectiva, en el sentido de la perspectiva euclidiana.
Lo descrito aplica en lo formal al arte realizado por Gilka Wara, pero al mismo tiempo implica contradicciones inconciliables, específicamente en cuanto a la formación académica de la artista y en cuanto al contenido de sus representaciones.
El arte de Gilka Wara corresponde a una visión del mundo positiva, alegre, optimista y propositiva, pero no por eso menos reflexiva, y sí, llena de contenidos, búsquedas, afirmaciones y propuestas conformes a la visión adoptada.
Como ella misma afirma en un borrador de autobiografía, el contacto estrecho con la naturaleza desde la infancia la llevó a entenderla en un sentido esencial y, desde esa vivencia intensa y constante, busca representar en pintura esa experiencia.
La visión es el resultado de una percepción y de una adopción de argumentos afines a los suyos. Básicamente, ella propone una mirada del mundo, de la realidad que nos rodea, desde lo esencial, desde los dictados de las leyes del universo y la contemplación de la naturaleza, mirada con la que ella es totalmente consecuente.
Su arte no es ingenuo en el estricto sentido de la palabra, es más bien una propuesta de desnudarse cada quien de sus propios códigos y mirar al mundo que desde la ingenuidad de la ensoñación por la que son verosímiles y posibles. Sus pinturas son apologías del gozo de la vida y la naturaleza, son un deleite del color y de la infinita posibilidad de combinar formas, temas y colores al margen de su probabilidad real. Son visiones de la realidad a través de la ingenuidad primigenia que cada ser humano tiene dentro de sí.
La propia artista explica el sentido y contenido de su obra en una poco conocida autobiografía:

“A mis tres años conocí el mar y otros países, y me encantó el contacto con la naturaleza. Todas estas experiencias de mi niñez crearon en mí una necesidad de pintar y dibujar, así fuera un pequeño mundo como el de una hormiga, o cómo serían los confines del universo”.

En otra parte de la misma autobiografía dice:

“Mi pintura es una puerta abierta a la naturaleza –viva- con personajes que existen y que están también arrancados de un sueño. Personajes deslumbrantes, azorados, con ojos abiertos mirando el mundo y al más allá. Sueñan con la naturaleza y todo es paz y hay espacio para todos. Los animales salvajes se reproducen y el sol ilumina por siempre y la luna arrulla para dar cabida a los sueño eternos, donde hay comunión entre hadas, aves, vírgenes y dioses eternos que prodigan amor”.

(…) La obra de Gilka Wara requiere de quien la mira, tanto paciencia como interés y un espíritu abierto. Las obras son tanto un conjunto único como una sumatoria de muchas partes que, a veces, parecieran sumar más que el todo. Es preciso mirar el conjunto y luego aproximarse y mirar cada uno de los detalles y partes que lo componen. Ahí es cuando el mensaje y el contenido de cada obra se hace perceptible por el espectador, que es seducido para entrar dentro de ella y formar parte de la misma, como si fuera parte de una conciencia y una creación colectiva.

La temática

La temática de las obras de Gilka Wara es muy amplia y diversa. Se puede apreciar ciertos intereses manifestados en repeticiones o variaciones sobre temas por los que la artista pareciera tener preferencia. Sus temas oscilan entre remembranzas de experiencias personales de la infancia o reelaboraciones de mundos absorbidos a través de la lectura, de testimonios o de visiones de terceros, con la peculiaridad de que incorpora a todos y cada uno de los espectadores por lo que estos encuentran en esas obras pedazos de su propia vida y de muy caras vivencias. Ella se apropia de las realidades y de las ficciones del imaginario colectivo y las devuelve digeridas de tal modo que cada espectador las considera genuinamente personales. Sus obras están llenas de delicada poesía, de aire festivo y de optimismo (...).


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