Una Mantis mirando el horizonte
El autor destaca el concepto y filosofía con que fue creado este sello editorial de Plural, a cargo de Rivero y Baudoin.
Aldo Medinaceli
Son varios los motivos para celebrar el nacimiento de una
nueva criatura editorial, llamada Mantis. Sin ningún orden establecido y
apelando al azar podríamos enumerar: el primero, porque se trata de una
colección conformada íntegramente por mujeres, algo que se agradece, desde el
lugar del lector, porque varias de las voces más virtuosas e influyentes de
América Latina en la actualidad están en ellas.
También es un motivo de celebración que este valioso
proyecto vea la luz en Bolivia, sitio donde no faltarán escritoras para su
catálogo ni lectores para sus páginas.
Al igual que el insecto de fama decapitadora, la nueva
colección lleva el nombre de -tal como dice su manifiesto-: “este bellísimo
ser, el único del reino animal que tiene el oído en el corazón”. De esta manera
inician Magela Baudoin y Giovanna Rivero, creadoras y escritoras bolivianas,
con una nueva y urgente línea editorial.
Aunque por principio no se deba amurallar a la escritura
según su procedencia corporal o regional, la realidad es que el instinto de
equilibrio siempre tiende a impulsar las voces de los lugares más velados. De
ahí que la decisión de publicar solamente a mujeres sea tan válida como la
constante búsqueda de estabilizar la balanza.
Es difícil conocer a qué se refiere con exactitud una
“literatura femenina”, más allá de las etiquetas o los estereotipos. Lo que sí
se entiende es que cuando una Mantis -o cualquier ser viviente- siente que su
vida corre peligro, no ahorrará esfuerzos para la sobrevivencia.
Probablemente, en ese afán, alcanzará cimas estéticas que
muchas veces coinciden con tiempos de extrema injusticia y violencia. En ese
sentido, la literatura que formará parte de Mantis es una propuesta abierta con
un matiz político que ya nos anuncia lo que podremos encontrar en su
estantería.
También se puede celebrar, como otro inminente motivo, el
potencial del catálogo de esta colección que ya inicia con dos voces enormes -No soñarás flores, de Fernanda Trías y Lo que no tiene nombre, de Piedad
Bonnett-; así como imaginar que en el futuro próximo podríamos encontrar en
esta misma colección obras tan indispensables como las de Marina Perezagua,
Samantha Schweblin o Valeria Luiselli -por nombrar solo a algunas-, congregando
así algunas de las mejores notas de la actual literatura en español en un solo
lugar.
A celebrar el nacimiento de esta bestia futurista que
sincroniza las vibraciones sonoras de su alrededor con los latidos de su propio
corazón, y que nace como una aventura de alto riesgo pero de gran beneficio
para la Literatura, lo que siempre se agradece. Solo queda augurarle una larga
vida a la Mantis y que las cabezas de los lectores sean las verdaderas
devoradoras de sus próximos frutos.
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