lunes, 12 de junio de 2017

La pelusa que cae del ombligo

Apuntes sobre la historia del mundo andino


Cuando la ficción no solo que supera a la realidad, sino incluso a la historia.



Omar Rocha Velasco 

* Actualmente no es discutible asumir que la historia es un discurso narrativo sofisticado y que su diferencia con la ficción está en la pretensión de verdad y su compromiso con el pasado. Esto último es importante porque nos alerta de un peligro: sustituir la historia por un discurso ficcional que podría derivar en el desconocimiento de los hechos y la negación de lo que significó, por ejemplo, la violencia de la conquista, las devastadoras acciones político-económicas de varios gobiernos republicanos o las cruentas dictaduras.
* Por otro lado, es innegable que la historia es una construcción que tiene que dar cuenta del pasado dándole forma discursiva o narrativa y que usa determinados conceptos o palabras que no vienen dadas de antemano. En otras palabras, el pasado no es algo dado, interviene el artificio que permite seleccionar aquello que alguna vez se va a constituir como memoria o recuerdo. En este caso, el recuerdo -reminiscencia no tiene por qué coincidir con la “verdad” de los hechos desde el punto de vista de aquella verdad que se opone a falsedad y no a olvido. La reminiscencia de los hechos se presenta como una posibilidad de ficcionalización en la medida en que suspende la certeza de realidad. Aquello que alguna vez apareció como el armónico encuentro entre la percepción y representación, desaparece.
* Los textos coloniales con pretensiones históricas (las crónicas, las relaciones y las historias mismas), son muy importantes y dieron lugar a una reconstrucción de lo que fue el mundo indígena, a pesar de ello, tienen varios límites y contradicciones debidas, sobre todo, a la afiliación a un discurso europeo diacrónico y acumulativo. Por ejemplo, si nos remitimos a la Nueva crónica y buen gobierno de Guamán Poma de Ayala, encontramos que es un texto mediado por toda una visión occidental -que intenta dar una visión cronológica de los hechos y entra en contradicción con una concepción histórica diferente, más cíclica y que problematiza, incluso espacialmente, las nociones de pasado y futuro.
* Otro ejemplo más cercano en el tiempo es La Historia de la Villa Imperial de Potosí (Arzáns, 1965). Escrita aparentemente por Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela entre los años 1705 y 1736 y continuada por su hijo Diego hasta el año 1737, se sitúa de modo ubicuo entre dos ámbitos discursivos: literatura e historia. Por un lado, es un texto que tiene una clara intencionalidad histórica: Arzáns desde el principio muestra que quiere escribir sobre los sucesos memorables de esta Villa para que no queden en el olvido. En muchos pasajes, efectivamente, es un historiador cuidadoso, se vale de documentos, intenta precisar fechas, aclara las dudas relativas a los nombres o lugares de los acontecimientos relatados. Incluso pone en peligro su vida por seguir sus ideales históricos, registrando acontecimientos de personajes a los que no convenía que sus hazañas se conozcan. Sin embargo, esta voluntad de historiar los sucesos de la Villa está atravesada también por una manifiesta construcción ficcional. El autor intenta ocultar su identidad, tiene una vocación narrativa, refiere acontecimientos sobrenaturales: milagros, intervenciones divinas, diabólicas. Se sirve del trabajo de historiadores de los cuales no se ha encontrado posteriormente ningún indicio, etc. En definitiva, en paralelo a un texto histórico configura un mundo y elabora sus cimientos de fantasía e imaginación. Nos encontramos frente a un texto histórico-literario, con una vocación explícitamente narrativa y que se sitúa al mismo tiempo entre una descripción de los acontecimientos más importantes de la ciudad de Potosí y una denuncia de las injusticias, morales y materiales que caracterizaron a la conquista, desde una subjetividad criolla. Esta convivencia narrativa de ámbitos aparentemente contradictorios está permeada por una religiosidad extrema propia de la época.
* Al encontrar estas dificultades y contradicciones, se hace muy válido el gesto de los investigadores que aportan a la construcción de la historia del mundo andino, antes y durante la Colonia, a partir de textos que no tienen ninguna intención historiográfica: testimonios, registros, confesionarios, etc. En estos “documentos”, se filtra, sin ninguna intencionalidad previa, una visión que hace contrapunto a una perspectiva totalizante y diacrónica.
* Existe un maravilloso confesionario llamado Ritual formulario, e institucion de curas, para administrar a los naturales de este reyno, los santos sacramentos del baptismo, confirmacion, eucaristia, y viatico, penitencia, extremauncion, y matrimonio, con aduertencias muy necesarias, escrito por Juan Pérez Bocanegra y digitalizado por la John Carter Brown Library. En las preguntas que los curas planteaban a los “pecadores” podemos reconstruir un mundo lleno de ídolos y prácticas religiosas que se intentaron condenar y destruir pero que, paradójicamente, pervivieron en esas páginas que se escribieron para condenarlas. He aquí un pequeñísimo ejemplo: “As te holgado de oyr tus antigüedades, y cuentos, y otras cosas del mundo, mas que la missa, la dotrina y el sermón?” [sic.] En esta pregunta del confesionario mencionado encontramos lo que sucedía más allá de la doctrina, un rebalse que se hace evidente en la imposibilidad de traducción, en la circulación de la lengua, en la interpretación de los sueños, en las prácticas sexuales o en la presencia de las huacas, y que, finalmente, deja resonando las “antigüedades”.

* Se trata, por supuesto, de una lucha simbólica que cada vez se hace más evidente en nuestro medio, los reivindicadores y homenajeadores de la Chacana, o los entusiastas celebradores del año nuevo aymara están intentando imponer una ficción que tiene la clara intención de reinventar un pasado. El problema está cuando, más allá de esa legítima disputa por imponer una narrativa, se intenta hacer creer que el que habla desde la subalternidad es poseedor de la verdad.       

No hay comentarios:

Publicar un comentario