domingo, 13 de diciembre de 2015

Reportaje

Literatura, gastronomía e indigenismo.
Los próximos nueve libros de la
Biblioteca del Bicentenario

 Dos libros sobre pueblos andinos, un compendio de cartas históricas. Un tomo “doble” sobre el auge del caucho y la ganadería beniana y las obras poéticas de Franz Tamayo y Roberto Echazú destacan en la oferta de la colección estatal para 2016.


 


Portadas provisionales en las que el equipo de diseño gráfico de la BBB trabaja para algunos de los próximos libros a publicarse.


Martín Zelaya Sánchez

“Hombres / que la patria fertilizó / en las cóleras, / indiferencia / y barro de un placer / sin reflejos, / más débil con la miseria / ennegrecida / de fealdad, más fuerte / en el fondo / de las masas”.

Este es uno de los versos con los que Roberto Echazú inició su transitar poético. Es parte de 1879, su primer libro, editado en los años 60. Desde entonces el poeta tarijeño forjó una sólida e impecable obra que aunque se traduce en más de 10 poemarios, como bien lo saben sus fervientes lectores, se resume tan solo en unos cuantos puñados de versos y estrofas pues si algo caracteriza la poética de Echazú, es su admirable capacidad de silencio, de decir más con lo que se calla, entrelíneas, que con lo que suelta.
Por eso el autor de Morada del olvido es uno de los 16 escritores nacionales que merecieron la inclusión de su Poesía reunida (completa o escogida) en la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB), la colección literaria, historiográfica y de ciencias sociales más ambiciosa ideada nunca desde el Estado.
Una vez presentados en días pasados los dos primeros títulos de esta biblioteca –Antología de documentos fundamentales de la historia de Bolivia, compilada por José Roberto Arze, y Antología de literatura infantil y juvenil de Bolivia, a cargo de Isabel Mesa- la Coordinación General de la BBB -dependiente del Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia- anunció que ya se encuentran en diferentes etapas de gestión editorial nueve títulos más que se presentarán en los primeros meses de 2016.
Además de la Poesía reunida de Echazú, en la serie Letras y artes se prepara la edición de la obra poética de Franz Tamayo, uno de los escritores emblemáticos del país y de quien, valga recordar, el Comité Editorial de la BBB aprobó de manera excepcional dos títulos, incluyendo también su Prosa reunida, que vendrá más adelante. Valga recordar que hasta 2025, año en que Bolivia celebra los 200 años de su independencia, se pretenden tener editados los 200 libros seleccionados.
Los amantes de la literatura tendrán además la opción de acercarse al relato breve a través de la Antología del cuento boliviano y a la novela, con Cuando vibraba la entraña de plata, de José Enrique Viaña.
Cartas para comprender la historia de Bolivia, de Mariano Baptista Gumucio y el tomo fusionado que contiene las obras Siringa, de Juan Coímbra y Arreando desde Moxos, de Rodolfo Pinto Parada, son la oferta de la serie Historias y geografías para este paquete inicial de la Biblioteca del Bicentenario.
Y para la serie Sociedades, se proyectó tres libros: El katarismo, de Javier Hurtado; Estado boliviano y ayllu andino: tierra y tributo en el norte de Potosí, de Tristan Platt, que serán gestionados y editados por Plural Editores; y la Antología de gastronomía boliviana, que está a cargo de la historiadora chuquisaqueña Beatriz Rossells.

Recapitulaciones
El 4 de abril de 1825, a escasos cuatro meses de que la libertad reine finalmente sobre este territorio, el Mariscal Antonio José de Sucre envió desde Potosí una emotiva misiva al Libertad Simón Bolívar:

“Mi General:

Hace una hora que recibí la carta de usted de 21 de febrero. Ella me ha dado un gran disgusto, pero no con usted, sino conmigo mismo que soy tan simple que doy lugar a tales sentimientos. Este disgusto es de lo que usted me habla en cuanto a las provincias del Alto Perú, respecto de las cuales he cometido un error tan involuntario; pero mi objeto fue cumplir las intenciones de usted. Mil veces he pedido a usted instrucciones respecto del Alto Perú y se me han negado dejándome abandonado; en este estado yo tuve presente que en una conversación en Yacan (pueblo cerca de Yanahuanca) me dijo usted que su intención para salir de las dificultades del Alto Perú era convocar una Asamblea de estas provincias…”.

Así, sugestivas y reveladoras son la mayoría de las piezas de Cartas para comprender la historia de Bolivia, uno más de los tantos compendios y recuperaciones de Baptista Gumucio. Fue publicado hace no más de cinco años, pero se agotó tan pronto que la Coordinación General de la BBB, a la cabeza de Marco Montellano, no dudó en incluirlo entre los primeros textos a reeditarse.
Además de abarcar todo el espectro histórico temporal -desde los relatos de adelantados o criollos que recogían historias sobre el periodo prehispánico, hasta las más destacadas obras literarias de los últimos años- la colección de la BBB también contempla la inclusión y equilibrio regional, por eso en el primer lote de publicaciones estará un texto “fusionado” -dos obras de dos autores en un solo libro- que traza un completo panorama histórico, etnográfico y sociológico de Beni.
Va un extracto de Siringa, y a continuación otro de Arreando desde Moxos:

“No recibimos en esta población el deslumbramiento que nos habíamos imaginado. Nada tenía de extraordinario que no fuera el movimiento febril de mercachifles. Diariamente y de toda procedencia llegaban las embarcaciones cargadas hasta el tope de goma, víveres del interior y mercaderías del exterior del país.
Como el andén de las pequeñas estaciones ferroviarias, el puerto congregaba siempre un enorme gentío, a la llegada o a la salida de las tripulaciones. No tenían reposo los empleados de la aduana. Grandes depósitos de carga con distintos destinos esperaban ser inscritos en las planillas arancelarias. En el entrevero de tanta gente, se advertía a desconocidos con cara de expresión expectante. Sin embargo, muchos de los foráneos –como ocurrió con nosotros- encontraban allí amigos, viejos compañeros, que se habían anticipado en Villa Bella con los mismos fantásticos sueños”. (Juan B. Coímbra)

“La torrencial lluvia no permite continuar viaje muy temprano, recién después del almuerzo sale Alfredo de Los Puentes apurando a su cabalgadura a fin de recuperar la mañana perdida. Tiene el plan de ir a dormir a Dolores, estancia muy grande y bien instalada a orillas del río Sénero sobre una loma artificial de las muchas que hay en esa región. Aunque esta estancia queda a un lado de la ruta normal a San Ignacio, le interesa llegar hasta allí a visitar a su tía y de paso ver si se puede notificar a algunos peones para que se enrolen en el ejército que viajará hasta el Chaco a defender a la patria en Guerra…”.  (Rodolfo Pinto Parada)

Sociedades
En esta serie se optó por dos textos que, aunque se centran en similar temática, la desarrollan e indagan desde diferentes enfoques y situaciones.
Sobre El katarismo, de Javier Hurtado, y en cuyo estudio introductorio trabaja ya el reconocido indigenista Esteban Ticona, el politólogo Christian Jiménez Kanahuaty escribió hace algunos años en un artículo:
El katarismo es una obra explicativa, expositiva y abarcadora. Una mirada radicalmente nutritiva para todos aquellos que nos sentimos en la necesidad, mucho tiempo antes del 2005, de buscar la raíz de la formación social abigarrada de nuestro país en el ‘tema’ indígena”.
Y sobre el ahora inhallable libro de Platt –pues su única edición es peruana y data de 1982- Carlos Crespo sostiene en una publicación de los años 90: “Según Tristan Platt, los ayllus y comunidades establecieron un pacto de reciprocidad con el Estado colonial, aunque cuyos orígenes se hallan ya en su relación con el Estado inca, que establecía ‘la obligación de los indios de pagar el antiguo tributo (o tasa) y la obligación correspondiente del estado criollo a reconocer los derechos de los ayllus a disponer colectivamente de sus terrenos tradicionales’. Tal pacto se ha reproducido a lo largo del Estado republicano, y su ruptura ha sido motivo de múltiples formas de resistencia indígena, incluyendo la revuelta”.
El Estudio introductorio de la edición de la BBB de Estado boliviano y ayllu andino: tierra y tributo en el norte de Potosí, estará a cargo de la prestigiosa socióloga Silvia Rivera.
El tercer libro de la serie Sociedades, la Antología de gastronomía boliviana, como sostiene la compiladora Beatriz Rossells, es un intento por “lograr que el lector comprenda la importancia y la riqueza de la cocina boliviana, componente esencial del patrimonio cultural del país, y al mismo tiempo difundir la historia de la compleja conformación de la comida en sus variedades regionales y en la multiplicidad de productos de extraordinario valor”.
Esta obra, como manda el reglamento interno de la BBB para toda antología, fue conformada con la participación de un Comité Asesor que ayudó a Rossells a diseñar el índice general, y que estuvo compuesto por Rita del Solar, Gonzalo Portugal y Ramón Rocha Monroy.

Va un extracto del libro Lo que se come en Bolivia, de Luis Téllez Herrero, incluido en la Antología de gastronomía boliviana:

“El qalapari –sigue explicando–, se lo hace en los días nublados o muy fríos, y como usted ve, es una lawa de maíz, hecha en la forma usual, pero que tiene particularidades exclusivas. Mire esto –me dice sacando con un cucharón, una piedra redonda, de la olla–. Al qalapari ya cocido se le pone algunas piedras redondas, de las que se hallan en el cauce de los ríos y que han sido calentadas previamente al rojo blanco. De esta manera la lawa adquiere un especialísimo gusto, sobre todo la chalona que se pega a las piedras. Esta chalona se la raspa con la cuchara y tiene un sabor tostado tan rico, que sabe a delicia. Es por estas razones pétreas que el qalapari se lo sirve  en la olla. Comparando una lawa de maíz cualquiera con ésta, en que se han echado las piedras, se distingue el sabor enteramente distinto, por supuesto, mejor, que tiene el qalapari. En otras casas se lo suele servir en otra forma: recién en la lawa servida en cada plato, se pone la piedra calentada y sobre ella se parte un huevo, que queda en seguida deliciosamente tostado”.

Un poco de ficción
Y claro, entra tanta y tan importante revisión histórica, etnográfica, antropológica, cae muy bien la ficción literaria, que en este caso tiene dos libros de poesía y dos de narrativa.
Arrancamos esta nota con versos de Roberto Echazú, uno de los mejores bardos bolivianos de la segunda mitad del siglo XX, cuya Poesía reunida está en proceso de gestión editorial a cargo de la editorial cochabambina, Nuevo Milenio, que junto a la Coordinación de la BBB designó a Vilma Tapia para que se encargue del estudio introductorio.
También en el primer semestre de 2016 se podrá leer la clásica lírica de Franz Tamayo, una de las cimas del modernismo. Copiamos el fragmento de una pieza de Scherzos que, seguramente, quedará en la selección de la obra poética que está a cargo de Carlos Condarco Santillán, también autor del estudio introductorio:

L’allegro

“Como hecha del alba rosa / y un canto de ave, / toda alegría es suave / y primorosa. / Gorjeo y vuelo, / toda en ella es pájaro / que bebe cielo. // Cual da el metal su nota / y el vino un dejo, / a su tacto un reflejo / de todo brota. / Visten las cosas / de luz, o se disfrazan / de mariposas…”.

La narrativa llega con una novela: Cuando vibraba la entraña de plata, de José Enrique Viaña, una obra que retrata al Potosí del siglo XVII, y cuyo estudio introductorio y edición correrán por cuenta de Alba María Paz Soldán. Este libro empieza así:

“Nicolás, con el rostro arrebatado y apretados los puños, levantóse de su asiento mirando la puerta por donde acababa de salir su madre; sacudió, altanero, la cabeza para echarse hacia atrás la cabellera y, con voz alterada, interrogó al anciano que, sentado en un sillón de brazos, calentaba las manos sobre un brasero de bronce, en medio de la habitación.
Decí, tío: ¿no he derecho de nombrar a mi padre?
—Sí, le has, hijo; sí, le has..., —y la voz del anciano denotaba una profunda emoción—, mas, también le ha tu madre para ocultar su duelo, pero...
—¿Qué os detiene? ¿Por qué dudáis?
—Ven acá hijo mío... Ven acá, que muy graves cosas he de revelarte agora... Bien hubiese querido que las ignorases aún, aunque...”.

Finalmente, para el primer semestre de 2016 la BBB propone otra compilación, la Antología del cuento boliviano, para la que el Consejo Editorial eligió a Manuel Vargas como antologador y encargado del estudio introductorio y a Edmundo Paz Soldán, Giovanna Rivero y Adolfo Cárdenas como miembros del Comité Asesor que coadyuvarán en la definición del índice.

Nueve libros por venir. Nueve facetas, variadas, valiosas de diferentes áreas del conocimiento y las letras bolivianas.

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