La novela de Santa Cruz
Reseña de Santo vituperio, la novela que más alegrías le dio a Homero Carvalho, y que acaba de reeditarse para presentarse en la FIL La Paz.
Martha Cuba Cronkleton
“Mientras
Inés de las Muñecas era asesinada en una sombría calle de San Lorenzo de la
Sierra, Julián Paz Sanabria encendía el computador para continuar escribiendo
un artículo periodístico”.
Desde
la primera vez que leí esta línea, supe que Homero Carvalho tenía un proyecto
interesante en sus manos: un asesinato, un periodista escritor, y una ciudad:
San Lorenzo de la Sierra que no es otra que la ciudad de Santa Cruz. La importancia
de la ciudad en la novela Santo vituperio
es innegable: ella no es solo telón de fondo o espacio donde se desarrollan los
hechos, es prácticamente un personaje.
El
hecho de que un escritor dirija su atención a una ciudad en particular no es
algo nuevo en el siempre cambiante mundo de la ficción: John Dos Passos o James
Joyce hicieron de Nueva York y Dublín verdaderos temas literarios. Como ellos,
Homero Carvalho decide brindarle homenaje a una ciudad específica, y el
resultado es esta novela, a la que podríamos llamar la novela de la Santa Cruz
actual, de la Santa Cruz contemporánea.
El
lector rápidamente se sentirá atraído por la cantidad de información ofrecida
acerca de esta ciudad: abundan las descripciones de bares, calles, edificios y
monumentos, sin olvidar uno que otro apunte histórico. Sin embargo, no hay duda
que los cafés de la avenida Monseñor Rivero, bautizada en la novela como
Monseñor Barlozzi, son los protagonistas.
Caracterizados
por una personalidad propia que promueve la tertulia, el diálogo y la
comunicación, los cafés se convierten en lugar de reunión de los más variados
personajes: solitarios, viajeros, turistas, kollas en comisión, parejas de
enamorados, consultores, vagos y ociosos, y por supuesto toda la gama de las
“hadas”: las despechadas, las amargadas, las divorciadas, las separadas…
Tampoco debemos olvidar la inclusión de ilustres intelectuales de la ciudad,
muchos de los cuales podrán ser reconocidos por el lector: Gabriel Daguer, poeta
admirador de Dante Alighieri; Pablo Oshinaga, escritor vallegrandino; Luisa
Talarigo, poetisa italiana, así como aquella jovencita apellidada San Lorenzo a
la que se le ha ocurrido decir que las lorenceñas son unas leonas en la cama.
Personajes todos que, de alguna manera, nos permiten acercarnos al imaginario
citadino de los lorenceños.
Se
trata pues de un retrato que logra cautivarnos por encima de la historia misma.
¿Pero de qué historia estamos hablando? Porque aún no he hecho referencia a la
trama, ¿verdad? Pues bien, es la historia de un periodista escritor, Julián Paz
Sanabria que decide realizar un experimento: comprobar si los cafés pueden
convertirse en generadores de mitos.
El mito
elegido: que Inés de las Muñecas, una mujer de vida alegre conocida por su culo
endemoniado, luego de asesinada, esté haciendo milagros en San Lorenzo de la
Sierra. La posibilidad de que una prostituta, una mujer sin escrúpulos y de
pasado dudoso, pueda llegar a ser considerada como santa, genera las más
variadas reacciones. Desde el fervor ciego de los más desvalidos que presurosos
compran fotografías, bustos del rostro de la santa en cerámica, calendarios o
estampitas; pasando por la discusión intelectual en el marco de una mesa
redonda organizada por el Comité Cívico pro San Lorenzo, hasta el rechazo
directo de las devotas más ilustres de la ciudad, todas ellas representantes de
importantes organizaciones católicas.
La
Iglesia por su parte, no queda fuera de la fiesta: el Vaticano le autoriza a
instalar una red gratuita de internet para que de esta manera los fieles
católicos, en vez de recurrir a la santa de la calle, puedan averiguar, cuál es
el santo que necesitan: Santa Genoveva, por ejemplo, alivia el hambre de los
pobres; San Gerardo soluciona los riesgos de embarazo; San Charbel ayuda a los
cardíacos; San Jorge a aquellos que han contraído enfermedades venéreas; San
Leonardo protege a los presos, mientras que Santa María Magdalena ayuda a las
prostitutas. Ah, y para aquellos que sufren de desavenencias en el matrimonio,
está San Pedro.
Y es
aquí, en la respuesta de la ciudad al fenómeno de Inés de las Muñecas, donde
nos damos cuenta que Santo Vituperio no se limita a ser una mera representación
descriptiva de los aspectos físicos y geográficos de la ciudad de Santa Cruz.
Se trata
más bien del escenario donde pugnan los sueños y pesadillas, los anhelos, los
impulsos y miedos, la hipocresía, la falta de solidaridad, y hasta la
hostilidad de sus pobladores. Una ciudad que se mece entre la tradición y la
modernidad, rural y cosmopolita a la vez. Es esta geografía, la interior, y no
la física, la que logra develarnos a la ciudad en toda su complejidad. Santa
Cruz, o más bien debería decir San Lorenzo de la Sierra, queda reflejada con
profundidad insospechada, en una impresión que nos enseña a mirar con otros
ojos que los convencionales, que los de siempre, a esta ciudad que no es otra
cosa que una ciudad de la posmodernidad.
Confieso
que tuve mis dudas cuando en uno de los capítulos encontré algún pasaje que
hubiera podido ser considerado como una clara y evidente muestra del hoy en día
cuestionado realismo mágico. Horror de horrores, justo cuando un joven grupo de
escritores latinoamericanos afincados en Estados Unidos nos anda diciendo por
allí que ese tipo de escritura está out,
que la actual narrativa latinoamericana es otra, me tropiezo en esta obra de
Homero...
Después
de todo vivimos hoy en día en un mundo racional que rechaza todo aquello que no
se puede verificar, y que nos ha obligado a creer que ya no podemos vivir sin
todo lo que la tecnología de punta nos puede ofrecer: celulares, DVD, y el
famoso e indispensable internet. Sin embargo, Carvalho decide, a pesar de todos
y de todo, no olvidarse del lado fantástico de las cosas, y conservar ese
ingrediente tan particular que hace que nuestra vida se convierta también en un
milagro. Al incorporar ese ingrediente mágico, nos recuerda, que en nuestros
países aún se puede ser maravillosamente real y dramáticamente globalizado.
¿Cuál
es ese ingrediente? ¿Qué resultados tiene el experimento de Julián Paz
Sanabria? ¿Logra Julián crear un mito urbano tal como se lo había propuesto?
¿Se convierte Inés de las Muñecas en una santa a pesar de su pasado alegre?
¿Por qué la asesinaron? ¿Quién la mató? Muchas preguntas y ninguna respuesta porque
no crean que se las voy a dar. Para eso tendrán que leer la novela de Homero
Carvalho: Santo vituperio.
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