Hilda Mundy: El impacto del fragmento
Fragmento del estudio introductorio de Obra reunida de Hilda Mundy, libro de la Biblioteca Boliviana del Bicentenario que se presentará hoy a las 18.00 en la Feria del Libro.
Rocío Zavala Virreira
Hablar de Hilda Mundy es salir del camino, cambiar de
dirección, ensayar. Es buscar, más que en libros, en periódicos. Más que en
colecciones, en recortes o en colecciones siempre incompletas. Es hablar más
que de un fuego, de un fuego artificial. Más que de una guerra, de balas
fragmentadas. Más que de un panorama, de impresiones. Más que de corriente, de corto
circuito. Más que de alcohol, de un brandy cocktail.
Laura Villanueva Rocabado (1912-1982), como se llamara
verdaderamente, nació en Oruro y fue allí donde produjo la mayor parte de una
literatura breve pero impactante, fundamental por ser una creación de la
desacralización y de la risa, del movimiento y de la duda, de la crítica y de
la autocrítica; en una palabra: moderna.
Hilda Mundy, su principal seudónimo entre varios otros, es
el nombre con el que firma, veinteañera, crónicas y textos diversos en la
prensa más prestigiosa de Oruro. Es el nombre con el que se hizo conocer hasta
el fin de sus días en La Paz y con el que entra en la historia de las letras
bolivianas. Se puede decir de ella, reduciendo apenas, que es fundamentalmente
una escritora de los años 30. Su único libro publicado en vida, Pirotecnia: Ensayo miedoso de literatura
ultraísta (1936), se edita tras la aparición de su mayor producción
periodística. Surge así un contraste entre un antes breve pero prolífico, y un
después signado por el misterio de un largo silencio.
Los años jóvenes y fecundos de la escritura están marcados
por un contexto turbulento, ruptural, esencial de la historia de Bolivia, que
resuena fuerte y durablemente en la obra mundyana. Se trata, entre otros, de
una escritura de la Guerra del Chaco
(1932-1935) y sobre todo de la inmediata posguerra. Los diversos escritos
periodísticos, humorísticos pero ácidamente críticos, le valdrán la censura
gubernamental, hecho que pesará en su vida y en su obra.
Pirotecnia se publica
en La Paz el año del traslado de la escritora a esta ciudad. El libro causará
un impacto fulgurante y efímero como su nombre, impacto que rebasa incluso las
fronteras nacionales, pero que no obtendrá un apoyo efectivo de la crítica
dominante de su entorno. Así, al peso infligido por la censura, se añade para
la autora orureña el peso de la indiferencia de su medio intelectual, del
olvido que le subsigue y, finalmente, de la incomprensión.
Existencia y
desexistencia
La rehabilitación literaria de Mundy es póstuma y
relativamente reciente. Le debe sus inicios a la publicación del libro Cosas de fondo (1989), editado por su
hija, la poeta Silvia Mercedes Ávila; y también a la repercusión del mismo
libro en los estudios de género con relación a la escritura de mujeres.
Igualmente interpeladora, esta publicación genera el interés
de la crítica, que vuelve a poner el nombre de la autora sobre el tapete
literario. En el volumen Encuentro:
Diálogos sobre escritura y mujeres (1998) se publica el artículo “Dolor e
ironía: Quimeras de María Virginia Estenssoro e Hilda Mundy” de Virginia
Ayllón, pionera de los estudios mundyanos.
Posteriormente Luis Tapia publica en la revista La Mariposa Mundial el artículo
“Pirotecnia” (2000: 11-16). Será en todo caso Blanca Wiethüchter quien, en
primer lugar dentro del marco de esta reaparición, apostará francamente y con
entusiasmo por Hilda Mundy, haciendo valer criterios de valoración no
necesariamente vinculados a la escritura de mujeres. El libro Hacia una historia crítica de la literatura
en Bolivia (2002), de Wiethüchter y Alba María Paz Soldán, marca un hito en
la rehabilitación de la autora de Pirotecnia.
Ello mediante dos estudios: “La clausura” de Wiethüchter (2002, i: 128-142) e
“Hilda Mundy o la risa certera” de Virginia Ayllón y Cecilia Olivares (Ayllón,
2002: 174-181). Junto a Hilda Mundy, se estudiará a otras y otros escritores
olvidados de la historia en una actitud abierta de crítica y cuestionamiento
del canon de la literatura en Bolivia.
15Estudio introductorio
El feliz desenlace de este proceso de rehabilitación es la
reedición de Pirotecnia en 2004, con
prólogo de Ayllón. Este presenta fundamentalmente la idea de una escritura que
no pretende instituir nada, especialmente mediante un análisis comparativo con
Arturo Borda y Alfonsina Storni, dentro de la vena anarquista; en el mismo
sentido, Ayllón vincula el silencio de Hilda Mundy a la noción poética de la
autora en oposición al creador instaurador de formas en favor del que no quiere
hacer ni dejar obra, en base a las imágenes del texto “Absurdo de diez metros
de profundidad” que cierra Pirotecnia.
Posteriormente, el poeta Eduardo Mitre, en el ensayo “El
enigma de Hilda Mundy”, del libro Pasos y
voces. Nueve poetas contemporáneos de Bolivia: Ensayo y antología (2010),
explica su voluntad de reparar la ausencia de la escritora de Oruro (junto a la
de Yolanda Bedregal) en su libro sobre la poesía moderna en Bolivia El árbol y la piedra (1986). Poniendo de
relieve el carácter lúdico y vanguardista de Mundy, el poeta habla de su
soledad en un paisaje de la poesía de su época dominada por el modernismo.
En 2015, aparece la primera edición de Pirotecnia fuera de nuestras fronteras, en Chile, con prólogo de
Edmundo Paz Soldán. El título de dicho estudio “Hilda Mundy, la vanguardista”,
presenta a la autora como la única escritora vanguardista en Bolivia y “una de
las pocas mujeres vanguardistas en el continente” (Mundy, 2015: 7); en cuanto a
su silencio, aludiendo a Mitre, retoma la idea del elogio del callar en el epílogo
de Pirotecnia, como un ideal de la
creación textual.
Del olvido al fervor, la transición de Hilda Mundy ha sido
súbita. En todo caso, el entusiasmo que ella despierta, sobre todo desde la
reedición de Pirotecnia en 2004, se
acompaña invariablemente de asombro y a menudo de incomprensión. Primero,
porque se trata de la autora de un solo libro sin parentescos aparentes en
Bolivia y porque Cosas de fondo
tampoco es un libro de fácil clasificación: híbrido y heterogéneo, este volumen
reúne textos breves con crónicas periodísticas: literatura con periodismo,
humor con tragedia, la Guerra del Chaco vista desde la ciudad por una mujer.
Además, ciertos aspectos de la edición del libro (títulos añadidos, ausencia de
firmas en textos que hacían gala de la heteronimia) pueden provocar
malentendidos.
Segundo, porque el sabroso anticipo que da Cosas de fondo de
los escritos aparecidos en la prensa, apuntan a una producción periodística que
permanecía dispersa y desconocida. Todo esto impedía responder con pruebas a
cuestiones precisas y capitales sobre Mundy como su supuesto silencio -que, como hipótesis, nace ya sea en el
último texto mencionado de Pirotecnia,
ya sea en el año de su matrimonio, en 1939- u otras cuestiones prefiguradas
pero no elucidadas como la cuestión del género literario, la caracterización
del vanguardismo de la autora y también de su feminismo, así como también la
cuestión de su heteronimia (…).
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