Un evento de película
El cómo, el por qué y el para qué del Bolivia Lab, un crucial evento del cine y para el cine nacional.
Rodrigo
Quiroga Castro
I
Siete
años atrás, decidí guardar en un baúl mi título de economista y, junto a dos
amigos, me lancé a la aventura de hacer cine. Por ese entonces, gracias a los
avances tecnológicos, para comprar una buena cámara y una computadora potente
ya no era necesario endeudarse, de modo que dimos el primer paso sin pensarlo
mucho. Pero claro, pronto comprendimos que para hacer una película había que
dar más pasos, y que cada uno de ellos implicaba no solo dinero, sino tiempo,
mucho tiempo.
La
cámara puede ser excelente, pero sin un juego de lentes es como un Ferrari sin
ruedas. Y aunque tengas el equipo completo, sin la iluminación adecuada, las
imágenes parecen tomadas con cámara de seguridad. Luego está el asunto del
sonido, el vestuario, el decorado... en fin, una serie de elementos que son
indispensables (y cuestan) para filmar una historia. Y ahí radica el primer
escollo: en la historia, ¿qué vamos a filmar?
Desde
concebir la idea hasta terminar el guion de un cortometraje, por ejemplo,
fácilmente pueden pasar seis meses, si no más. Durante ese tiempo, ¿de qué se
vive? Pues hay que sacarle jugo al equipo: hacer spots, memorias audiovisuales,
documentales institucionales, etc. Así, poco a poco, se va financiando la
producción del corto, aunque su realización demora más de lo pensado. Y cuando
acaba el rodaje, viene el proceso de postproducción, el montaje, la
sonorización, la colorización y varios toques de obra fina.
Finalmente,
cuando el corto es exhibido, recién notas los errores; o más bien, te los hacen
notar. Ahí piensas: ¿cómo no nos dimos cuenta?
II
Hace
casi una década, cuando Fernando Martínez y Viviana Saavedra -director y
productora, respectivamente, del documental ¿Por qué quebró McDonald's?-
estaban representando a Bolivia en un encuentro de cine del Mercosur, les
surgió la idea de crear un espacio de formación de proyectos audiovisuales en
nuestro país. El intercambio de experiencias con cineastas latinoamericanos les
había hecho comprender que, si bien en Bolivia había mucho talento, nos hacía
falta formación integral sobre la industria cinematográfica.
Así
nació el primer Bolivia Lab, que, como su nombre insinúa, fue concebido como un
laboratorio de proyectos audiovisuales. Un espacio de experimentación, si vale
el término, donde productores nacionales y extranjeros podían poner a prueba
sus ideas, analizar si su realización era factible, y además, obtener
asesoramiento de profesionales en distintas áreas de la industria:
guionización, edición, distribución, etc.
En
esa primera versión (2009), participaron 12 proyectos iberoamericanos y 8
bolivianos -entre ellos, Boquerón, de Tonchi Antezana-, y ni Saavedra ni
Martínez previeron que el Bolivia Lab iba a adquirir la dimensión y el
prestigio que actualmente goza. Entusiastas y convencidos de que era un espacio
necesario para el cine nacional, se dieron modos para gestionar y organizar el
evento, tocando puertas de instituciones públicas y privadas.
III
Después
de una primera experiencia, si las críticas demoledoras no destruyen el
espíritu aventurero, uno aprende a ser más cuidadoso, más rigurosos y exigente
en todas las etapas de la producción audiovisual. Entonces, el segundo
cortometraje -o el tercero o el cuarto- quizá resulte mejor, y eso, luego de la
satisfacción inicial, conlleva un nuevo dilema: ¿cómo podemos hacer que la
gente lo vea?
Averiguando
por aquí, googleando por allá, te enteras de que hay agencias que pueden
promocionar tu obra, cobrando, claro está, un monto por el servicio. Postular a
festivales no es imposible, pero hay que cumplir ciertos requisitos, como la
preparación de una carpeta con la sinopsis corta (que “venda” el producto), la
sinopsis larga, la ficha técnica...
Si
un corto demanda tanto tiempo, dinero y trámite, ¿cuánto demandará un
largometraje? Obviamente, es una apuesta riesgosa, de manera que la lógica
indica que se debe minimizar el riesgo y maximizar la inversión. El asunto es
cómo hacerlo.
Y
es en este punto donde se aprecia cuán importante es el Bolivia Lab, pues es un
evento concebido para la formación y el desarrollo de proyectos audiovisuales,
destinado a profesionales emergentes en toda la cadena de la industria
cinematográfica y audiovisual en Bolivia e Iberoamérica. En este espacio se
aprende desde cómo preparar la carpeta de un proyecto para conseguir
financiamiento, hasta cómo acceder a mercados de distribución cuando la película
está finalizada.
IV
Durante
las seis primeras versiones, el Bolivia Lab fue gestionado y organizado por sus
creadores, Fernando Martínez y Viviana Saavedra. Luego, tras el lamentable
fallecimiento de Fernando, y dado el crecimiento del evento, se conformó una
red de colectivos (productoras y gestores) para que se hicieran cargo de las
distintas actividades: laboratorios, mesas de diálogo, taller de guion y
muestras de cine, entre otras tantas.
En
el VII Bolivia Lab (2015) se presentaron 22 proyectos iberoamericanos y 8
bolivianos; 20 proyectos participaron en el taller de guion realizado en
Cochabamba; tres proyectos fueron finalistas del premio “Finaliza”, con 15.000
dólares para postproducción en los estudios de Filmosonido (Chile), solo por
mencionar los datos más importantes.
V
Como
muchos otros colegas, sigo soñando con hacer cine, no he desistido de la
aventura. Pero ahora estoy consciente de que, sin planificación, una aventura
se convierte en naufragio. El cine es una industria y debemos formarnos para
recorrer con éxito todas las etapas de la cadena.
Gracias
a la visión de Fernando y Viviana, los cineastas emergentes de Bolivia contamos
con un espacio de formación que nos permite adquirir conocimientos
imprescindibles para competir en igualdad de condiciones en el mercado
cinematográfico iberoamericano.
El
27 de junio comenzó el VIII Bolivia Lab, que ya se ha vuelto una marca país y
un referente a nivel internacional, prueba de ello es que este año postularon
más de 400 proyectos. Un verdadero motivo de orgullo para nuestro cine. Salud
por eso.
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